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MODO FONTEVECCHIA
ANÁLISIS ECONÓMICO

Claudio Loser: “Alquilar reservas es mejor que endeudarse y no tener reservas"

El economista se refirió a la relación del gobierno con el Fondo Monetario y consideró que el organismo será comprensivo con respecto a la falta de reservas.

Claudio Loser sobre el acuerdo con el FMI: "Podría haber entre 5 y 8 mil millones de dólares de dinero fresco"
Claudio Loser sobre el acuerdo con el FMI: "Podría haber entre 5 y 8 mil millones de dólares de dinero fresco" | CEDOC

El ex director del FMI para el hemisferio occidental, Claudio Loser, analizó el plan económico del gobierno y consideró que, a pesar de que el organismo, preferiría un tipo de cambio más alto, no planteará serios cuestionamientos a la gestión de Javier Milei. “Hay un tire y afloje con los exportadores”, dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Claudio Loser es economista, presidente de Centennial Group para América Latina, y conocedor del funcionamiento del Fondo Monetario Internacional como casi nadie. Es un organismo en el que empezó a trabajar en 1972 y en el que dirigió el Hemisferio Occidental entre 1994 y 2002. Fue uno de los funcionarios que estuvo a cargo de las negociaciones de la deuda externa de la Argentina en dos gobiernos: tanto el de Menem como el de Fernando de la Rúa.

Otros colegas suyos, a los que fuimos entrevistando sobre este tema, nos decían que para el Fondo no era lo mismo “alquilar reservas” que “comprar reservas”. Y lo que se puede traducir es que una cosa es tener reservas con deuda y otra cosa es haber comprado dólares de verdad porque las exportaciones fueron mayores que las importaciones. Esos dólares son comprados, definitivos; y los otros son alquilados. ¿Comparte usted esta diferencia de sesgo, de grado, entre alquilar reservas y comprar reservas?

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Estoy totalmente de acuerdo. Pongámoslo de esta manera: evidentemente, tener más reservas, o sea, alquilar reservas, es mejor que endeudarse y no tener reservas, pongámoslo desde ese punto de vista.
Pero claramente, para tener una situación que uno puede considerar estable, yo diría que comprar reservas es lo correcto. Y alquilar reservas para cumplir con el Fondo es un poquito... decorado en la obra de teatro, más que la obra de teatro en sí, si lo puedo poner de esa manera.

¿Y usted cree que, bueno, por lo menos esa actitud decorativa va a conformar al Fondo?

Sí. O sea, pongámoslo de esta manera. Hay objetivos cuantitativos del Fondo: la acumulación de reservas, crecimiento del dinero, financiamiento del gobierno, déficit fiscal. El déficit fiscal y la parte monetaria están bien. La parte de reservas está mal.

Pero yo diría que el Fondo va a entender eso, especialmente considerando que hay un tipo de cambio que es fluctuante. O sea, el gobierno ha dicho: “No voy a comprar reservas si el precio no baja más”. Yo creo que ahí hay un tire y afloje con los exportadores. Yo creo que los exportadores están diciendo: “En algún momento nos van a comprar”, y entonces va a subir el tipo de cambio.

Eso es mi especulación. Pero yo diría que el Fondo no está en desacuerdo, aunque me imagino que le gustaría ver un tipo de cambio más fuerte.

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Elizabeth Peger (EP): En el último fin de semana hubo unas declaraciones interesantes de Carlos Melconian, que marcaba su preocupación por la forma en que está tomando deuda la Argentina. ¿Usted comparte también esa preocupación? Entiendo que Melconian también lo estaba diciendo por las tasas que se están pagando y hablaba de cierto endeudamiento serial de parte de quienes hoy son los responsables del Ministerio de Economía y del Banco Central.

Evidentemente el precio es importante, y la tasa —aunque 8% internacional para la Argentina se ve muy bien— es una tasa tremendamente importante, considerando que, aún con todo el caos que existe en este momento, la tasa de inflación nacional va a estar en 2%. Estamos hablando de una tasa real de 6%, y si la inflación en Argentina se reduce.

Es un endeudamiento no fundamental, pero claramente es un problema. Pero yo diría que es preocupante. No es terrible todavía. Si de pronto empiezan a intervenir en el mercado —cosa que no han hecho, han tenido la disciplina—, entonces ahí realmente me empezaría a preocupar. Y ese es el peligro de tener, aunque sean reservas alquiladas, de tener ese nivel de reservas.

Usted decía que para un país con los antecedentes de “defaulteador serial”, 8% de tasa no es tan malo. Entonces, digo, si el Estado argentino, con garantía, se endeuda al 8%, una empresa privada, finalmente, ¿qué podría esperar? ¿O cuál sería la tasa de retorno? O sea, ¿se dificulta para la Argentina la inversión internacional a partir de las dificultades del costo financiero que tiene la Argentina? ¿O no, es un tema independiente?

La respuesta es: la tasa de interés o la tasa de retorno que requiere una inversión en la Argentina, parece muy alta. Evidentemente, es una de las razones por las cuales no está viniendo inversión, y por las cuales los argentinos aún no están —póngalo entre comillas— sacando sus dólares del colchón o de afuera, donde los tienen.

Porque, aunque están mejorando las cosas y el déficit fiscal se ha eliminado, todavía existen riesgos importantes. Especialmente en términos empresariales. Así que yo veo que no es culpa del gobierno per se, que los inversores no vengan.

Es el hecho de que tenemos una historia... casi tan vieja como yo —y son muchos años— de tener irresponsabilidad fiscal y financiera. Perdone que lo ponga en estos términos.

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EP: Es que evidentemente no hay incentivo que compense el riesgo.

Si uno va a invertir en petróleo y gas —especialmente hoy en día, lamentablemente, y en forma un poco cruel debido a la situación del Medio Oriente—, ahí no hay duda. Que se invierta en minería —donde la Argentina tiene un potencial no explotado— y en agricultura, no me cabe la menor duda.

Pero en otras cosas, es un problema. Yo como economista soy mal inversor, pero yo diría que es mucho riesgo en este momento, a menos que sea para actividades claramente competitivas de la Argentina.

El Hemisferio Occidental para el Fondo Monetario, ¿incluye además de América, Europa y también Israel, o no?

No, no, no. Solo América. El Hemisferio Occidental, para el Fondo, es el continente americano: de Canadá a Tierra del Fuego.

Y a su juicio, ¿qué significa para la economía mundial esta nueva guerra que aparece entre Israel e Irán? Como usted mencionaba, el primer elemento económico concreto es que aumenta el precio del petróleo, lo que —tristemente para los pueblos que están en guerra—, para la economía argentina termina siendo algo positivo.

¿Qué otros elementos cree usted que va a generar la existencia de una guerra más voluminosa que la de Ucrania? Por lo menos, inmediatamente, con la mayor cantidad de muertos.

Evidentemente. No, o sea, en Ucrania ya llevan muchos años acumulados, pero el número de días y con el miedo atómico, claramente esta es una guerra terrible. Porque además —o sea, yo no soy solo economista, pero pensemos desde un punto de vista económico— esta es una guerra entre países no contiguos.

Entre Israel e Irán está Irak, está Kuwait, está Arabia Saudita, hay un montón de países. Y entonces acá hay guerras unos sobre otros. Hay un gran peligro de bombardeo en el estrecho de Ormuz. Eso, por supuesto, puede llevar a un aumento muy, muy fuerte en el precio del petróleo. Y, por supuesto, eso afecta a los mercados directamente.

Es muy interesante que, por lo menos hasta ayer, los mercados habían —de alguna manera— dicho “bueno, no pasa nada”, hay que ver qué pasa hoy. Pero realmente eso afecta a la economía mundial. Y, en ese sentido, aunque la Argentina exporte petróleo, va a afectar otros productos en forma muy seria.

Y hoy estoy mirando que los precios de las acciones han caído un poquito, no tanto como ayer, pero realmente el mundo está muy nervioso. Especialmente porque Israel tiene una bomba atómica. Así que también eso genera problemas.

Pero la parte económica es muy, muy seria. Y se suma a toda la inestabilidad por aranceles y por el déficit fiscal muy grande de los Estados Unidos.

MC