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MODO FONTEVECCHIA DESDE BRASIL

Julio María Sanguinetti: "El centro empieza a desfondarse"

El ex máximo mandatario de Uruguay habló en Modo Fontevecchía y brindó su opinión en relación al decrecimiento que está teniendo la centroderecha, además de opinar sobre la extrema derecha creciente en Europa. Mirá la entrevista completa.

Julio María Sanguinetti
Julio María Sanguinetti | Telam

El ex presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, contó sus sensaciones sobre lo que fue el desarrollo de las elecciones en Brasil. Sanguinetti cómo el triunfo de Lula en la primera vuelta en Brasil puede afectar a su país. Por otro lado, dio su opinión acerca del crecimiento de la extrema derecha y lapidó a otro sector diciendo que "el centro empieza a desfondarse", en diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).

Quiero saber su opinión sobre cómo impactó en Uruguay el desarrollo de los comicios en Brasil teniendo en cuenta un resultado de Jair Bolsonaro muy superior al que se esperaba. 

Todo el mundo siguió las elecciones de Brasil que tienen mucho impacto con nuestra frontera. Está claro que hay un perdedor y dos ganadores, el primero son las encuestadoras y los demás Lula da Silva y Bolsonaro.

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¿Percibe que hay un corrimiento hacia la extrema derecha en América Latina? ¿Hay algún fenómeno que trasciende a Bolsonaro y que tiene que ver con ciertas corrientes a la ultraderecha de Occidente por el malestar de la cultura?

Lo primero que diría es que el decrecimiento del centro fue perdiendo importancia en Occidente. Ese centro socialista y comunista, en el caso de Italia, ya no existe porque el centro empieza a desfondarse.

La novedad es que la extrema derecha está dominando, pero es porque el centro termina estando debilitado. Hay un retiro de la gente y la desilusión, por lo que se aleja de lo tradicional. Las elecciones brasileñas son expresivas, pese a no tener tanta tradición como otros.

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Al mismo tiempo que el centro se desfonda y hay una extrema derecha que ocupa su lugar, la contracara no es una extrema izquierda, porque la que surge en Chile y Colombia es pasteurizada. Es decir, hay un desfondamiento del centro, pero hay un corrimiento de la izquierda al centro. ¿O usted lo ve diferente? 

Si en algunos lugares sí, en otros no tanto. En el caso de Brasil, Lula gobernó muchos años. Fue un largo lapso del Partido de los Trabajadores en donde no se sacudieron las raíces de los árboles porque Brasil siguió más o menos en sus parámetros tradicionales. Quizá en el primer periodo orientado hacia la izquierda en la política exterior.

Entendamos que Brasil tiene un federalismo muy fuerte, los Estados son muy autónomos. Cada uno puede decidir como si fuera un país. Lula aún ganando no va a tener situación donde potencie, todo indica que Bolsonaro sale muy fuerte en el parlamento y en las gobernaciones, además de quedar posicionado en un lugar que no se anticipaba.

Aún ganando, Lula va a tener que buscar caminos de entendimiento de un modo u otro. La cuestión va por allí, más allá de corrimientos espectaculares porque tampoco la izquierda es la misma de antes, en el mismo caso que la derecha porque muchas veces se piensa en golpismo militar y no es tanto eso. 

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Si tuviera que votar en el balotaje, ¿lo haría por Lula o Bolsonaro?

Honestamente es un dilema muy grande.

¿Qué sería mejor para Uruguay?

Ninguno es mucho mejor o peor. Brasil va a tener una forma muy parecida de manejarse a lo que ya tiene. Con Bolsonaro hubo una correspondencia razonable, no espectacular, porque porque no ejerció ninguna vocación de liderazgo internacional, estuvo muy metido en sus temas.  

Ya fue presidente Lula y creo que no va a haber sorpresas relevantes. Si quizá en la política exterior, ya que Lula va a tener una mirada más internacional que la del actual Jefe de Estado.

¿Qué le pasa cuando ve la popularidad creciente de políticos, que incluso llegan a presidente, que insultan y tienen un lenguaje poco apropiado que resulta tan exitoso en este ambiente?

Claramente preocupante porque una piensa a una democracia moderada. Nuestra América Latina si aspira a ser un mundo en desarrollo no va a hacer por la grosería, simplificación de conceptos y debilitamiento de los sistemas. Esas cosas como estilo no me gustan.

BL PAR