OPINIóN
Homenaje

Recordando a Louise Bryant, periodista y militante feminista

Mantuvo su apellido de soltera, fue defensora del control de la natalidad, el amor libre, el sufragio y la independencia económica de las mujeres.

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Louise Bryant | Cedoc Perfil

Nacida como Anna Louise Mohan, de niña comenzó a usar el apellido de su padrastro, Sheridan Bryant, un conductor de carga en el ferrocarril del Pacífico Sur. Creció en la zona rural de Nevada, enseñó en una escuela rural, terminó la licenciatura en historia en la Universidad de Oregon en Eugene, se casó con Paul Trullinger, un dentista.

Trabajó como reportera independiente, ilustradora y editora de una revista de noticias, se relacionó con personas vinculadas al periodismo y el arte, entabló amistades con las principales feministas de la época, dio discursos en ciudades pequeñas, formó parte de la revista socialista The Masses.

Separada de Trullinger, y ya casada con el periodista norteamericano John Reed, Bryant viaja a Petrogrado, en ese entonces la capital de Rusia, donde se está llevando a cabo un proceso revolucionario.

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Acreditada como periodista, asiste a manifestaciones y toma de fábricas, cubre reuniones del Parlamento (Duma), cena en comedores públicos con soldados y trabajadores, entrevista y escribe sobre líderes y mujeres revolucionarias, asiste a la asamblea multitudinaria del 22 de octubre de 1917, la que jura sostener al Consejo Revolucionario (Soviet) para el triunfo de la revolución y dar la tierra, el pan y la paz, lo que sucederá tres días después (25 de octubre en el calendario juliano; 7 de  noviembre según el calendario gregoriano usado en el mundo occidental, que instituirá Lenin), cuando el gobierno de obreros y campesinos invita a las naciones beligerantes a iniciar negociaciones para la paz.

Viajeros en Rusia

Abandonando Rusia antes que Reed, quien quería informar sobre el debate bolchevique respecto de la guerra con Alemania, Bryant regresó a Nueva York, donde escribió artículos reivindicando el régimen soviético y el papel de las mujeres que hicieron la revolución.

En Washington por haber participado en una manifestación en defensa del sufragio femenino pasó tres días en la cárcel. Liberada, declaró ante el Comité Overman, un subcomité creado para investigar la actividad comunista en los Estados Unidos, que Rusia tenía derecho a la autodeterminación y dio conferencias por varias ciudades estadounidenses.

La muerte de su amado y admirado John Reed por tifus en 1920 -la historia de ambos  es el tema de la película Reds de 1981, protagonizada por Diane Keaton y Warren Beatty- fue un golpe muy duro para ella.

Con una autorización de la Oficina de Asuntos Extranjeros para viajar como corresponsal por la frontera meridional rusa, recorrió zonas del país entrevistando y tomando notas que fueron recopiladas en dos libros: “Seis Meses Rojos en Rusia” y  “Espejos de Moscú”, publicados en 1922 y 1923; y en artículos que describía el entusiasmo y también las dificultades por las que atravesaba el país.

 

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Además, Bryant viajó por Berlín, Londres, París y otras ciudades europeas. Estando en Roma a fines de 1922, escribió una nota sobre Benito Mussolini a quien había entrevistado, titulada: “Mussolini confía en la eficiencia para restaurar Italia":

“Siempre pensaré en Mussolini como uno de los personajes más extraños de la historia, y lo recordaré como lo vi por última vez, en el gran vestíbulo blanco y dorado del Grand Hotel, bajo un enorme candelabro de cristal que se encorva fatigosamente en un elegante marfil Luis XV y silla esmaltada. Su rostro pálido y de huesos pesados, mostraba signos de insomnio. Su cuerpo fuerte sobresalía por los lados del asiento; sus piernas estaban abiertas sobre la alfombra de terciopelo de color rosa pálido. Había una pequeña taza de café negro, absurdamente delicado, al lado de su mano retorcida por el trabajo. “

Bryant dejó Roma rumbo a Turquía para cubrió eventos relacionados con el ascenso de Mustafa Kemal Atatürk. De Turquía fue a Palermo a entrevistar al depuesto rey de Grecia, Constantino I, y a Atenas para entrevistar a su hijo, Jorge II.

A mediados del verano de 1921, conoció a William Christian Bullitt, un graduado de la Universidad de Yale, perteneciente a una familia adinerada, periodista y diplomático, quien años después se convertiría en el primer embajador de Estados Unidos en la Unión Soviética. Se casó con él y tuvo a su única hija, Anne Moen.

John Reed, el cronista que conmovió al mundo

Su vida cambió radicalmente. Ahora era la cabeza de un hogar de la clase alta, cuyos deberes relacionados con su nuevo status le insumían un tiempo precioso, atender el personal de servicio, la comida, el adorno de la casa, las obligaciones sociales… El entusiasmo inicial cedió pasó al cansancio y al aburrimiento, con sus inevitables consecuencias en la vida matrimonial.

Los últimos años de Bryant fueron difíciles. En lo profesional, asesoraba a un escritor, asistía a investigadores de la Universidad de Harvard en la preservación de los artículos de John Reed; en agosto de 1925 apareció su último artículo periodístico, “El trato de Mustafá Kemal Atatürk a las mujeres”, en el que se refiere al fundador y primer presidente de la República de Turquía, quien a través de un conjunto de leyes otorgó a las mujeres las mismas oportunidades que a los hombres. En lo personal, su afición a la bebida y las drogas, y su supuesta relación lésbica con una pintora fueron los motivos alegados por su esposo para divorciarse de ella en 1930 y obtener la custodia exclusiva de su hija.

Enferma de Dercum, una adiposis que le provocaba dolores por momentos difíciles de soportar, Louise Bryant falleció el 6 de enero de 1936 en París y fue enterrada en el Cementerio Des Gonards en Versalles. ​Tenía 51 años de edad. Había nacido el 5 de diciembre, del año 1885, en San Francisco, California.

Periodista y militante feminista, se la recuerda como una mujer que mantuvo su apellido de soltera, defensora del control de la natalidad, el amor libre, el sufragio y la independencia económica de las mujeres.