OPINIóN
análisis de discurso del Gobierno

Asignaciones benditas

El papel del gobernante y del pueblo ante las condiciones que favorecen cierto desarrollo económico de matrices productivas.

20032019 Dante Sica
Sica disertó en un almuerzo organizado por el Rotary Club de Buenos Aires. | Rotary Club

Las emergencias lejos de ser económicas hoy son institucionales. Argentina necesita ser rescatada de un sinfín de crisis que han socavado las bases de la esperanza. La polución en el circuito comunicacional ha generado una transmisión de mensajes falaces. Mensajes vacíos de contenidos y, otros tantos, con falsedades mayúsculas  se han catapultado en la cima de verdades incuestionables. “Cuando un gobernante se deja llevar por mentiras, todos sus oficiales se corrompen” (Proverbios 29:12).

Lo natural, no es natural. No es natural mentir. No es natural prometer para luego incumplir. No es natural que sostengamos los niveles de pobreza actuales y endeudamiento generacional por desidia gubernamental. Dejemos de dar por sentado aspectos sociales y políticos que requieren ser cuestionados. Este país al presente es objeto de análisis por muchos a nivel mundial. Incomprensible resulta la cantidad y calidad de recursos que poseemos cuando las cifras de los indicadores económicos describen otra realidad. Dos países. Dos abismos. Dos mundos. 

A la gestión anterior se le endilga el gobierno de lo instantáneo ligado a la estabilidad del mercado interno pese al socavamiento de lo estructural: inseguridad jurídica, aliados internacionales que perjudicaron el comercio de nuestro país con el mundo, corrupción. 

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Las angustias más profundas para una persona giran en torno a las incertezas, a la ausencia de previsibilidad

Esta gestión prolifera en discursos de construcción institucional: inserción de Argentina en el globo, viraje geopolítico estratégico, estadísticas serias, salida de la cesación de pagos luego de 15 años, entre otros. El punto es la plausible construcción del plano de lo mediato con la convivencia de una desatención de lo inmediato.  Ayer fue el saqueo de las arcas del Estado. Hoy es el saqueo del pueblo argentino. Se puede profanar la paz interior de una persona cuando se le quita su prosperidad. Tarifas, inflación, riesgo país, endeudamiento externo, tasas de interés por las nubes, pobreza, desocupación, dolarización de precios internos, tipo de cambio inmanejable se resume todo en pocas palabra: sin rumbo. 

Las angustias más profundas para una persona giran en torno a las incertezas, a la ausencia de previsibilidad. Más allá de que el gobierno actual trabaje en el plano de la construcción de lo mediato; descuidar, desatender y maltratar lo inmediato tornan a la ecuación en más que negativa. La balanza lamentablemente resulta poco feliz.

La ausencia de credibilidad produce desencanto. Esa ruptura que opera en el fuero íntimo del ciudadano es lo suficientemente profunda como para desgarrar el pacta sunt servanda. El ahora gobernante quebró el pacto firmado con la ciudadanía que rezaba: guardar la palabra empeñada. Algo tan preciado como la esencia misma del acuerdo, repercute en el resto de los sistemas: el económico, político, social.

Al gobernante se le asigna una labor: orientar los destinos de una Nación. Al pueblo creer, confiar, coadyuvar para ese desarrollo

¿Estaremos haciendo una lectura errada de nuestra propia vida como sociedad? Cada uno somos portadores de dones, talentos, virtudes. Cada país detenta recursos naturales, climas, biomas, riquezas. En torno a ellas, asignaciones preexistentes. Hablamos de las condiciones que favorecen cierto desarrollo económico de matrices productivas. Asignado ligado a señalado. Ejercicio que se encarga.

Al gobernante se le asigna una labor: orientar los destinos de una Nación. Al pueblo creer, confiar, coadyuvar para ese desarrollo.

Los valores que inspiraron a Juan Bautista Alberdi expresaron un pensamiento práctico, concreto y preciso: “En política, no hay existencia nacional, no hay Estado, no hay cuerpo de Nación, si no hay consolidación o unión de ciertos intereses, medios y propósitos, como no hay vida en el ser orgánico, cuando las facultades vitales cesan de propender a un solo fin”.

El político de turno debe bregar por el interés común. No se trata de trazar un plan desde la improvisación o bien desarrollarlo y no prever la afección de contingencias externas por la ausencia de identificar las fortalezas internas. Ambos escenarios deben trabajarse de manera paralela: ¿cuál es la asignación bendita que tenemos como país, cómo estamos preparados para ello, con qué herramientas contamos, con quiénes trazaríamos alianzas y bajo qué condiciones? El basamento es sin duda el acuerdo, la transparencia, el debate, la inclusión de todas las voces, un mismo sentir, una misma Nación.

Analista Política. Magister en Relaciones Internacionales Europa – América Latina (Università di Bologna). Abogada, Politóloga y Socióloga (UBA).

Twitter: @GretelLedo | @influenciarORG