Este miércoles 22 de abril, en un contexto sumamente atípico debido a la pandemia de coronavirus, se celebró un Día de la Tierra con el objetivo de sensibilizar a la población y llamar la atención de la prensa y gobiernos respecto a la necesidad de políticas urgentes. Lo más importante de esta fecha es que solo nos restan diez aniversarios más: entramos en la cuenta regresiva.
El informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), organización de Naciones Unidas, es contundente y señala que solo nos quedan diez años:
“Si no se aumenta de forma urgente la ambición en materia de mitigación en los próximos años para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2030, el calentamiento global superará los 1,5 °C en los próximos decenios y se producirá la pérdida irreversible de los ecosistemas más frágiles y una crisis tras otra afectarán a las personas y sociedades más vulnerables”
Para colmo, según las estimaciones de este grupo de expertos, aun si se cumpliera con las medidas de mitigación declaradas en el Acuerdo de París, no se lograría el objetivo de impedir este aumento de 1,5°C, es decir, se necesitan medidas más drásticas.
Por qué se celebra hoy el Día de la Tierra
Este no es el primer informe realizado por instituciones de envergadura a nivel mundial que intentan llamar la atención respecto a la fecha de caducidad que tiene nuestra forma de vida actual.
Los límites del crecimiento. El Instituto tecnológico de Massachussetts (MIT) publicó en 1972 un informe titulado “Los límites del crecimiento”, que buscaba poner en discusión las consecuencias socioecológicas de la expansión de la economía a nivel mundial. Los avances en materia de computación permitieron en esa época, por primera vez en la historia, realizar una tentativa de análisis del comportamiento de la economía en su conjunto, a escala planetaria. Incluso entre sus críticos, como, por ejemplo, el afamado economista Celso Furtado, se reconocía que el modelo utilizado para las proyecciones era inobjetable desde el punto de vista de su consistencia interna.
Lamentablemente para la humanidad, la revisión de este informe realizada por el MIT 30 años después, ha demostrado que sus proyecciones se cumplieron, y al menos dos décadas antes de lo previsto. Sus consecuencias son conocidas por todos: alteraciones en las temperaturas, en el nivel de precipitaciones, en los caudales de ríos y disponibilidad de agua, profundización del retroceso de los glaciares, aumento del nivel del mar, deterioro de las zonas costeras, extinción masiva de especies a nivel global, disfuncionalidades ecológicas a escala planetaria, entre otros.
Javier Grosman, de crear Tecnópolis a organizar el Día de la Tierra a nivel global
Una cuestión que hace especial a este día de la Tierra es que estamos atravesando una pandemia que será la causa de la mayor crisis económica mundial vista desde el crack de 1929. Millones de empleos destruidos y empresas quebradas demuestran lo que causa en la economía que solo consumamos lo realmente necesario.
Esta última afirmación es un eslogan, que, lógicamente no es rigurosa, pero permite plantear algunas cuestiones que deberían ser parte de la discusión de este momento, como también aquella que hace referencia a no volver a la normalidad, porque la normalidad era justamente el problema.
Según la organización Global Footprint Network, fuente de numerosas publicaciones de Naciones Unidas, la huella ecológica global debe volver a su nivel de 1970 para volver a estar en equilibrio con la capacidad de nuestro planeta, es decir, nuestra economía global deberá decrecer, y más de lo que esta pandemia producirá a la fuerza.
Ecología y libremercado. Para concluir, así como Argentina ha demostrado hasta el momento que se puede hacer frente a un desastre social como esta pandemia de una forma distinta a la esperada por los defensores a ultranza del libre mercado, lo mismo puede decirse respecto a la forma de enfrentar la crisis socioecológica.
Será decisión de nuestra sociedad, entonces, si la adaptación de la economía a la capacidad de nuestro planeta será caótica, con millones de desempleados, hambrientos e inundados, o si será liderada por el Estado, de la forma más organizada posible.
* Lic. en Comercio Internacional y candidato a Doctor en Desarrollo Económico