OPINIóN
Columna de la USAL

El arte de observar

En la tradición del yoga la observación es un arte esencial denominado técnicamente svadhyaya y dhyana. Ambas palabras denotan una doble modalidad de observación, una actitud reflexiva como así mismo contemplativa.

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Yoga | Free-Photos / Pixabay

Qué alegría la tradición del yoga. Capaz de iluminar los aspectos más sencillos y trascendentes de la vida. Cada momento histórico con sus requerimientos, complejidades, y riquezas. El hombre ante la tradición del yoga está sujeto en diferentes grados a la ignorancia, avIdya. La misma es una ignorancia del orden metafísico, es no saber quien uno es realmente –su autentica identidad–. Esta ausencia de conocimiento, trae como consecuencias, errores en la acción. Actuamos como dice el Padre Ismael alterados, fuera de nosotros mismos. Es necesaria una acción conducente a un ordenamiento permanente de nuestro comportamiento, para poder ser responsables a partir de una visión armónica de la realidad.

Los actos humanos satisfacen en la medida que podamos ser responsables. Responsabilidad significa poder responder ante la realidad y eso denota múltiples capacidades humanas para poder aportar aspectos integradores y soluciones eficientes al quehacer de la vida cotidiana. Responsabilidad integra la capacidad de observación para poder discernir entre lo verdadero de lo inauténtico. En la tradición del yoga la observación es un arte esencial denominado técnicamente svadhyaya y dhyana. En ambos casos ambas palabras denotan una doble modalidad de observación, una actitud reflexiva como así mismo contemplativa.

Yoga, un camino hacia la plenitud

En el orden de lo reflexivo, es la mente que vuelve sobre sí misma para clarificar y conocer diferentes aspectos de la realidad. En la contemplación, pináculo del arte de la observación, todo el cuerpo, la afectividad y la mente, adoptan una actitud de retorno hacia un centro denominado por el Padre Ismael Quiles “in-sistencia” o “centro óntico”. A este modo de conocimiento de la realidad externa que integra la realidad interna, podemos denominarlo interiorización, pues el hombre retorna a su mismidad, a su esencia, para desde allí responder con la integridad del ser al mundo.

Este arte puede ser denominado a la luz del yoga meditación. Que belleza que en este momento histórico tan complejo de la pandemia donde la realidad nos hace permanecer en nuestra casa y posiblemente con emociones de miedo y ansiedad, descubrir que dentro de ella hay un hogar íntimo que denominamos in-sistencia capaz de transformar nuestros miedos y ansiedades en fuerzas de serenidad y fortalezas. Parte de la in-sistencia es la restauración del vínculo con el orden de lo sagrado, llámese en Occidente Dios o en la Tradición de la India, bajo la forma metafísica, Brahman. Entonces, a la luz del yoga este momento histórico es una bendición que posibilita estando en casa, contactar con nuestro hogar espiritual para vivir con inteligencia, serenidad y luz la existencia.

Cuerpo, mente y espíritu reunidos en un solo método

El cultivo de este arte de la observación es una invitación imprescindible para recuperar uno de los aspectos más elevados de la dignidad del hombre y desde allí aportar herramientas conducentes a la comunidad. En la Universidad del Salvador, el espíritu del Padre Ismael Quiles es modelo de inspiración para que todas las formaciones den herramientas a los estudiantes para que el ejercicio profesional sea acompañado de valores humanos. Todo comienza con un primer paso. Pues yoga es de carácter práctico y constituye un estilo de vida.

Siéntese en una postura cómoda, columna erguida, manténgase en quietud, observe la respiración natural en los pasajes nasales, permita que su mente fluya espontáneamente y ejercítese en el estar cociente a modo de un espectador. Mantenga esta practica mínimamente veinte minutos diarios de modo de ir cultivando el arte de la observación para que se transforme en el arte de la contemplación y deje que su espíritu naturalmente siga esta forma de conocimiento elevada tendiente a experimentar la presencia de lo sagrado impregnando la realidad… Permanezca en silencio y al retornar a su vida cotidiana tan solo tenga en su mente, en su corazón, y en sus manos, la motivación de darse al otro para alivianar y colaborar en este momento histórico. Namasté. Saludo al alma que hay en ti.

 

* Dir. De la Tecnicatura Universitaria en Yoga, Facultad de Filosofía, Letras y Estudios Orientales. Universidad del Salvador.