OPINIóN
Análisis político

La política evoluciona o cede terreno a la antipolítica

El poder ejecutivo va por la reconstrucción de su poder simbólico, donde cada vez más se habla de una mesa política de contención, sustento y planificación. ¿Nacerá el albertismo al fin de cuentas?

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Acto. Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández saludan el viernes desde el escenario que se armó en la Plaza de Mayo. | Télam

Pasaron las elecciones, asumieron los nuevos legisladores en ambas cámaras y con ellos llega la renovación al congreso.

El status quo fue modificado significativamente, en diputados la primera novedad es que aparecen los liberales, quienes tendrán que ejercer el rol político ahora con título, que tanto criticaron. La segunda, un grupo de radicales crearon un sub bloque que busca sumar protagonismo de cara al 2023. La tercera, en el senado por primera vez desde el retorno de la democracia, el peronismo no poseerá quórum propio. La cuarta, un grupo de senadores del Frente de Todos, sin crear un sub bloque, se propone trabajar como un grupo para que las propuestas y cuestiones relacionadas a los intereses de las provincias sean tenidos en cuenta, tanto como lo viene siendo la agenda que impulsa el kirchnerismo.  

Políticos desertores de la política

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El congreso ahora tiene figuras nuevas y fuertes, por lo que no será como en otras épocas una escribanía del gobierno de turno, ni será tan sencillo negociar cuando existen varios intereses superpuestos de por medio.

El poder ejecutivo parece que va por la reconstrucción de su poder simbólico, donde cada vez más se habla de una mesa política de contención, sustento y planificación. ¿Nacerá el albertismo al fin de cuentas? A juzgar por los hechos, nadie puede negar que un vocero, en este caso una vocera, que tenga voz era algo necesario para el presidente, quizás la mesa también lo sea, más si como dejó trascender el propio Alberto Fernández comienza a pensarse en una posible reelección.

La política que se transforma en antipolítica

En unos días termina el 2021 y el segundo año de gestión del Frente de Todos a nivel nacional, y quizás la mayor novedad anunciada para dicho frente fue que en 2023 va haber internas para todos aquellos quienes se quieran presentar. Esto en cierta manera baja la bandera de largada para que cada aspirante comience a construir deliberadamente su proyecto para poder competir, y revoluciona las posibles diferencias o alianzas internas en el amplio frente. 

Por su parte, la principal oposición del país tiene grandes dificultades que sortear también, un ex presidente que no se baja ni se sube, un jefe de gobierno decidido a ir por el premio mayor, una ex ministra de seguridad que ya mostró ambiciones presidenciales, una ex gobernadora que se asocia en la ciudad, pero que no guarda sus aspiraciones a ocupar el sillón de Rivadavia, todo esto sólo en el PRO. También está el despertar radical, que está a “esto” de darse cuenta que sin su apoyo no existe un candidato competitivo del PRO, o sea que en definitiva tranquilamente el próximo candidato a presidente de Juntos puede ser de ellos, si no se hace expuesta la fractura que asomó en diputados, o cualquier otra. 

La política no olvida el pasado

A todo esto, se le suman dirigentes, quienes ganaron en la región centro y que pretenden que la conducción política de la mayor coalición opositora no se centre solamente en una mirada AMBACÉNTRICA del país.

Está claro que el mapa político argentino luego de las legislativas está más segmentado que antes, quizás no por afuera, pero si por dentro, y las nuevas voces que llegaron tienen ambiciones propias y ya no se guardan tanto las cosas porque los liderazgos de los principales frentes que si bien existen, hoy son difusos. Esto puede dar lugar principalmente a dos caminos, el más pesimista, el del que los posibles acuerdos para que las instituciones funcionen se estanquen en pujas que no lleven a nada y siga todo igual o peor. El otro, en el que la política se dinamice y comience a generar los consensos necesarios para empezar a dar las soluciones a temas que el país demanda de manera urgente (y responsable), soluciones que fueron postergadas por miradas ideológicas duras, o por intereses que se anteponen muchas veces al sentido y al bien común.

En resumidas cuentas, la política evoluciona y cumple el rol que le compete, o se estanca y cede cada vez más terreno a la “antipolítica”.

 

* Matias Micheloud. Consultor político y de empresas. Director de Pulso Consultores.