OPINIóN
Análisis

Coberturas internacionales, diplomacia y el rol de los medios de comunicación

Cómo es el vínculo entre los representantes de cada país.

Brazil's Bolsonaro Eases Gun Laws and Woos Weapon Makers
Brazil's Bolsonaro Eases Gun Laws and Woos Weapon Makers | Bloomberg

A fines de octubre de 2018, cuando Jair Bolsonaro ya era presidente electo de Brasil, el futuro ministro de Economía Paulo Guedes fue “obligado” en una conferencia de prensa a blanquear que la “Argentina y el Mercosur”, “no eran prioridad” para el gobierno del controvertido ex capitán del Ejército. Aquella definición fue corroborada días después, al quebrarse una tradición que existía desde el retorno a la democracia en ambos países, cuando por primera vez un residente del Palácio Da Alvorada no enfiló hacia la Argentina en su primer viaje al exterior.

La anécdota, aparte de la poca cintura en la respuesta de Guedes a la legendaria corresponsal de Clarín, Eleonora Gosman —quien en perfecto portugués sólo hacía su trabajo de preguntar sobre la relación bilateral— sirvió para que el embajador en Brasilia, Carlos Margariños, el Palacio San Martín y la Jefatura de Gabinete pusieran en marcha, con paciencia estratégica, una amistosa ofensiva diplomática para que el eje Brasilia-Buenos Aires recupere la intensidad histórica de las últimas décadas. Las recientes visitas del canciller Ernesto Araújo y del diputado Eduardo Bolsonaro, al igual que la próxima de su padre, son un ejemplo de que se comenzó a revertir la indiferencia original.

Los presupuestos bajos y la pseudo competencia del periodismo profesional con las redes sociales han golpeado a la nómina de corresponsales argentinos en el exterior. Sin embargo, su importancia se ha acrecentado en tiempos en que el análisis de la información internacional debe ser interpretado en clave local y con rapidez, ya sea desde una comunicación del FMI hasta una decisión en Beijing del Ejército chino que pueda afectar la estación en Neuquén.

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Los miembros del Mercosur quieren una modernización, según Faurie

Algo más que Relaciones Públicas

“En Londres siempre hemos carecido de acciones sostenidas en la opinión pública por Malvinas; a diferencia de los isleños que,debido a los fuertes intereses económicos, han establecido una acción constante de lobby antiargentino”, señaló poco ante de morir el embajador Vicente Berasategui, uno de los máximos expertos en el tema de la soberanía en las islas del Atlántico Sur. Consultado sobre la no abundancia de corresponsales argentinos en Londres, aunque vale aclarar que es una de las plazas de mayor cobertura en comparación con otras capitales del primer mundo, sostuvo: “mucho hubiese ayudado tener a quienes fogonearan con insistencia el tema Malvinas en las reuniones internacionales, no solo en el Reino Unido, sino en cada lugar donde se trataban los intereses argentinos”.

Es interesante comprobar la cantidad de medios y corresponsales brasileños acreditados en la Argentina comparado con los de nuestro país en Río de Janeiro, San Pablo o Brasilia. Para entonces, cotejar cuántas veces el presidente Mauricio Macri o el canciller Jorge Faurie han tenido que responder inquietudes que legítimamente preguntaban por los intereses brasileños, versus la situación inversa en el Palácio Da Alvorada o en Itamaraty. El contraste siempre es deficitario para los argentinos.

Sin soñar demasiado, sería oportuno que en Bruselas haya periodistas argentinos que pregunten siempre por las trabas francesas o polacas al acuerdo UE-Mercosur, o por las negociaciones con México por autopartes en el D.F., o que la agencia de noticias Télam vuelva a tener un corresponsal en Moscú que pueda indagar por el aceite argentino, o la versión de Vladimir Putin sobre el regalo a la entonces presidenta Cristina Kirchner sobre el original de la carta del General José de San Martín.

A mediados de 2001, se pensó en incentivar por medios de las embajadas y los consulados del Palacio San Martín a la cobertura de la prensa argentina en el mundo, un apoyo logístico sin quid pro quo editorial alguno, por si es necesario aclarar. Empero, la crisis y el golpe al gobierno de la Alianza hicieron naufragar la iniciativa que no pasó de los papeles.

Dos explicaciones a modo de conclusión:

La primera es que la premisa que subyace en esta nota es que los medios tradicionales le dan forma a la Opinión Pública, aún en el ecosistema de medios sociales, fakenews, trolls y demás hierbas, tal como lo demuestra la siempre vigente teoría de la Agenda Setting, al menos en los formadores de opinión comunitarios, o como lo diría Jaime Durán Barba, en los integrantes del “círculo rojo”.  Los medios, aunque no pueden imponer necesariamente opinión, si tienen el poder de establecer sobre qué temas hablar.

Algunos, señalan y vaticinan el periodismo profesional como un hecho casi prehistórico. Pero es pertinente recordarla reflexión del consultor Miguel De Godoy: “los dinosaurios pueden extinguirse, pero mientras estén en la tierra, mejor tratar que no te pisen, que ignorarlos”.

La segunda es que, en las ciudades tomadas como ejemplo, hay corresponsales argentinos que cumplen con eficacia y solvencia profesional su tarea.Lo interesante es que haya muchos más periodistas argentinos en el extranjero, ya que en ocasiones tienen conocimientos en detalle que enriquecen el saber de la diplomacia profesional y su utilidad al país es proporcional a la calidad de la información que merece la Argentina. Ya lo explicó Henry Kissinger, la información es poder.

(*) Miembro del Instituto de Política Internacional de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.