POLICIA
la banda que recaudó más de $200 millones seduciendo en redes

Las escuchas del cuento del ‘soldado americano’: “Es una estafa, pero no nos involucramos tanto”

La Policía Federal realizó cuarenta allanamientos y detuvo a cincuenta personas en CABA y en las provincias de Salta, Mendoza y Buenos Aires. Los líderes de la organización son originarios de Nigeria, pero entre sus presuntos miembros hay argentinos, venezolanos, peruanos, bolivianos y colombianos. Contactaban por las redes sociales a mujeres para entablar una relación amorosa a la distancia, haciéndose pasar por un supuesto soldado americano. En las escuchas que forman parte del expediente los acusados dan detalles de cómo engañaban a sus víctimas.

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Modus operandi. La imagen del soldado americano Daniel Anonsen (izq.) fue utilizada por decenas de estafadores que crearon falsos perfiles para seducir mujeres y sacarles dinero. Akinola Bolaji (der.), originario de Nigeria, contó a NYT detalles de los fraudes que realizó. | NYT

Una organización transnacional acusada de realizar múltiples ciberestafas llegó a recaudar más de 200 millones de pesos, según estimaron los investigadores que en las últimas semanas realizaron cerca de cuarenta allanamientos y demoraron a unas cincuenta personas presuntamente involucradas en la maniobra.   

Con una modalidad conocida como “soldado americano”, esta banda criminal engañó a decenas de víctimas desde el año 2019, cuando la Policía Federal Argentina (PFA) inició la investigación.    

¿Cómo se llevaba a cabo este engaño? De acuerdo a los voceros consultados, la estafa del “soldado americano” –también conocida como “estafa diplomática”– “consiste en entablar una relación amorosa a la distancia durante un tiempo, haciéndose pasar por un soldado americano que está en el extranjero, y que tiene un muy buen pasar económico, que promete que vendrá a terminar su vida al país de su pareja”.

Cuando se genera una relación de confianza, el falso novio asegura haberle mandado un regalo, pero le explica que el mismo quedó “trabado” en la Aduana. Para liberarlo, le pide que realice una transferencia para sacar el paquete en nuestro país. “Como variante aparece un tercero en las conversaciones, haciéndose pasar por diplomático que puede destrabar el paquete”, explica una fuente.

En ambos casos se requiere transferencia de dinero al enamorado engañado. Una vez que el estafador accede al dinero, reparte el botín, o lo gira al exterior mediante empresas de envío de dinero, utilizando obviamente distintas identidades falsificadas.

Las escuchas. En una de las escuchas telefónicas incorporadas a la causa judicial, que se inició en el año 2019 y esta semana derivó en la detención de cincuenta personas, uno de los cabecillas detalla el modus operandi y hasta reconoce que se trata de una estafa.  

“Necesito que manden la plata a Perú. Te quedas con un 10 por ciento, aparte de un botín. Tipo depósito sería”, explica el estafador, en una conversación que mantiene con una persona a la que intentaba convencer para sumarla a la organización. “Es una estafa –reconoce–, pero no nos involucramos tanto porque el remitente es el otro loco, que tiene otro loco, pues que habla con ella y le manda mensajes. El paquete es plata, entonces ellos dos hablan y tu eres intermediario para sacarle más plata a la vieja”. 

Sobre la operatoria le explica que “hay que realizar dos o tres llamados a una persona en Perú. Te tienes que hacer pasar como un asesor de una aerolínea;  entonces lo llamas y le dices que un envío que está esperando recibir, lo tiene la Aduana y necesita una liberación. Para eso tiene que hacer un reintegro de mil dólares. Esperas, y después lo vuelves a llamar para confirmar la entrega y listo. Yo te voy a pasar los textos cómo son los diálogos que vas a tener con el loco”, le cuenta. 

De acuerdo a los voceros, los jefes de la organización en Argentina son de nacionalidad nigeriana, aunque entre los detenidos en nuestro país figuran nativos, venezolanos, peruanos, bolivianos y colombianos.

Allanamientos. La causa se inició a principios de 2019, por medio de los detectives de la División Delitos Tecnológicos de la PFA, con la intervención del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 5, a cargo de Manuel de Campos.

Según las fuentes, los investigadores comenzaron a investigar la información de transferencias y los datos de contacto. “Esto dio lugar a una pesquisa, que por lo descomunal de su tamaño, y la gran cantidad de información que se obtenía día a día, debió fraccionarse en distintas líneas investigativas”, graficó un vocero.

A lo largo de la investigación, la PFA logró establecer la identidad de los miembros de la banda que actuaban como “mulas”, prestando sus cuentas bancarias para recibir las transferencias de los enamorados engañados.

Los voceros detallaron que la organización envió dinero a más de treinta países, entre ellos: Estados Unidos, Canadá, México, Colombia, Venezuela, Ecuador, Brasil, Paraguay, Uruguay, España, Indonesia y Nigeria. Actualmente se avanza sobre la posibilidad de hallar a miembros de la banda en esos países.

En base a las pruebas obtenidas, el juez De Campos ordenó cuarenta allanamientos en domicilios de la Ciudad de Buenos Aires, como así también en las provincias de Buenos Aires, Salta y Mendoza.

Malas intenciones. Según datos de BTR Consulting, una consultora especializada en ciberseguridad, “existen cientos de usuarios con malas intenciones, que buscan ganarse la confianza de la víctima, hacerle creer que ha encontrado una potencial pareja, tal vez participar en sexting y luego pasar a una plataforma que permite compartir fotos y videollamadas”. 

En las distintas variantes de estafas que existen, por lo menos el 50% del contacto se inició en las redes sociales. Por lo general, los agresores solicitan fotos o un video para confirmar su identidad. Pero si eso no funciona, en muchos casos enviarán una foto de “ellos mismos” en realidad, de otra persona para convencer a la víctima. A medida que se vuelven más y más “reales” para la víctima, aumentan sus demandas y piden fotos o videos sexualmente explícitos, que habilitan también otro tipo de estafa muy común, conocida como sextorsión.

De acuerdo a la información que maneja esta consultora, “el 47% de la población se ha sentido acosada por un tercero en alguna red social o medio digital, y en el 56% de los casos son mujeres. Las plataformas se utilizan cada vez más para perpetrar abusos domésticos”.

 

Una historia que llegó a ‘The New York Times’

En julio de 2019, cuando en Argentina se estaba iniciando esta investigación que derivaría en unas cincuenta detenciones, el diario The New York Times publicaba un informe impactante sobre la modalidad conocida como “soldado americano”, que curiosamente tiene algunos puntos de contacto con la pesquisa realizada en nuestro país.

Por ejemplo, el informe revela que muchos de los estafadores que simulaban ser soldados norteamericanos operaban con teléfonos desde Nigeria. En el caso reciente, los voceros de la Policía Federal Argentina (PFA) señalaron que los jefes de esta organización son nigerianos. 

La publicación del medio norteamericano revela detalles del ardid. En entrevistas en Nigeria, seis hombres reconocen que los fraudes románticos eran lucrativos y no implicaban grandes riesgos.

“Definitivamente, uno siempre tiene conciencia”, señaló Akinola Bolaji, por entonces de 35 años, quien además aseguró haber engañado a la gente en línea desde que tenía 15 años. 

El informe destaca la historia de Renee Holland, una mujer casada de 56 años, quien en junio de 2017 fue a recibir al Aeropuerto Internacional de Filadelfia a un supuesto soldado del que se había hecho amiga en Facebook.   

Durante su relación virtual, Holland le había enviado miles de dólares en tarjetas de regalo y hasta le transfirió US$ 5 mil para los pasajes de avión con el fin de que regresara a casa. En el aeropuerto lo esperó envuelta en una bandera estadounidense y hasta había escrito en su auto una frase que decía “bienvenido a casa”. Pero el soldado nunca llegó. 

La mujer había sido víctima de una farsa. El estafador había robado las fotos de un sargento llamado Daniel Anonsen, que formaba parte del Cuerpo de Marines, quien se dio cuenta que estaban usando su imagen cuando comenzó a recibir decenas de mensajes de mujeres. “Por cada una que borraba, aparecían diez más”, reconoció a NYT.