El apuntado como el que disparó y provocó la muerte del diputado y su asesor en el barrio de Congreso se negó a declarar luego de ser extraditado desde Uruguay. Para la Justicia, actuó con “alevosía” y “premeditación” en el ataque al esconderse dentro de un vehículo con vidrios polarizados, detrás de un micro, y por haber usado un arma con mira láser. Nueve minutos antes de recibir los balazos, las víctimas habían pasado caminando por el lugar.
Juan José Navarro Cádiz (25), alias Cebolla, llegó el viernes por la noche desde Uruguay en un avión de la Policía Federal. Por la madrugada se sentó ante la fiscal Estela Andrades y el juez Mariano Iturralde y decidió no hablar. Según explicó su abogado defensor Ramón Arigós: “Estaba muy cansado, con mucho dolor de cabeza y en los ojos, es un desatino que una persona haga un acto de defensa en ese estado”. Y se quejó: “Lo trasladaron como si fuera un terrorista”.
A Navarro Cádiz se lo imputó por el doble crimen del diputado Héctor Olivares (que murió tres días después) y de su asesor Miguel Yadón. Para la Justicia se trata de un doble homicidio agravado por alevosía y premeditación. El juez habla de alevosía porque “los atacantes se valieron del estado de indefensión de las víctimas”, según informa la agencia Télam. En ese auto se encontraban Cebolla y otro de los siete detenidos del caso: Jesús “el Gitano” Fernández.
“Los agresores, permaneciendo a resguardo, ocultos en un vehículo, aguardaron con total cautela ocultando su presencia y el arma de fuego con la que luego se perpetraría sorpresivamente la agresión”. El juez recalca que el arma “se encontraba acondicionada con un dispositivo de mira láser que aseguraría el éxito del ataque”.
“Nueve minutos antes, los agresores pudieron detectar y seguir los movimientos de las víctimas mientras giraban en torno a la plaza, pues pasaron 6.41 frente a la posición de los agresores dando una primera vuelta”.
