Luego de un litigio que llevó 13 años y que tuvo todo tipo de obstáculos, la jubilada que comprobó ser la única hija de un millonario pampeano finalmente cobrará la mitad de la fortuna de 30 millones de dólares que dejó su padre antes de morir, en 1983.
Se trata de Eva Paole, de 73 años, quien se enteró en 1999 que era la única hija del hacendado Rufino Otero, cuando uno de sus hijos escuchó el rumor en una parrilla del pueblo. La historia corría fuerte por el pueblo y aseguraba que el millonario había concebido a Paole junto a una criada. El secreto a voces, fue confirmado por un ADN, luego de que la jubilada iniciara un juicio por filiación en agosto de ese mismo año.
La historia que siguió no envidia a los guiones de una telenovela: el cuerpo de Otero fue robado de su sepultura y se tuvieron que realizar ocho análisis genéticos para determinar si Paole era o no su hija, en medio de una pelea por la fortuna con el sobrino del hacendado, Darío Sarasola, a quien la viuda de Otero había dejado la abultada herencia. Tras largas investigaciones, forenses determinaron que en el cajón de Otero estaba el cuerpo de Alberto Salvini. En el féretro de este último estaba el cuerpo de una mujer no identificada.
En 2007, en medio del litigio, Sarasola murió y dejó sus bienes a su viuda y sus dos hijos, pero por entonces saltó a la luz que, entre junio y diciembre de 2006, había vendido unas 26.000 hectáreas a una sociedad anónima desconocida, y otros siete inmuebles y cuatro campos. Meses antes, había sido víctima de un extraño robo, en el que desaparecieron joyas, relojes y efectivo, por un valor de 400 mil pesos. Finalmente, en 2008, se determinó que la probabilidad de que Rufino Otero fuera el padre de Eva era del 99,999%, pero recién ahora la Justicia falló en su favor.
La sentencia fue emitida por el juzgado civil Nº 5, a cargo de Claudio Soto. Ahora, el acceso de Paole a los bienes que dejó Rufino Otero depende del camino de una nueva causa judicial. Y de la chance de que este fallo sea apelado. “Estamos contentos. Es una alegría muy grande, saltamos todos los tropiezos que tuvimos”, dijo ayer Eva Paole en su casa de General Acha, en La Pampa, donde vive con una pensión mínima, informó lavoz901 en su sitio web.
“La alegría nuestra es un llanto a la vez”, confiesa y recuerda a su hijo Miguel, el más grande de sus hijos, quien murió el último 5 de abril. A su lado están los otros dos, Raúl y José. Para todos ellos, el fallo es un alivio. “Esto es una muestra de que no mentíamos”, dice la mujer.
El hacendado fue uno de los más ricos de La Pampa. Al morir dejó unas 50.000 hectáreas, inmuebles urbanos, dos aviones y gran cantidad de ganado. Josefa Paole (la madre de Eva) trabajaba como empleada doméstica en la casa de los Otero. Allí se convirtió en la amante de su patrón y quedó embarazada de Eva, pero su origen se ocultó y luego “don Rufino” se casó con una mujer de su misma posición social.