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Cómo funciona la usina ideológica del Gobierno

Quiénes integran y cómo se financia Carta Abierta, el grupo de intelectuales que le "pasa letra" a los Kirchner. Sus polémicas iniciativas.

Verbitsky, Viñas, González, Bauer y Forster: la vanguardia "K".
| CeDOC

La rústica caja de madera va pasando de mano en mano. Los “compañeros” y las “compañeras”, como se llaman sin excepción a sí mismos los 400 fieles que asisten a esa suerte de misa en la Biblioteca Nacional, saben que el mínimo a depositar es de 2 pesos. El máximo, de 20. Como en la iglesia, todos ponen. Hay peronistas cincuentones, algunos estudiantes, ex militantes del ARI, setentistas, radicales arrepentidos, un poco de todo. Y al final se anuncia lo recaudado: 1.702 pesos.

La plata es para Carta Abierta, el espacio prokirchnerista de intelectuales y artistas que por estos días está por sacar su quinto mensaje público para defender al Gobierno y criticar a quienes lo critican. Son las 11 de la mañana del sábado 21 y están congregados para discutir, palabra por palabra, el contenido y el estilo de esa esquela dirigida al país, titulada “Restauración conservadora o profundización del cambio”. Algunos llevan un diario bajo el brazo y el título es siempre el mismo: Página/12.

"Compañeros, compañeras, lo que les dimos es el borrador de la carta número 5, léanlo, lo discutimos y acordamos el documento final", dice uno de los integrantes de la Coordinación. NOTICIAS, presente en la sala Julio Cortázar del tercer piso de la biblioteca, consigue una copia. Y comienza el debate. "La ley de medios audiovisuales es absolutamente estratégica para evitar que la derecha cope los medios", opina uno de los asambleístas. Después se escucha la voz del anfitrión, el director de la biblioteca, Horacio González: "El 'qué te pasa, Clarín' de Kirchner es novedoso y es muy bueno, nadie en la historia lo dijo, hay que analizarlo".

Murmullos de aprobación, hasta que González -uno de los referentes de Carta Abierta, funcionario como muchos de ellos -critica algunas expresiones que no le parecen adecuadas para el documento. Definir al santafesino Carlos Reutemann como "cáustico sojero Fórmula 1" le suena a exceso de ironía. Tampoco le gusta que los presentes llamen "Nostradamus" Elisa Carrió, o "contrabandista de autos importados para discapacitados" a Susana Giménez.

El gremialista Julio Piumato, invitado especial y más cerca de los sofocones judiciales que del mundo de las ideas, toma la palabra: "Los sectores medios se olvidan de cómo estaban en el 2002 y de cómo están hoy. Ahora se indignan y hablan del peinado de Cristina". Se escuchan aplausos y Piumato continúa: "He seguido a este espacio y estoy totalmente de acuerdo con ustedes". Hay debate sobre la "pejotización" del Gobierno y algunos critican la alianza de Kirchner con Ramón Saadi y Luis Barrionuevo en las fatales elecciones de Catamarca, como también los coqueteos en la provincia bonaerense con el poco "progre" Aldo Rico.

Otros defienden al ex presidente: "Si Nestor no se ponía al frente del PJ, se la llevaban puesta a Cristina". Conclusión de uno de los coordinadores: "El enemigo es poderoso. Si el Gobierno pierde perdemos la gobernabilidad". Se sienten amenazados y eso les infunde un tono heroico: "El 28 de junio es ellos o nosotros".

La mesa organizadora anuncia que en las próximas dos semanas se va a terminar de discutir el documento final. Mariana Moyano, que oficia de vocera de Carta Abierta, da un mail para enviar sugerencias. Otro anuncia que el grupo realizará un mural en la Ciudad de Buenos Aires, pero expilca que aún no quiere revelar dónde será, porque "la última vez, los vecinos macristas casi lo impiden". El anfitrión González despide a todos, con especial entusiasmo al encuestador Ricardo Rouvier, y vuelve a ocuparse de su trabajo, la biblioteca.

Así funciona la usina ideológica del Gobierno, la misma que engendró algunas de las principales iniciativas oficiales, como el proyecto de la ley de Radiodifusión o la acusación al campo por "destituyente". ¿Quiénes son y qué espera Kirchner de ellos en este año crucial para su supervivencia política?

Quién es quién. Uno de los integrantes de Carta Abierta, que aborrece a Enrique "Pepe" Albistur, el polémico secretario de Medios, confiesa que el funcionario estuvo en la génesis del grupo junto con el periodista Horacio Verbitsky, columnista del diario oficialista Página/12 y de buena llegada al matrimonio presidencial. "Albistur siempre tuvo esta idea de agrupar a los intelectuales para defender al Gobierno", dice la fuente.

Verbitsky, cuya filosa pluma se transparenta en la primera carta del grupo, que en mayo del año pasado instaló el consagrado concepto de "clima destituyente", prefiere no hablar. "Mi participación es marginal. Le di mi respaldo público al grupo pero no voy a las reuniones".

Es cierto que la impronta de Verbitsky, que resultó clave como fundador del espacio, luego le dejó paso al estilo más barroco de Horacio González y Ricardo Forster en las cartas subsiguientes, en las que arremeten contra los medios de comunicación, la "nueva derecha" y el sector agrícola. En la que preparan para los próximos días otra vez hay rastros de la ironía dialéctica de Verbitsky (como llamar "confeso ladrón" a Luis Barrionuevo), aunque él no admita su participación.

González, como se dijo, desaprueba esas licencias. Otras firmas de renombre que completan el equipo son las de Tristán Bauer, David VIñas, Jaime Sorín, José Pablo Feinmann, que aparece como "inorgánico", y Ernesto Laclau, que apoya desde el extranjero. En octubre pasado murió Nicolás Casullo, uno de los fundadores, y para homenajearlo, Forster leyó un texto de su compañero que emocionó al resto, y que hablaba del rol estratégico de Carta Abierta. Se sienten la última línea de defensa de un gobierno "nacional y popular" que sufre ataques por querer "distribuir la riqueza". 

En junio del 2008, antes del voto decisivo del vice Julio Cobos contra las retenciones, Kirchner visitó a los intelectuales en la Biblioteca Nacional y el encuentro fue difundido por Verbitsky en su columna de Página/12. El periodista contó que hubo varios aplausos, pero también algunos silbidos, como cuando el ex presidente defendió el proyecto del tren bala.

Cuando le preguntaron por aquel decreto que -años antes de su guerra contra el grupo Clarín- había prorrogado por una década las licencias de radiodifusión, Kirchner lo señaló riéndose a Alberto Fernández. "Eso fue culpa de Alberto", se desentendió jocoso. El entonces jefe de Gabinete también reía. Finalmente Kirchner intentó una explicación algo más seria: "Yo entiendo la crítica que me hacen a la prórroga de las licencias, pero con toda sinceridad tengo que decirles que de otro modo otros tres canales quebraban y Clarín se quedaba con todo". Los intelectuales no pidieron detalles.

En diciembre hubo otra cumbre. El ex presidente llegó a la Biblioteca Nacional sonriendo: "Me dijeron que había un brindis y vine". Saludó a todos y prometió impulsar la nueva ley de Radiodifusión que el Gobierno hoy menea contra el Grupo Clarín. Su anfitrión, Horacio González, lo escuchaba sentado en el suelo de la sala, como un asambleísta más.

El ex presidente continuó: "Cristina me dijo que tenía la obligación de venir al brindis, sentí que tenía que estar por el gesto de valentía que ustedes tuvieron". Remarcó que en la guerra contra el campo "no fuimos derrotados, sino que nos traicionaron", y recibió los aplausos en sus diatrabas contra Cobos., la oposición y los medios. Luego, Carta Abierta se encargó de redactar el anteproyecto de la ley de Medios que ahora promueve el kirchnerismo: 

Fue por medio de una extensísima cadena de mails en la que se analizaba y mejoraba cada párrafo y cada idea. Como las cartas, el documento se discutió luego en asamblea y se reescribió varias veces antes de ponerle el punto final.

Por esos días de fin de año, el arquitecto Jaime Sorín tuvo otro encuentro con la Presidenta al cual luego se refirió en un video subido a YouTube. Hablaron, dice, "del hecho de que tenemos que pasar en algún momento, en un año electoral, a pensar si Carta Abierta puede jugar algún rol en tratar de proponer "algo". Esa probable incursión en la campaña, según Sorín, se daría en el espacio porteño, donde Alberto Fernández maneja las huestes K. De hecho, se reunieron con el ex jefe de Gabinete un día después de ver a Cristina.

Ahora, este viernes 27, una delegación de Carta Abierta acompañó a la Presidenta en su viaje a Chile, donde se celebró la Cumbre de Gobiernos Progresistas. El hecho se subirlos al avión oficial indica cuánto valora Cristina a sus intelectuales preferidos de cara a una elección que el kirchnerismo considera prebiscitaria. 

Entre los integrantes del grupo hay quienes malician que Kirchner "los deja hacer" aunque no tenga ideológicamente mucho en común con ellos., así como el Perón de los '70 alentaba a los Montoneros para amenazar con el caos cuando lo consideraba conveniente. Pero tanto uno como los otros se benefician con la relación: el ex presidente tiene una fuerza de choque intelectual en un momento que considera crítico, y los combatientes de Carta Abierta adquieren una influencia de la que carecían hasta ahora.

El financiamiento. Además de lo recaudado con la caja de madera que pasa de mano en mano en las reuniones, un dato de la realidad indica que gran parte de los integrantes destacados del "think tank" kirchnerista cobra sueldos del Estado o trabaja en lugares subsidiados por el Gobierno. Por nombrar sólo a los más conocidos: Horacios González está en la Biblioteca Nacional, Tristán Bauer dirige el Sistema Nacional de Medios Públicos (incluye Canal 7, Télam y Radio Nacional), Feinmann tiene programas en la emisora estatal y en Canal Encuentro (del Ministerio de Educación), Jorge Talento es cónsul en Miami, Jorge Bernetti es funcionario del Ministerio de Defensa y Ricardo Rouvier tiene contrato como encuestador con la Casa Rosada.

Pensar que la dependencia económica del Estado pueda influir en la postura política de un intelectual es tan discutible como insinuar que quienes critican al Gobierno son justamente aquellos que no cobran dinero de las arcas públicas. Pero es lo que a menudo ocurre. Carta Abierta no se siente a gusto con la etiqueta pública de "kirchnerista".

"No nos llamen así, somos un espacio crítico que apoya a un gobierno democrático", dice Daniel Mojica, que preside la Comisión de Arte y Cambio Cultural del grupo, en consonancia con lo que opina Forster.

Noticias: ¿Hay internas en Carta Abierta?

Mojica: Hay discusiones, a veces subidas de tono. Pero lo que nos caracteriza es aceptar la diferencia. 

A ciertas diferencias de estilo entre Verbitsky y Horacio González a la hora de redactar los mensajes del espacio -que no llegan a ser peleas- hay que sumar la influencia creciente del segundo, que integra un subgrupo inspirado en Ernesto Laclau, el intelectual favorito de los Kirchner. que ganó fama con su original elogio del populismo. 

Laclau, trotskista en su juventud, mantuvo diálogos telefónicos desde Londres con la Presidenta y su marido: les aconsejó que no aflojaran en su pulseada con el campo. El peronismo de izquierda de los '60 y '70 lo aporta González, mientras que Feinmann y David Viñas tienen formación marxista.

Las peleas. En Carta Abierta -que suma unos 1.200 adherentes a sus documentos de los cuales medio centenar son militantes fieles- dicen que ellos retoman el espíritu de las asambleas del 2002. Fueron a las movilizaciones prokirchneristas del Congreso con su propia bandera y estuvieron en la marcha del 24 de marzo por el aniversario 33º de la dictadura.

Además se han cruzado en acalorados debates con intelectuales que no comparten su adhesión K. La pelea más recordada enfrentó a Feinmann con Beatriz Sarlo. Ella primero criticó a la Presidenta: "No era el momento de que esbozara su tesis sobre la complicidad agraria con el golpe militar". Y él contestó: "Sarlo ya no es sólo un cuadro intelectual de la derecha, es un cuadro de la oligarquía, una militante agraria".

Entre los críticos más feroces de la intelectualidad kirchnerista está Juan José Sebrelli, que disparó: "Los arrogantes académicos antimedios redactores de Carta Abierta no vacilaron en recurrir a la radio y a la televisión -donde nunca hubieran llegado por sus libros- para difundir sus declaraciones a favor del Gobierno".

El filósofo Tomás Abraham también pegó: "Los intelectuales progresistas se indignan cuando la corrupción viene de la derecha, pero si no, es un medio para obtener el poder necesario para un fin sentenciado como bueno". Luis Gregorich también reflejó el dato de que en Carta Abierta hay "varios funcionarios públicos y seguramente una cantidad considerable de contratados por el Gobierno". Y anotó: "Todo es así en Carta Abierta: los nacionales y populares , por un lado, y los cavernícolas y los retardados, por el otro. Ellos, que piensan, y los otros, los de derecha, que en el mejor de los casos se limitan a gestionar. La historia queda abolida".

Carta Abierta tiene una Comisión de Aforismos dedicada a castigar a opositores y periodistas: "Neustadt tenía mala leche, quedó La-nata", "la Doña Rosa de ayer es la Lilita de hoy", o "la Junta de Enlace tiene el Barrio Norte y ahora tiene un Barrionuevo", entre otros que fueron presentados con regocijo en la primera visita que les tributó Kirchner.

Del mismo modo, uno de los referentes, Horacio González, contestó una crítica que el sociólogo Vicente Palermo le hizo al grupo. "Asistimos en nuestro país -comienza vuestra carta- a una dura confrontación entre sectores históricamente dominantes y un gobierno democrático...". No creo abusar del texto afirmando que la alegría se les escapa entrelíneas. '¡Por fin!', me parece leer, 'el tipo de conflictos por los que la lucha política vale la pena'", había escrito Palermo. A lo que el director de la Biblioteca Nacional contestó explicando que el otro es "liberal".

Los Kirchner necesitan ideas en su difícil camino a las elecciones. Carta Abierta hace lo que puede.

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