La Cámara Federal porteña es un tribunal clave. Los jueces que la integran son quienes revisan las decisiones de los magistrados de primera instancia, aquellos que instruyen las causas sobre corrupción del poder político nacional: las que están y las que vendrán. Son los miembros de estas dos salas (I y II) quienes deben confirmar o desestimar los procesamientos de los funcionarios del Ejecutivo o sus sobreseimientos; quienes avalan prueba sensible o la dejan morir; quienes deciden si un funcionario o un empresario está bien investigado o no.
Ese rol convirtió a la Cámara Federal en uno de los tribunales más observados y codiciados por el poder político. El kirchnerismo dejó un escenario que hoy le juega en contra, pero que en su momento de mayor influencia sobre las decisiones de la Justicia (hasta 2014) supo aprovechar. El concurso para nombrar a un juez en la Sala I de la Cámara tardó diez años en concretarse. Mientras tanto, fue ocupada de manera subrogante por Eduardo Farah, juez de la Sala II, quien ahora dejará la Cámara tras el fallo que liberó a Cristóbal López.
Esa dilación en un único concurso permitió armar el escenario que favoreció al kirchnerismo en numerosos fallos durante esos diez años de espera. Hoy, permitió a Macri elegir al candidato, no sin polémica mediante. Mariano Llorens llegará este año a la Cámara con el apoyo de Cambiemos y de la mayoría de los integrantes del Consejo de la Magistratura. Llorens es un hombre del Poder Judicial pero tiene una particularidad: es primo de Rafael Llorens, funcionario de confianza de Julio De Vido, pero con quien el candidato niega tener contacto desde hace años. Estaba tercero en la terna de candidatos a la Cámara Federal pero el apoyo político lo posicionó sobre el resto de los candidatos.
Cambiemos tiene planes para este tribunal. La salida del juez Horacio Cattani, miembro de la Sala II, en enero, abrió un lugar que motivó que a fines del mes pasado se abriera un concurso para cubrir la vacante. Allí todavía no hay inscriptos, pero sí una certeza: de los primeros tres lugares del concurso saldrán los elegidos para cubrir esas vocalías claves. Todos los pasos del proceso pueden llevar meses y hasta años, pero la voluntad del Ejecutivo es que salga lo antes posible. Los candidatos comenzarán a tomar forma cuando el Consejo de la Magistratura tenga otros miembros que los actuales, consejeros.
En el organismo de la calle Libertad, donde esta semana se aprobó el traslado de Farah al fuero Penal Económico, ya también se da por descontado que su par, Jorge Ballestero, no volverá a la Sala I, de la que esta semana pidió licencia por 20 días, por motivos de salud. Ballestero, al igual que Farah, quedó en el epicentro de la polémica tras el fallo de López y en su caso se sumaba que a los ojos del Ejecutivo fue el eterno compañero del destituido camarista Eduardo Freiler, en fallos afines al kirchnerismo.
Tal como reveló PERFIL, el oficialismo negociaba con Ballestero su posible salida de la Cámara. La jubilación aparecía en ese contexto como la opción más ventajosa para ambos. Desde el macrismo sostenían que eso le “ahorraría” el desgaste de un eventual juicio político y que a ellos les liberaría antes de la feria de invierno una vacante más.
“Estamos haciendo lo que el kirchnerismo no supo hacer”, sostuvo una fuente del Ejecutivo a PERFIL ante la consulta sobre el recambio de figuras en el sector de la Cámara de Apelaciones. “Es aire nuevo, un saneamiento”, completó y se despegó de posibles presiones a los magistrados. Sobre ese punto fueron incluso varios consejeros de la oposición cuando se trató el pase de Farah, algo que no fue respondido por los miembros del oficialismo durante el plenario en la Magistratura.
Farah pidió como destino, tras su pase al fuero Penal Económico, un eventual traslado a la justicia Federal de San Martín, pero eso todavía no contaría con el visto bueno de la mayoría.
Momentáneamente la vacante de Farah sería ocupada por Pablo Bertuzzi, juez del Tribunal Oral en lo Criminal Nª 4, en el que hasta poco tiempo estuvo el ahora camarista Leopoldo Bruglia. En el Consejo dieron por tierra con la versión de que a futuro Bertuzzi pudiera ser trasladado definitivamente como fue el caso de Bruglia e insistieron en la idea de que la vacante será cubierta por concurso.
El fantasma del kirchnerismo sobrevoló también el Consejo, donde son varios los que sostienen que se debe hacer un mea culpa hacia el interior: “Durante años hubo mayoría y no se destrabó ni la cuarta parte de lo que hizo Cambiemos en dos años, los concursos y las ternas se armaron mal. Quedaron cerradas y ahora se están pagando las consecuencias”.