La decisión del Gobierno de habilitar el debate parlamentario sobre el aborto alteró el tablero político argentino. Un tema tan sensible para la doctrina católica no podía menos que afectar el vínculo con la Iglesia y su máxima autoridad, el papa Francisco. Sin embargo, el pontífice argentino supo resguardar su figura de jefe de Estado sin que ello le impida encontrar canales para influir en el debate e imprimir su estilo a la campaña que desplegaron contra la despenalización representantes diplomáticos, pastorales y amigos papales.
A través de tres vías se dejó sentir la fuerza que tiene en esta discusión su figura, reconocida por su habilidad política. La primera vía fue el trabajo de sus representantes pastorales, la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) que conduce monseñor Oscar Ojea, el obispo de San Isidro. La segunda vía formal fue la diplomacia vaticana. En último lugar está el canal más discreto, el de sus contactos personales a través de amigos y visitantes de la política y la sociedad argentina.
La CEA adoptó en su estrategia el estilo inconfundible de Francisco. El cierre de su campaña fue una Jornada de Ayuno y Oración por la Vida, realizada este jueves, con representantes de diversas religiones en la sede del Arzobispado porteño. En sus tiempos como arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio promovió el encuentro y el diálogo con otras religiones. La elección de esta actividad fue un signo de la fuerte influencia de su magisterio en las acciones de la Iglesia argentina.
Otro punto destacado por numerosos laicos y religiosos consultados por PERFIL fue la adopción de una campaña que evitó la confrontación y la condena, en contraposición a lo que promueven los sectores más duros de la Iglesia. El principal representante de esta postura es el arzobispo emérito de La Plata, Héctor Aguer, reemplazado en tiempo récord por uno de los hombres más afines al Papa, monseñor Víctor Manuel Fernández. Algunos observadores apuntaron que la premura de su reemplazo estaba dada por la interferencia de Aguer –y sus declaraciones explosivas– en la estrategia episcopal sobre el aborto.
Mensajes. Un dato destacado fue la vinculación de la cuestión social y el tema del aborto, algo que se dejó sentir en el tedeum, cuando el arzobispo Mario Aurelio Poli citó palabras del Papa “en defensa del inocente que no ha nacido” y “la vida de los pobres que sí han nacido”. Un mes antes, Ojea también había citado al Pontífice en su mensaje tras la reunión plenaria de los obispos, al recordar el “llamado del papa Francisco a cuidar toda vida, a no descartar ninguna”.
El pensamiento del Pontífice también estuvo presente en el alegato clerical que más repercusión tuvo durante el debate realizado en el Congreso, la intervención del padre Pepe Di Paola, en el que apuntó contra las posiciones progresistas y vinculó al FMI con la iniciativa. Sus argumentos fueron similares a los que plantearon obispos en contacto con el Gobierno cuando se habilitó este debate. Según pudo reconstruir este medio, la percepción fue que el oficialismo tenía tres motivaciones: crear una cortina de humo por los problemas sociales, generar una grieta entre el progresismo y la Iglesia y responder a presiones internacionales.
En el plano de la diplomacia formal, hubo varios contactos en los que las autoridades del Vaticano se interesaron por el debate. El caso más destacado fue el diálogo sobre el tema entre el canciller Paul Gallagher y el ministro Jorge Faurie en la Santa Sede. En particular, Gallagher preguntó por las perspectivas de la votación, según consignó el funcionario argentino tras su visita.
Diplomacia paralela. Menos explícito es el rol de la diplomacia informal, canalizada a través de los contactos personales de Bergoglio. Todos sus interlocutores mantienen en estricta reserva el contenido de sus conversaciones, para preservar la figura del jefe de Estado. Pero sus interlocutores y amigos se han pronunciado en un tono muy similar al que adoptó la Iglesia argentina, desde Juan Grabois a Julián Domínguez. Todos ellos se pronunciaron en favor de “las dos vidas”. En el campo de los rumores se ha hablado incluso de llamadas o mensajes informales que llegaron a legisladores claves, pero esto no puede ser corroborado.
A caballo entre la diplomacia informal y la formal estuvo el encuentro de esta semana entre Francisco y la gobernadora María Eugenia Vidal, su jefe de gabinete Federico Salvai y la ministra Carolina Stanley. El encuentro ocurrió en el Vaticano a una semana de la votación en el Congreso, por lo que resulta difícil creer que el tema no fue parte del encuentro. Tanto Stanley como Vidal son referentes del oficialismo que se pronunciaron contra la despenalización.
El contenido del encuentro se mantiene en la más estricta reserva. Pero horas después, según pudo saber PERFIL, el pontífice contactó al periodista de su mayor confianza. Tal vez Francisco decida en esta semana tener un pronunciamiento directo sobre el tema. Sabe, mejor que nadie, manejar los tiempos políticos.