Pasaron más de tres décadas desde que la última dictadura cívico-militar secuestró y forzó la desaparición de su hijo, pero Graciela Fernández Meijide no olvidó ni un sólo detalle del "día más triste de su vida".
"Fue un 23 de octubre a la madrugada, llamaron a la puerta del departamento, la primera que se despertó fui yo", comenzó a narrar la exfuncionaria al ser entrevistada por la modelo y conductora Mariana Arias. "Entraron a casa, no sabíamos por qué. Se metieron en la habitación de mis dos hijos varones y le dijeron a Pablo que mostrara los documentos", continuó.
Desde entonces, pese a que no lo imaginaba, la vida de Fernández Meijide quedaría marcada para siempre. "Yo desesperada mostraba los documentos, pensando que con eso se acababa todo", siguió. "Apenas se lo llevaron fuimos a la comisaría, a presentar habeas corpus, a buscarlo, pero nunca lo encontramos", contó.
Pero la historia terminó de la peor forma, para Meijide, "(a Pablo) seguramente, después de eso lo torturaron, lo mataron y lo escondieron". Y describió que su "sensación era de total y absoluto terror".
Con esa narración, Fernández Meijide criticó las "reivindicaciones" del kirchnerismo a la hora de revisar la década de los '70, documentadas en su libro Eran humanos, no héroes. "Suelen decir que se murieron los mejores. Yo tengo tres hijos y se llevaron a uno, ¿por qué un hijo era mejor que los otros dos?", analizó. "Se cometieron muchas crueldades, también desde el lado de la guerrilla", dijo.
Si bien rescató de la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final, y la conformación de una nueva Corte Suprema "que ahora molesta un poco" como logros de la gestión K, la exfuncionaria hizo énfasis en que "por ser hijo de desaparecidos no sos un héroe, pero sí una víctima”.
Luego, Meijide cuestionó a los organismos de Derechos Humanos que "se pliegan" de manera partidaria, al ser consultada por la posición de Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto. "Lo único que hacen es ser acríticos, dejan de ser un organismo no gubernamental, sólo representan el interés de los pocos que los conducen", explicó.
"Yo considero que no se puede mezclar la cuestión partidaria con la de los derechos humanos ya en democracia, sin la urgencia de defender los derechos fundamentales”, continuó y se defendió: "Cuando yo ingresé a la política, le dejé a otros el espacio de los Derechos Humanos".