POLITICA
Balance 2005

Ganadores y perdedores en la política 2005

La gran derrotada fue la oposición, que no supo aglutinar el 60% de electorado que no votó por Kirchner. Queda definido quién será el oficialismo en la segunda parte del segundo mandato del Presidente, pero no quién será la oposición.

Néstor K 20220105
2005 | Néstor Kirchner | NA

El ganador ha sido Kirchner, porque triunfó en la elección legislativa como una clara primera minoría, con una oposición atomizada. En el ámbito nacional, su porcentaje se ubica cerca del 40%, en la provincia de Buenos Aires lo supera y en la Cámara de Diputados no llega a la mayoría absoluta pero se aproxima a ella. En cambio, en la Cámara de Senadores, si el PJ se mantiene unido refuerza la mayoría absoluta, como la tuvo durante la primera parte del mandato.

Los triunfos opositores en Capital (Macri), en Santa Fe (Binner), en Neuquén (Sobisch) y en San Luis (Rodríguez Saá) muestran que la oposición existe, aunque está dividida y no está claro cómo se reorganizará

La diferencia en la provincia de Buenos Aires a favor de Cristina Kirchner, que fue de 26 puntos, fue casi exactamente la que mostró el promedio de las últimas seis encuestas publicadas, que fue de 24. Pero también fueron ganadores la mayoría de los caudillos locales. Sobre 24 distritos, el oficialismo local ganó en 20 de ellos, ratificando la ventaja relativa con que cuenta quien está en el ejercicio del poder.

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La gran derrotada fue la oposición, que no supo aglutinar el 60% de electorado que no votó por Kirchner. Queda definido quién será el oficialismo en la segunda parte del segundo mandato del Presidente, pero no quién será la oposición.

La idea de que la Argentina se encamina hacia un nuevo bipartidismo entre una coalición de centroizquierda liderada por Kirchner y otra de centro derecha que encabezará Macri es prematura y discutible

La realidad es que la gestión de gobierno de Kirchner sólo puede considerarse de centroizquierda en la temática de derechos humanos y a su vez el triunfo de Macri no puede proyectarse en el ámbito nacional, porque carece de una estructura partidaria extendida –el PRO sólo se presentó en 4 de los 24 distritos– y porque, históricamente, la Capital ha generado fenómenos políticos particulares diferentes a la política nacional.

Podría suceder que un eje de centroderecha Macri-Sobisch confluyera con el peronismo antikirchnerista en un frente opositor contra el oficialismo. Pero entre la UCR, el ARI y el PS reunieron un tercio de los votos en el ámbito nacional, que por ahora no parecen dispuestos a sumarse al proyecto de Kirchner. No queda todavía claro si la política argentina 2006-2007 tendrá por eje el conflicto interno del peronismo como viene sucediendo desde 2002, o puede surgir un nuevo bipartidismo, sobre bases más ideológicas. En esto también influirá hacia dónde Kirchner busque conformar su nueva coalición de gobierno a partir de ser primera minoría. Si lo hace buscando recomponer la unidad del peronismo, liderándolo, o si en cambio busca alianzas extrapartidarias para crear una nueva fuerza política. Quizá Lavagna sea hoy la única figura con capacidad de poder articular la oposición.