Fui secretario de Redacción, a cargo de la Sección Economía, del diario Convicción, gran parte de 1981 y algunos pocos meses de 1982, porque dejé ese diario para retornar a Clarín, donde había trabajado entre 1976 y 1980. Cuando regresé al matutino de la calle Tacuarí se estaban produciendo allí cambios significativos. Clarín, de gran presencia popular, dejaba de ser un periódico estrechamente ligado al movimiento desarrollista para pasar a la categoría de empresa de medios o de centro neurálgico de un poderoso grupo dedicado a la comunicación gráfica, radial y televisiva. A nivel nacional y continental.