Organizar la cumbre del G20 y los sesenta eventos previos que se realizaron en todo el año le terminará costando a las ajustadas arcas del Estado, como mínimo, $ 1.543 millones. Una cifra que desde el Gobierno justifican como una inversión, por lo que significa desde el punto de vista político que la Argentina presida un evento de estas magnitudes, y por la posibilidad de que abra al país a la llegada de nuevas inversiones y más financiamiento.
El gasto más importante, como era de esperar, está en la organización de la cumbre que se está desarrollando en Costa Salguero. En abril se recibieron dos ofertas para hacerse cargo del evento y ganó la de la UTE Oymyakon-FYN, con un monto de $ 750 millones. Sin embargo, en octubre el presupuesto se tuvo que incrementar y se debió ampliar el contrato firmado a $ 1.012 millones. Gran parte de ese aumento fue producto de la disparada de la inflación por la devaluación que derrumbó al peso durante 2018.
Algunos ítems, sin embargo, quedaron por fuera de ese contrato. Por ejemplo, el que se firmó con la productora Kino Bovio SRL para la realización del video que se mostró anoche en la gala del Teatro Colón con imágenes de la Argentina. Salió $ 2,3 millones. Tampoco están contemplados el desarrollo de la app del G20 ni el mantenimiento del sitio web. Entre los dos, otros $ 2,4 millones.
Un gasto importante significó el alquiler de 12 predios de Costa Salguero (son diferentes concesionarios), que en total costaron $ 56 millones. Algunos se alquilaron desde octubre, para ir preparando el lugar, otros por menos de una semana. El predio de Parque Norte, que pertenece al gremio de Comercio que conduce Armando Cavalieri, fue alquilado por un mes en $ 28 millones. Allí se montó el centro de prensa, a donde llegaron unos 2.500 periodistas extranjeros. Para los sesenta eventos previos que se fueron realizando desde diciembre del año pasado, en tanto, se destinó un presupuesto de $ 437 millones.
Desde el despacho de Hernán Lombardi, el funcionario que terminó a cargo de la organización, anticiparon que en las próximas semanas difundirán la cifra definitiva de lo que costó la cumbre. Como contrapartida, además, en el Gobierno aseguran que más allá de los beneficios futuros que pueda traer, ser el anfitrión del G20 también tiene consecuencias directas en la economía. Por ejemplo, analizan que a los 2.500 periodistas también se le suman unas 7.500 personas que forman parte de las comitivas. El cálculo es que podrían gastar unos US$ 5,5 millones en dos días. Por otra parte, también enumeran la cantidad de empleo que se generó, desde los 3.400 trabajadores directos que tuvo la cumbre hasta las 200 empresas (mayoría pymes) que fueron proveedoras.