Los meses de incertidumbre y especulaciones por los nombres le dan paso hoy a cincuenta días de una campaña electoral rumbo a las primarias que promete ser tan agitada como las negociaciones finales por los cierres de listas. Los candidatos presidenciales inician una pelea por conservar sus votantes pero, sobre todo, por captar al ciudadano que aún está lejos de definir su voto y se siente desencantado por los diferentes partidos.
Las dos principales fuerzas, Juntos Por el Cambio y el Frente de Todos, llegan a la elección con el objetivo de mostrar “amplitud”. A ninguno le alcanza con lo propio, por lo que se lanzarán a una carrera por “atrapar lo máximo posible”, aunque esto signifique sacrificar su propuesta ideológica, tal como se caracterizó a los “Catch -all party” o “Partidos atrapalotodo”.
El oficialismo mostró en el cierre de listas que los reclamos de apertura llegaron con la incorporación de peronistas como Miguel Angel Pichetto como compañero de fórmula de Mauricio Macri, y Martín Lousteau como senador por la Ciudad. Cristina Kirchner hizo lo propio al postularse como vicepresidenta de Alberto Fernández e incorporar dirigentes como Sergio Massa o Matías Lammens. Estos gestos seguirán en la campaña con candidatos hablando a distintos sectores.
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“El intento del Gobierno es mostrar que somos solamente kirchnerismo y nosotros demostraremos que somos mucho más que el kirchnerismo y que, además, hay un kirchnerismo que se transformó”, cuentan en el equipo que arma la estrategia electoral del Frente De Todos.
Para ello, los candidatos no perderán su identidad. Cristina y su hijo Máximo se concentrarán en retener los “votos duros”. La candidata a vicepresidenta seguirá con el formato que estrenó con la presentación del libro Sinceramente para recorrer el país. En el equipo de la ex presidenta reconocen que, aunque no sea atractivo para la televisión, la llegada de Cristina a las distintas provincias que no pisa desde hace cuatro años o más, genera una fuerte expectativa local. El jueves, sobre un escritorio del Instituto Patria estaba la tapa del principal diario de Rosario. “Mirá el contraste en el diario, Macri es la soledad, Cristina es la gente”, evaluó uno de los dirigentes kirchneristas. Máximo seguirá hablando a la militancia. Los actos que hasta ahora hacía los fines de semana, comenzarán a realizarse de lunes a lunes. El candidato a gobernador, Axel Kicillof, también atrae a la militancia, pero se concentrará en un electorado al que asegura llegar y que la ex presidenta aún no lo logra: el interior de la provincia de Buenos Aires.
El candidato presidencial, Alberto Fernández suma todos los votos de Cristina por lo que ahora empezará a hablarle a los votantes independientes. Recorrerá el país y se concentrará en los territorios en donde la ex presidenta no tiene fuertes adhesiones. Lo mismo hará Massa. A pesar de que su nombre quedó plasmado en la boleta de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires, también recorrerá el país. Hay provincias en las que en las elecciones 2015 obtuvo el segundo lugar, por lo que de-sembarcará allí para que esos votantes ahora acompañen a Fernández.
“El objetivo es que las diferencias se noten”, dicen en el equipo del candidato presidencial. Pero estas diferencias estarán coordinadas desde las oficinas de la calle México. Se preparan para responder a la campaña del miedo que esperan que lanzará Juntos Por el Cambio. “No hay mucho misterio sobre cómo se combate esto, es con la generación de esperanza”, dicen. Eso sí, habrá un discurso unificado sobre la situación económica. “Las principales preocupaciones siguen siendo la inflación, el desempleo y la pobreza”, detallan.
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Campaña oficial. Bajo el manto de divulgar las obras públicas “que empiezan y se terminan” –según el manual oficialista–, apuntar a la lucha contra la corrupción y la inseguridad, el presidente Mauricio Macri encarará la campaña con el desafío de recuperar a los “desencantados” y aprovechar el “temor” al regreso de Cristina Kirchner.
El jefe de Estado también apelará a una, aunque sea leve, mejora de la economía con estabilidad cambiaria y una baja de la inflación tras el pico que comenzó en 2018.
En la Provincia, la figura de María Eugenia Vidal será excluyente: será su imagen la clave para captar votantes. Tendrá dos figuras más: los candidatos a diputados Cristian Ritondo (quien trabajará a fondo el eje seguridad como ministro) y María Luján Rey, la flamante dirigente macrista cuyo hijo falleció en la tragedia de Once, quien tendrá un rol clave en el eje lucha contra las mafias como contrapartida al kirchnerismo.
En la Ciudad habrá tres caras visibles reconocidas: Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli, quienes ahora sumaron al único que casi le arrebata la Ciudad al PRO, el candidato a senador oficialista Martín Lousteau. En el larretismo ya se esperanzan con ganar en primera vuelta tras la incorporación del economista. La agenda de inauguraciones que tiene la Ciudad por delante, sumado a la campaña mano a mano en bares y encuentros con vecinos completarán una campaña que, creen, será sin sobresaltos.
A nivel nacional, la campaña del oficialismo se centrará en un doble trabajo. Por un lado, el netamente territorial, donde el candidato a vicepresidente Miguel Angel Pichetto tendrá un rol junto a Rogelio Frigerio, el ministro del Interior. De hecho, ambos saldrán de gira hoy por Río Negro y Neuquén, y la semana que viene continuarán por Chaco, Corrientes y Entre Ríos.
Por el otro, la estrategia de comunicación que armó Marcos Peña, basado en las redes sociales. Así como Facebook fue la vedette del 2015, en estas elecciones presidenciales whatsapp será la clave. De hecho, el jefe de Gabinete, quien conducirá la campaña nacional, realizó una presentación de más de una hora hace 15 días en Olivos junto a Jaime Duran Barba, Vidal, Larreta (con su hija Serena en sus brazos, dormida), Santilli y casi treinta funcionarios y dirigentes. Entre otras cosas, Peña habló de “ser parte” de las conversaciones en las redes y en los grupos de chats. Desde videos cortos, de menos de 30 segundos, pasando por temas de conversación son parte de lo que le pedirán a los “Defensores del Cambio”.
La presentación terminó abruptamente. El secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, había bostezado tan fuerte que el jefe de Gabinete, a punto de reírse, prefirió terminar el encuentro “antes de que se duerma Fer”. A metros de allí, el CEO de Clarín, Héctor Magnetto, esperaba sentado, solito, para reunirse con Macri. La campaña empezaba a tomar impulso.