Las dificultades para realizar sesiones presenciales en el Congreso llevaron a que los distintos sectores se pusieran a pensar alternativas para retomar el debate y sancionar algunas leyes que requiera el Ejecutivo (y que no se puedan sacar por decreto). Para ello, Cristina Kirchner, presidenta del Senado, presentó el martes un pedido ante la Corte Suprema que indique si es constitucional sesionar de manera virtual como lo vienen haciendo algunas comisiones, con la presencia de ministros del gabinete nacional.
Por estas horas, la prioridad del oficialismo es avanzar con el tratamiento del impuesto a la riqueza que ingresaría por la Cámara baja cuando se terminen de resolver algunos detalles.
Sin embargo, la falta de certezas acerca de cuándo podría dar una respuesta el máximo tribunal llevó a analizar otras propuestas. Desde la oposición, el jefe del bloque de diputados del PRO, Cristian Ritondo, insistió en que “necesitamos sesionar para abordar los proyectos que han presentado todos los sectores parlamentarios y que se relacionan con la emergencia sanitaria y económica”. El jefe PRO, que tiene buen diálogo con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, citó como ejemplo la sesión que realizó la semana pasada la Legislatura porteña. En vez de reunirse en el recinto, los legisladores lo hicieron en el Salón Dorado del mismo edificio, sentados en sillas separadas por la distancia obligatoria. En esa ocasión, los presentes no podían hablar desde sus sillas y debían acercarse a un atril para expresar su postura.
En línea con el reclamo de Ritondo, su par del radicalismo Mario Negri propuso sesionar en el Centro Cultural Kirchner, donde se puede estar “a diez metros de distancia cada legislador de otro”. El titular del interbloque de Juntos por el Cambio evaluó que “hay que hacerlo con temas que estén en la agenda de la sociedad, no con cualquier cosa. Las instituciones tienen que funcionar porque el Congreso ha sesionado incluso en la guerra”, dijo el cordobés. También evalúan algún estadio o teatro con capacidad suficiente para los legisladores y sus colaboradores más cercanos. El Teatro Colón y la Usina del Arte se barajaron como opciones.
El principal problema lo tiene Diputados con sus 257 integrantes, que –teniendo en cuenta el distanciamiento social obligatorio– requerirían un lugar de grandes dimensiones para respetar las reglas. En el caso del Senado, con 72 miembros, se podría pensar en una alternativa similar a la de la Legislatura porteña, que tiene 60 integrantes. Al respecto, Ritondo admitió que “somos más integrantes que los de una legislatura local, es difícil, pero confío en la voluntad de todos los sectores para llevarlo a cabo”.
El reglamento de ambas cámaras impide sesionar de manera virtual, aunque tampoco permite el cambio de sede, con lo que se debería encarar una enmienda provisoria en la normativa.