En el mundo sindical no parece haber preocupación por un posible impacto judicial del escándalo de los cuadernos, a pesar de los vínculos que mantienen diversos gremios con la obra pública y la relación política que tuvieron con el ministro Julio De Vido y sus secretarios, que están hoy en el centro de las investigaciones por corrupción. Por ahora, ninguna de las informaciones recientes han puesto en la mira a los representantes de los trabajadores que intervienen en los distintos proyectos públicos que habrían motivado los pagos.
“El tema fue siempre parte del runrún que conocía todo el mundo, no solo los sindicalistas que están en la obra pública sino también todo el mundo político y periodístico”, explicaron en uno de los gremios consultados. Por otro lado, en la mayoría de los sindicatos creen que la voluntad política del Gobierno, antes que los alcances del escándalo, definirá el ritmo de ejecución de los proyectos en curso. Sin embargo, el tema fue planteado en un encuentro en Olivos.
José Luis Lingeri, titular del gremio Obras Sanitarias, aparece como el único dirigente denunciado en las causas recientes de obra pública. Fue una presentación de la diputada Margarita Stolbizer, relacionada con presuntas coimas de la constructora brasileña Odebrecht en la empresa estatal Agua y Saneamientos Argentinos SA (AySA) por la obra de la planta potabilizadora Paraná de las Pampas. La presentación apuntó también contra el ministro Julio De Vido y José López, entre otros funcionarios.
De Vido negó todos los cargos y pidió su sobreseimiento
En este caso, el titular del gremio también es director en AySA, que fue creada con una composición accionaria donde el Estado tiene el 90% y los trabajadores el 10%.
Otros dirigentes también dieron espacio a gente de su confianza en organismos de gestión e incluso empresas privadas concesionarias, como es el caso del Sindicato de Trabajadores de Peajes que fundó Facundo Moyano. El petrolero Guillermo Pereyra también ocupó una silla del directorio de YPF durante la gestión kirchnerista, pero renunció en 2013. Esta situación podría generar un mayor nivel de exposición.
Otros sindicalistas que tienen relación con la obra pública y un fuerte peso político no ocupan cargos de este tipo ni en persona ni a través de gente de su confianza. Es el caso de uno de los dirigentes que más afiliados tiene trabajando en la obra pública, Gerardo Martínez, titular de la Uocra. Otros referentes gremiales que han mantenido fuertes contactos con los secretarios de De Vido son los hoy ultraoficialistas Oscar Mangone (Trabajadores del Gas) y Antonio “Coco” Cassia (petroleros estatales). Ninguno de ellos parece preocupado por la reacción judicial en cadena que generaron los cuadernos del chofer de su interlocutor privilegiado por años, Roberto Baratta.
El vínculo de Tachito y Oyarbide
El ex juez federal Norberto Oyarbide, uno de los implicados en los cuadernos del chofer Oscar Centeno, supo tejer vínculos con el mundo sindical. Estos quedaron al descubierto por las escenas del magistrado bailando, en mayo de 2016, en el Sindicato de Conductores de Taxis de Capital, que dirige José “Tachito” Ibarra, enfrentado desde hace años con Omar Viviani.
A Ibarra se le atribuyó influencia en el fuero federal a través de su amigo. La madre del magistrado, Isidora del Carmen Portillo (fallecida en 2007), era originaria del mismo pueblo salteño donde nació Ibarra, Guachipas. Durante una pelea electoral en Salta, el gobernador, Juan Manuel Urtubey, dijo que el juez y el sindicalista eran pareja. Como tantos otros dirigentes cercanos a figuras implicadas en este escándalo judicial, Tachito es hoy un fuerte adherente al oficialismo e integra las 62 Organizaciones.