Clarín no duerme. Esta semana, en los cuarteles generales de Cablevisión, los mandos medios (acompañando la toma de 48 horas del personal técnico) hicieron guardia nocturna a la espera de una intervención de la Gendarmería que no llegó, frenada por gestos de la Justicia porteña a favor del Grupo Clarín. Tienen pánico de que se repita el allanamiento del año pasado, ordenado por el mismo juez mendocino, pedido por el Grupo Vila-Manzano, y festejado por la Casa Rosada.
En aquella ocasión, la poderosa operadora de cable logró repeler la filtración de un espía que pretendía acceder al búnker informático que atesora el ADN del multimedios. Y la gerencia sabe que el éxito judicial de estas horas no anuncia una tregua; más bien, todo lo contrario. Temen que ahora sus enemigos apunten obsesivamente a la caja millonaria que representa la facturación por los servicios de TV por cable e internet.