Caminó unos 50 minutos por tres cuadras de uno de los barrios del municipio de Magdalena, a 100 kilómetros de la Capital Federal. Llovía y se llevó su atuendo de la suerte: una campera negra que le había regalado el padre de sus hijas, Ramiro Tagliaferro, allá por 2015, antes de la campaña que la llevaría a la gobernación bonaerense.
María Eugenia Vidal no quiso perderse, a pesar de las inclemencias climáticas y un intento –frustrado– por suspender la actividad, del primer timbreo tras las denuncias por los aportantes truchos que la devolvieron al centro de la escena. Sin embargo, ayer en su casi hora de caminata nadie le habló de la causa que la puso en jaque.
Un policía le contó que había recibido un chaleco por primera vez, una docente jubilada la escoltó una de las tres cuadras que caminó y hasta entró a una casa a saludar a una anciana. En los comercios sí hubo quejas de la situación económica: en especial uno de electrodomésticos. En una juguetería, de manera insólita, el dueño se quejó de que habían asfaltado la cuadra. Pero Vidal se fue con la sensación de que el tema aportes no estaba en la agenda, y en la mente, de los vecinos de la Provincia.
El timbreo de la gobernadora, junto al intendente local, Gonzalo Peluso (de Cambiemos), y el subsecretario de Asuntos Municipales, Alex Campbell, sirvió también para animar a la militancia oficialista, golpeada no solo por la denuncia de campaña, sino por la crisis económica.
En las usinas macristas observan que, además del desánimo de parte del electorado propio, los propios militantes no tienen el mismo entusiasmo que se vio en 2015 y en 2017 para lanzarse a la arena política. A pesar de los documentos bajo la denominación “Qué estamos diciendo”, donde se brindan directrices del discurso oficial, la energía y, acaso, la mística hoy no están. Acaso por ello, desde hace diez días se reactivó el búnker PRO en la calle Balcarce con el fin de armar un nuevo cronograma de actividades para el segundo semestre. Si no es la economía, al menos que sea la política, razonan en el Gobierno.
En este marco, ayer hubo un timbreo con pocos concurrentes: Nicolás Dujovne, el ministro de Hacienda, tenía pensado timbrear en Hurlingham pero se terminó bajando. Entre los funcionarios nacionales se sumaron: desde Patricia Bullrich (Seguridad), en Esteban Echeverría, y Jorge Triaca (Trabajo) en Escobar, pasando por Germán Garavano (Justicia), en Ituzaingó, y el senador Esteban Bullrich, quien estuvo en Quilmes con el intendente local, Martiniano Molina. Además, hubo timbreos en el resto del país de legisladores e intendentes.