Todo aparentaba que este año sería el más exitoso y mediático para Elon Musk. El multimillonario dueño de la compañía Tesla lanzó varios cohetes al espacio –uno de ellos, acompañado por un auto eléctrico construido por su empresa–, avanzó en su proyecto de colonizar Marte y su fortuna aumentó a casi US$ 20 mil millones. Sin embargo, en una entrevista con el New York Times mostró que estos logros parecieran no solo no conformarlo, sino tampoco darle alegría.
“Este ha sido el año más difícil y doloroso de mi carrera”, confesó al inicio de la charla, en la que se lo vio deprimido y desilusionado. “Pensé que lo peor ya había pasado. Y la verdad, desde el punto de vista operativo de Tesla lo peor ya pasó, pero en lo personal, lo peor aún está por venir”, continuó el empresario, que en varios pasajes hasta lagrimeó.
La imagen que proyectó no fue bien recibida por sus inversores. Tesla perdió casi mil millones de dólares debido a sus declaraciones, y eso provocó una caída de nueve puntos en Wall Street. Además, reveló que se encuentra negociando con el fondo soberano de Arabia Saudita para que aporten capital y él pueda sacar su compañía de la bolsa. “El funcionamiento operativo sería mejor”, expresó Musk, que ya recibió varias demandas por fraude ante su propuesta, incluida una de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos.
A esto se suma el “fracaso” de su último auto, el Model 3, que según había dicho se vendería a 35 mil dólares –más barato que sus competidores– y podría conquistar el mercado de su país. Musk no pudo mantener ese precio porque, explicó, eso haría “morir a la compañía”. Si bien en la página oficial lo promocionan a ese precio, se vende a 78 mil dólares en las concesionarias. El incumplimiento provocó pérdidas financieras y de credibilidad de las que todavía no se recupera.
Con dinero, pero... Los US$ 20 mil millones que tiene Musk lo ubican en la lista de los principales multimillonarios que realiza anualmente Forbes. Y si bien está lejos de sus colegas tech Jeff Bezos –tiene US$ 112 mil millones–, Bill Gates –US$ 90 mil millones–, Mark Zuckerberg –US$ 71 mil millones– y Larry Page –el titular de Google casi llega a los US$ 50 mil millones–, el dinero no parece ser un problema para el dueño de Tesla, aunque tampoco una solución.
“En los últimos meses he trabajado 120 horas por semana y no me tomé una semana libre desde 2001. Hubo momentos en que no me iba de la empresa por tres o cuatro días”, comentó en la mencionada entrevista. En otras oportunidades también había dicho que no salía y que pasaba todas las noches solo, sin amigos. “A la boda de mi hermano en España viajé en avión privado desde el trabajo, llegué dos horas antes y me fui apenas terminó”, relató, para explicar que ni siquiera ante un hecho familiar feliz supo cortar su agenda profesional.
Solo con pastillas. Si bien todas las declaraciones de Musk fueron pesimistas, hubo una que llamó la atención. “A menudo es elegir entre no dormir o tomar Ambien”, dijo al confesar que padece insomnio y que la única manera de superarlo es con medicación.
El New York Times detalló en el reportaje que la junta directiva de Tesla está al tanto de la situación y que les preocupa. Según ellos, Musk consume por demás esa medicación, lo que podría tener relación con los sistemáticos tuits que escribe en las madrugadas y que le trajeron problemas recientemente, cuando propuso donar un submarino para rescatar a los 12 niños que habían quedado atrapados en una cueva de Tailandia. Uno de los rescatistas lo acusó de querer hacer publicidad con la tragedia, y Musk le respondió por Twitter llamándolo “pedófilo”. “Mis palabras fueron escritas con bronca después de que Unsworth dijera distintas falsedades sobre el submarino, que había sido construido como un acto de generosidad y de acuerdo con las especificaciones del líder del equipo de buceadores. No obstante, sus acciones contra mí no justifican mi reacción, y por eso les pido disculpas a él y a las compañías que lidero. La culpa es solo mía”.
La imagen atribulada que Musk exhibió en el reportaje que publicó el diario norteamericano quedó graficada por completo en la frase que el periodista eligió para cerrar el artículo: “Si encuentran a alguien que pueda hacer mejor mi trabajo, por favor díganmelo y el trabajo será suyo.”
Esta suerte de diván de analista en el que Musk hizo terapia en público dejó una clara sensación de que no estaría pasando un buen momento personal, y si bien lo mostró humano, dejó preocupados a inversores de varios de sus proyectos.