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Opinión

Una carta marcada

Cristina Kirchner pateó el tablero de la política argentina para suscribir a un amplio acuerdo y superar el más grave problema que tiene el país, según ella, el bimonetarismo. ¿Qué se desprende de la carta?

Demostrando su capacidad táctica una vez más, Cristina Kirchner pateó el tablero de la política argentina a través de una carta pública que contiene una convocatoria sorprendente para suscribir a un amplio acuerdo para superar el más grave problema que tiene el país, según ella, el bimonetarismo. ¿Cómo se puede analizar esta carta?

En primer lugar, creo que se inscribe en una tradición de la política argentina, al menos en las últimas décadas. Hay una relación inversa entre poseer dólares y buscar consenso. Cuando los gobiernos creen tener los dólares que necesitan para gobernar, no les interesa llegar a un acuerdo con la oposición. A la inversa, si esos dólares faltan y el horizonte es muy problemático, la movilidad a acordar es mayor.

En segundo lugar, yo creo que en la carta de Cristina hay un error de diagnóstico. Los principales especialistas de este país han dicho que el problema argentino es político antes que económico. Si faltan dólares, en realidad es porque falta consenso y falta confianza. Entonces el problema no es el bimonetarismo sino la incapacidad de las élites para acordar políticas de Estado y cumplirlas.

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El tercer punto es que a la carta de Cristina le falta un ingrediente para hacer un llamado auténtico a un acuerdo. Le falta deponer sus intereses particulares y valorar a los que van a suscribir a ese eventual acuerdo. No se los puede responsabilizar por los problemas y luego convocarlos para resolverlos. 

En cuarto lugar, ella no declina sus intereses pero sí su responsabilidad política en un gobierno en el cual ella es una figura central. De esta manera le pone toda la responsabilidad al presidente y ella se libra en un momento crítico. En fin, creo que esta es una carta marcada, una carta que contiene trampas y dobleces.

Sin embargo, y este es un punto importante, cuando un gobierno convoca y el presidente toma el desafío de conformar un amplio acuerdo, los demás actores políticos y económicos deben sentarse y escuchar la propuesta. Un acuerdo es muy difícil, pero en la actual situación y con los antecedentes que tiene la Argentina, nunca va a estar mal que lo intentemos una vez más con seriedad y responsabilidad.