Juegan con fuego cuando prometen millones de vacunas y no cumplen. Cuando Zannini y su mujer se hacen vacunar como personal de salud. Cuando Massa y Malena Galmarini se vacunan, ellos, sus suegros, sus amigos. Cuando Scioli, Duhalde, Eduardo Valdes y cientos de militantes se vacunan sin culpa, sin tener conciencia de que es un acto criminal.
Juegan con fuego cuando encubren a Alperovich. Cuando Victoria Donda abusa de su empleada doméstica y no renuncia, no dan la cara porque piensa que se van a olvidar de lo que hizo. No tienen límites, ni piedad, ni la mínima empatía con el sufrimiento ajeno. Juegan con fuego todos los días, todo el tiempo.
En el sur los incendios calcinan vidas, casas, causan pérdidas irrecuperables. Las denuncias por ataques de bandas okupas no son atendidas. El ministro de Ambiente, Juan Cabandié, aquel que pedía un correctivo para una agente de tránsito que quiso hacerle una multa, tal vez ocupa el cargo porque le hicieron otro favor, no ofrece recursos, solo discursos. Buscan a quien echarle la culpa.
El primer día de Martín Soria "ministro": reunión con Cafiero y agenda pendiente con Mena
El presidente que defiende a indefendibles como Insfrán, Zamora o Moyano no tiene respuestas para los que protestan por el proyecto de zonificación minera. “Es un problema de Chubut”, dice, como si Chubut fuera una provincia extranjera. Al presidente que opina sobre Bolivia, Brasil, Ecuador o México no le interesa lo que pasa en Chubut, como si el Estado Nacional no tuviera nada que decir sobre la política minera.
El país arde en el conurbano, en Santa Fe, en Rosario, donde los narcos se disputan los territorios a sangre y fuego. En Formosa, por la violación constante de los derechos humanos. Un foco re caliente que amenaza a reproducirse en otros fenómenos provinciales. La inflación aumenta y se propaga.
Alberto Fernández designa ministro de Justicia a Martín Soria, un bombero lanzallamas para que rescate a Cristina Kirchner de su infierno. El año electoral aviva las internas. Se arrojan declaraciones incendiarias. No parecen advertir que una chispa más puede incendiar toda la convivencia democrática. El país arde y ellos juegan con fuego.