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Katz sobre NODIO: "Evitar las fake news es una utopía peligrosa"

El solo hecho de proponerse como un sitio desde donde observar anticipa el paso siguiente, el control que no es posible sin el castigo. 

No es sorprendente el revuelo que causó el anuncio de la creación de un observatorio destinado a identificar las fuentes de desinformación y los actos de violencia simbólica ejercidos por los medios de comunicación para proteger a la ciudadanía de las noticias falsas y maliciosas.

La idea de una ciudadanía que necesita ser protegida es problemática de un modo que no resulta novedoso. El paternalismo del gobierno es revelador de una ideología que desconfía de la capacidad autónoma de la ciudadanía para desempeñarse en entornos complejos pero, sobre todo, desconfía de la complejidad misma.

Para el gobierno la realidad sería ordenada y transparente si no hubiera gente maliciosa que intenta perturbar la armonía social. Quienes introducen ruido son, por tanto, elementos perversos que se proponen destruir el cuerpo social para obtener ventajas. 

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Es obvio que los medios de comunicación no son fuentes neutrales, es inmensa la bibliografía que da cuenta del modo en el que la prensa es un factor que interactúa con otros factores de poder, no necesariamente en beneficio del bien común. No hay en ello ninguna novedad.

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Tampoco hay novedad en el hecho de que las redes sociales se han convertido en cámaras de eco que amplifican los sesgos de confirmación y dificultan, por tanto, la conversación democrática.

Hay tanto en la relación de los medios con el poder como en los efectos nocivos de las redes sociales problemas que se deben intentar corregir. Sin embargo, el camino del mejoramiento debe ser resultado de una discusión pública amplia y robusta, nunca desde dispositivos estatales de control. 

Esos dispositivos resuenan en la conciencia colectiva con los ecos de regímenes infaustos. El Estado debe ser controlado por los ciudadanos, no a la inversa. El solo hecho de proponerse como un sitio desde donde observar anticipa el paso siguiente, el control que no es posible sin el castigo. 

Un estado incapaz de proporcionar información pública de calidad quiere controlar la información que otros hacen circular. La ilusión de que si se evitan las fake news el mundo será ordenado, transparente y armónico es una utopía peligrosa. Esperemos que, cuando comprueben el error, puedan aceptar la frustración. Cada vez que el poder no pudo hacerlo, hizo que esa utopía terminara en catástrofe.