Ambos son argentinos, tuvieron coronavirus y lograron recuperarse de la enfermedad que tiene en vilo al país y al mundo. Nelson Martínez vive en la Ciudad de Buenos Aires y Ariel Casanova reside hace cinco años en Madrid, España. Los dos permanecen bajo aislamiento en sus hogares hasta el alta médica definitiva y compartieron sus historias de superación y sus consejos con PERFIL.
“Mi sugerencia es no tener miedo pero sí mucho respeto por esta enfermedad que se cobró muchas vidas”, cuenta Nelson. Su caso fue el número 13 confirmado para Covid-19 por el Ministerio de Salud de la Nación. Todo comenzó tras un viaje soñado por el norte de Italia y Eslovenia con su pareja. “La existencia del virus en regiones del norte italiano llegó a nuestros oídos a mitad de viaje, cuando estábamos en Bologna. Desde Bologna hasta llegar a Argentina, tuvimos todos los cuidados que indicaban las autoridades italianas”.
El jueves 5 de marzo llegó a la Argentina. A los pocos días comenzó con síntomas: fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, tos y llamó al SAME. Los síntomas y su procedencia hicieron que se aplicara rápidamente el protocolo de coronavirus y quedara internado en el Hospital Muñiz. Allí permaneció en aislamiento hasta el 14 de marzo, cuando le dieron el alta institucional. “Mi rutina durante la internación fue vivir el día a día. Lo mío fue algo muy leve, porque no pase ninguna situación traumática, pero no quiere decir que esto no sea grave”.
Nelson no tiene más que palabras de agradecimiento para todo el personal del Muñiz y también del Ministerio de Salud del gobierno porteño que se encarga de monitorear su salud y también la de su pareja, también afectada por el coronavirus. “Este monitoreo no es sólo clínico, sino que también, y fundamentalmente, se ocupan de nuestro estado anímico y emocional”, explica al mismo tiempo que aconseja a las personas respetar las medidas de aislamiento social que dispuso el Gobierno.
“Nos están pidiendo que nos aislemos en las casas y eso es lo que hay que hacer. Seamos solidarios, compremos lo que necesitemos, no hagamos stock de alcohol en gel, jabón o desinfectantes. En la medida que el otro se cuide, yo me estoy cuidando. Es la única manera que tenemos de parar esto”. Sus vivencias durante el transcurso de la enfermedad están retratadas en su blog.
En un país foco. “Por razones de trabajo viajé mucho por Europa durante los primeros meses del año. Pasé por varios aeropuertos, así que seguro me contagié ahí”, afirmó desde el otro lado del línea Ariel Casanova, un argentino residente en Madrid que se enfermó de coronavirus a principios de marzo. Actualmente y, tras quince días de sufrir la enfermedad, se encuentra recuperado y transcurriendo el período de cuarentena obligatoria. Mientras tanto, sigue realizándose estudios y chequeos en forma permanente.
Oriundo de Villa Carlos Paz, Casanova tiene 47 años y hace 17 que vive en el viejo continente. Primero vivió en Milán y ahora lo hace en la capital española, uno de los epicentros de la enfermedad: en ese país, el Covid-19 causó más de 1.300 muertes y suma unos 25 mil contagios.
“El único síntoma que tenía era tener mucha fiebre. No bajaba de 39º. Fui a una clínica privada y me diagnosticaron una gastroenterocolitis. Pero pasaban los días, la fiebre no bajaba por lo que decidí hacer otra consulta con un médico amigo que me citó en el hospital público”. Allí fue sometido a otra batería de estudios. Luego de la espera, los resultados del test le dieron positivo. “Me dieron los resultados con el diagnóstico y me mandaron a casa para que me quede encerrado. Los hospitales estaban colapsados, por lo que no había lugar. Fueron once días de cama y fiebre constante en casa”, afirma el licenciado en Genética.
Respecto a al proceso de la enfermedad, explicó: “La enfermedad me pegó bastante fuerte porque más allá de la fiebre tuve complicaciones a nivel pulmonar. El sitio de propagación del virus son las células pulmonares que se van destruyendo. Estaba sin fuerzas y el nivel de oxígeno en sangre era muy bajo, factores que complican la salud si uno posee enfermedades preexistentes, que no era mi caso”, agrega Casanova.
Con el correr de los días, su cuadro de salud fue mejorando al punto que ya no tiene “señales” del virus. “Ya estoy recuperado y sin síntomas, sin embargo tengo que hacer cuarentena obligatoria por otras dos semanas para que me den el alta definitiva”, cuenta. “Mi médico de cabecera sigue mi evolución vía telefónica. Me llama dos o tres veces por día”.
Sobre la situación en España, asegura que “la situación se vino de golpe. No la esperaban y no supieron cómo reaccionar al principio. Los propios médicos no tenían ni idea de qué hacer, estaban sobrepasados. Lo mismo que las terapias intensivas de los hospitales. Hasta que no se impuso la cuarentena obligatoria, la gente no tomaba conciencia de lo que realmente pasaba y seguía saliendo de sus casa como si nada”, afirma por último.