SOCIEDAD
la justicia le ordeno al gobierno porteño habilitarla

Estudiantes lograron con un amparo que su escuela tenga una guardería

Asisten a la Escuela de Comercio Nº 25, de Almagro, donde 24 alumnos son padres y madres. Muchos llevan sus hijos a clase.

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Ezequiel. Va a 1º año con su novia y su beba. Antonella. Está en 4º año y es mamá de dos. | Grassi

Ezequiel Sastre (20) y Luján (16) trabajan todos los días como vendedores ambulantes en la Ciudad, vendiendo helados y algodón de azúcar. Se conocieron en el barrio y se pusieron de novios. Hace once meses, son papás de Trinidad. Este año, juntos, decidieron retomar los estudios y volver a la escuela. Se anotaron en 1º año del secundario de  la Escuela de Comercio Nº 25 Santiago de Liniers de Almagro, en el turno vespertino, para poder seguir trabajando durante el día. Y hasta ahí viajan todos los días, los tres. Mientras cursan hasta las 22.40; Trinidad está en clase, con ellos.

Al mismo colegio va Antonella Suárez (28), que cursa 4º año. Volvió este año, después de siete años de haber dejado, cuando quedó embarazada de su primer hijo, Rodrigo (6), y quedó libre. Después llegó Ciro (4). En el medio quiso volver a estudiar, pero no lograba coordinar los tiempos con su trabajo y el de su pareja, y el cuidado de los nenes. Cuando se enteró de que podía ir con los chicos al colegio, volvió.

Ezequiel y Antonella son los dos estudiantes que, patrocinados por el Ministerio Público de Defensa y la asesora tutelar; impulsaron un amparo para que el Gobierno de la Ciudad les garantice el cuidado de sus hijos, y construya una sala maternal en el colegio, tal como lo viene reclamando la comunidad educativa hace varios años.

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“Es necesario. Hay muchas mamás con bebés que deben haber dejado por no tener con quién dejarlos para ir a estudiar”, dice Suárez. A principios de este año, eran 24 los alumnos madres y padres en la escuela, varios son menores de edad. El promedio varía entre 20 y 40 alumnos con hijos.

En la presentación, la defensora, Cecilia González de los Santos, y la asesora tutelar, Mabel López Oliva, remarcaron que en la mayoría de los casos se trata de adolescentes de escasos recursos, con trabajos informales durante el día. Y que la falta de sala maternal provoca ausentismo y deserción. Tras inspeccionar el lugar; la jueza porteña Romina Tesone ordenó al gobierno implementar un dispositivo de apoyo para el cuidado de los hijos de los alumnos durante la cursada.

“La escuela venía motorizando pedidos para que se implementara, porque hay una situación de mucho ausentismo y alumnos que van con los chicos, lo cual es un problema para el aula. Y la situación de muchas estudiantes, algunas menores de edad, es que no pueden pagar una guardería. El Estado tiene que garantizar que no sean expulsados del sistema educativo por eso”, explica De los Santos.

En ese contexto, el gobierno porteño se comprometió a la construcción de una sala maternal para el inicio del año que viene. Y deberá articular medidas para garantizar el cuidado hasta el fin de la cursada actual.

En el marco del programa de retención de estudiantes madres, padres, y embarazadas, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con 35 salas maternales en escuelas, para niños de hasta 5 años, para promover la permanencia en el sistema educativo. El programa incluye también capacitación a los docentes y capacitación en ESI.

Reclamo. “Dejé cuando me quedé embarazada, pero siempre quise terminar, era algo pendiente, me quedaba un año nada más”, cuenta Suárez. Por su edad, solo se pudo anotar en el turno vespertino, de ahí la complicación al cuidado de los chicos, que ya van al colegio, doble jornada. El papá de los nenes trabaja durante la tarde noche. A la mañana lleva a los chicos al colegio, doble jornada. Y aprovecha para estudiar. Los busca, meriendan y se toman dos colectivos para llegar a su escuela. “Trato de concentrarme en clase, es difícil. Los chicos son inquietos y no aguantan mucho. Los siento adelante mío y dibujan o juegan”.

“En nuestra clase también hay otra chica con un bebé. Cuando era más chiquita era más tranquila, pero ahora es más inquieta. Queremos una sala acá dentro del colegio, si la bebé necesita algo podemos ir y volver a clase”, aporta Sastre.

Vanesa Cavalieri es una docente histórica de la escuela, aunque ahora está en otra institución. En una carpeta guarda todos los reclamos que viene haciendo por este tema. El primero data de 2005, cuando los mudaron a un edificio provisorio por obras de refacción, y avisaba de la necesidad de una sala maternal para los estudiantes.

En el edificio escolar, además, conviven tres escuelas. Una de estas, el Normal 7, tiene cuatro jardines de infantes, y un profesorado de nivel inicial, por lo que un reclamo era que se pudieran aprovechar esas instalaciones.

En la provincia de Buenos Aires hay 84 salitas.

Según un relevamiento realizado en marzo de este año, la provincia de Buenos Aires cuenta con 84 salas maternales en escuelas secundarias, de las cuales 26 funcionan en el turno mañana, 33 en el turno tarde, y 25 en el turno vespertino.

Asisten más de 500 niños hasta 2 años, es decir, un promedio de siete chicos por sala maternal. Y en lo que refiere al parentesco, en el 86% de los casos son alumnas madres. En el caso de las alumnas embarazadas, el 80% tiene entre 14 y 19 años.

“La iniciativa de las salas maternales surge con la obligatoriedad del nivel secundario, para garantizar el ingreso, permanencia y egreso de los estudiantes. Además de articular el trabajo específico  que se está haciendo en esas escuelas en torno a la ESI”, explican desde la cartera de Educación bonaerense. “En los últimos dos años se duplicaron las salas y tenemos proyección de hacer más, ahora estamos evaluando las propuestas”. Algunas salas funcionan dentro de escuelas secundarias, otras en los jardines de infancia de referencia.

La Plata, Quilmes, Berazategui, San Fernando, Mar del Plata, son algunos de los distritos donde abrieron los primeros espacios, en 2011. Actualmente, funcionan en 40 distritos.

En Quilmes, la escuela Nº 3 cuenta con una sala maternal  en el ingreso de la escuela, donde docentes cuidan a los hijos de las alumnas mientras estas cursan.

Y en La Plata, la escuela Nº 2 fue una de las primeras en ofrecer este espacio a las estudiantes.