“Más allá de la calidad de la infraestructura que se pretenda instalar en zonas deprimidas de la Ciudad, como el Elefante Blanco o la Villa 31, el desafío es poder acompañar esos cambios con un desarrollo económico y social que permita que los vecinos lo aprovechen”. Quien esto afirma no es un funcionario porteño, sino una experta urbanista responsable, entre otros proyectos, de cambiarle la cara a zonas emblemáticas de Nueva York, como el Bronx, Williamsburgh y el centro de Brooklyn o Coney Island, todas zonas que se convirtieron en polos atractivos para el comercio y el turismo.
“Muchos creen que Nueva York es solo Manhattan. Sin embargo, tenemos barrios donde también enfrentamos la necesidad de lograr un desarrollo equitativo y saldar la brecha entre los hogares más ricos y los más pobres”, señaló Purnima Kapur, directora ejecutiva del Departamento de Planificación Urbana de esa ciudad.
La arquitecta estuvo en Buenos Aires esta semana, como parte del 2º Congreso Internacional de Urbanismo y Movilidad, y recorrió algunos espacios que la Ciudad busca modificar e integrar, como el asentamiento de Retiro y la Villa 15 de Lugano, donde se encontraba el Elefante Blanco, donde el gobierno porteño construirá un ministerio. “Es muy interesante el trabajo que se está realizando en esos lugares, pero el gobierno debe diseñar políticas claras para que los residentes de esa zona no se sientan excluidos del proyecto. Los planes de reurbanización deben ir acompañados de iniciativas que surjan de los residentes, hay que escucharlos”, sentenció Kapur.
Mirada de experta. Además de su visita a estas urbanizaciones, Kapur también recorrió La Boca, San Telmo, Puerto Madero, Palermo y la Recoleta. Luego, la urbanista afirmó: “Buenos Aires tiene sus áreas bien consolidadas, en las que se respeta sus escalas arquitectónicas, ya sea en las zonas históricas, como San Telmo, o en las más modernas, como Puerto Madero”.
Respecto de su desempeño en la Gran Manzana, Kapur aseguró que tanto en el Bronx como en Coney Island, por ejemplo, “fueron proyectos en los que se propusieron nuevas ideas de urbanización, además de la integración del vecindario. En Coney Island se modificó la zona a partir del impulso de viviendas accesibles a sectores de menos recursos que repercutió en el desarrollo económico del lugar”. En este sentido, la funcionaria señaló: “Los cambios urbanos deben explicarse de a poco a los residentes para no abrumarlos, pero al mismo tiempo se debe buscar un equilibrio con los futuros residentes”.
En ese sentido, otro espacio porteño que identificó con esa reconversión lograda en Nueva York fue el barrio de Palermo. La urbanista comparó esa zona con el Soho de Nueva York, como “un área que se reconvirtió y fue ‘ocupada’ por artistas y diseñadores y en el que los edificios antiguos se transformaron en viviendas”, dijo. “Es muy interesante ver las casas tradicionales de esta zona que mantienen su escala y tipología, pero con nuevos usos”, aseguró Kapur.
Un mercado con cocineros top
Cocineros como Narda Lepes, Fernando Trocca, Germán Martitegui y otros integrantes del colectivo Acelga tendrán un espacio propio en el nuevo mercado gastronómico que abrirá el año próximo en la Villa 31. El espacio, que aún no tiene nombre, tendrá 3.500 m2 con 32 puestos de productos frescos y distintos tipos de cocina, además de dos plazas de comida, al estilo de La Boquería de Barcelona o el Borough Market de Londres.
Las obras del galpón que se utilizaba como estación de ómnibus, ubicado en la entrada de la villa en Retiro, comenzaron esta semana y se prevé estén listas el 8 de marzo próximo.