En los ojos más azules que se puedan imaginar se reflejan los ladrillos colorados de una de las casas a medio terminar. “Nunca vi algo así, es un lugar apasionante”, describe en un incipiente español Anne Sophie, una turista danesa de 19 años que camina atónita en un laberinto de calles de tierra y pasillos de cemento descascarado en corazón del barrio marginal insignia de Retiro. “Es increíble que esté tan cerca de Recoleta, el lugar más rico de Buenos Aires”, se asombra con inocencia.
Mientras la jovencita –que vive en uno de los países con mejor calidad de vida del planeta– recorre los pasajes del barrio junto a otros cinco turistas en una visita organizada por PERFIL, Carlos Adrián, uno de los referentes de la Villa 31 especula con un proyecto turístico e inmobiliaro que ya comenzó a tejer junto a otros referentes del barrio.