SOCIEDAD

Un novelista "progre" entrevista a Vargas Llosa

PERFIL prefirió que su reportaje al Premio Nobel lo hiciera uno de sus escritores. Martín Kohanya había manifestado su disgusto con él.

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| Cedoc

Mario Vargas Llosa se muestra tolerante incluso con el clima. Lo esperan esta tarde las únicas horas de descanso de que dispondrá por estos días en medio de infinitas actividades, y se irá a pasarlas al campo. Pero el cielo de Buenos Aires, al que el piso alto del Hotel Sheraton y las nubes bajas de la tormenta hacen parecer mucho más cerca, le revela un tiempo adverso: día encapotado y lluvia. El Nobel contemporiza, el campo y el descanso lo esperan de todas formas. Mientras tanto, siempre amable, se dispone al diálogo con PERFIL.

Usted ha padecido en gran medida la separación un poco mecánica de literatura y política. Una especie de fórmula que se le ha infligido en el sentido de decir "sus libros sí, pero sus ideas no".

—Sí.

Pero en un punto quizás usted mismo incurrió en esa separación, en el momento en que declaró que en principio iba a hablar sólo de literatura en la Feria del Libro de Buenos Aires, pero luego que iba a hacerlo también de política. Quería preguntarle, buscando justamente la conexión de la política y de su literatura, ¿en qué sentido sus recorridos y sus cambios políticos a lo largo de todos estos años afectaron y modificaron su literatura?

—Es difícil que yo mismo lo diga. No acabo de darme cuenta de eso. Yo creo que tú como novelista lo sabes de sobra. Yo creo que uno escribe con todo lo que es, con todo lo que tiene. Escribe con sus ideas, manías, obsesiones. Escribe con unos fondos que salen a la hora de ponerse a escribir. Lo que creo es que el campo de la literatura es mucho más ancho que el de la política. Expresa muchas experiencias que no tocan directamente lo político y muchas veces una obra literaria desborda largamente lo que podría ser una visión política. Entonces, de hecho, yo no he escrito novelas con intenciones políticas inmediatas ni muchísimo menos, aunque algunas de esas novelas sí tocan la problemática política de una manera muy directa. Novelas sobre dictaduras, sobre dictadores. Pero creo que por lo menos el esfuerzo lo hago, cuando escribo sobre política, me pronuncio sobre temas políticos, procuro escribir de una manera fundamentalmente racional. Cuando escribo una novela, dejo que participen muchas otras cosas: convicciones, la visión racional, intuiciones, instintos y muchas veces un material espontáneo que se filtra a la hora de escribir ficción. Creo que la literatura da una proyección mucho más compleja, más ancha que la que dan las convicciones políticas, que son sólo un aspecto de una personalidad múltiple. ¿No?

Lea la nota completa en la edición impresa del diario PERFIL.

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