Donde antes había solo vegetación y tiempo más tarde funcionó el obrador de la Autopista Buenos Aires-La Plata en la Costanera Sur, hoy, y con un 80% de las obras avanzadas, se erigen los 46 módulos habitacionales que serán destinados a los habitantes de la Villa Rodrigo Bueno.
A partir de mayo de este año comenzará la mudanza de las primeras familias de este asentamiento informal beneficiadas con estas viviendas cuyo diseño e implementación fue consensuado con los vecinos. En este caso se trata de aquellos habitantes cuyas casas deberán ser demolidas para la apertura de las calles del lugar. Se trata de los nuevos edificios construidos por el Gobierno porteño, a través del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), que forman parte del plan de urbanización e integración urbana de ese asentamiento informal que se levantó junto a la Reserva Ecológica hace casi dos décadas. Para octubre, en tanto, se estima que las 612 viviendas estarán todas ocupadas.
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En total allí viven unas 2.700 personas distribuidas en unas 553 viviendas en cuatro manzanas, según datos del censo realizado por el IVC en 2016. En un formato similar y manejando los mismos tiempos, también se avanzó con la urbanización del Playón de Chacarita, también conocido como Villa Fraga (ver aparte).
La iniciativa en Rodrigo Bueno contemplará la instalación de servicios de infraestructuras básicos y la remodelación y puesta en valor de algunas casas del barrio que serán ocupadas por aquellos vecinos que accedieron a las nuevas viviendas. “El antiguo barrio no va a desaparecer. Lo vamos a mejorar y a crear las condiciones de habitabilidad necesarias para que la gente pueda vivir sin problemas. Será la zona histórica del barrio”, señaló María Migliore, gerente general del IVC. “Con los vecinos venimos trabajando en el tema de la urbanización desde hace un par de años en las Mesas de Gestión Participativas (MGP). Está todo consensuado con ellos”, agregó. Las MGP son el espacio que tienen los vecinos para debatir y consensuar con el IVC el mejor modelo de integración con la Ciudad, sin perder su pertenencia.
Los edificios tendrán unidades de diferentes tipologías, y en la planta baja de cada uno habrá locales comerciales que, se estima, serán ocupados por los propios habitantes del lugar. Una vez adjudicado el inmueble, cada propietario deberá pagar una cuota que no podrá exceder el 20% de sus ingresos. Serán créditos blandos otorgados por el IVC y el Banco Ciudad. El valor de la cuota surge de la diferencia entre la valuación de la vivienda que dejó y el nuevo departamento.
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Sobre este punto, los vecinos ponen algunos reparos: “Si bien estamos contentos con las obras y los departamentos, nos genera incertidumbre la valuación de las casas que dejamos y el proceso de adjudicación. Hasta que no se definan bien los puntos a tener en cuenta, no estamos tranquilos”, dijo Luis Espinoza, referente del lugar. “Estamos avanzando en la reconfiguración del barrio antiguo, un paseo costero y un muelle y la instalación de un centro cultural”, señaló por último.
Avanzan las dos manzanas que construyen en el ex Playón de Chacarita
Para mayo también está prevista la mudanza de los primeros propietarios de los edificios que forman parte de la nueva fisonomía que presentará el Playón de Chacarita, conocido como "Villa Fraga". Allí viven ahora unas 2.700 personas en 513 viviendas distribuidas en nueve manzanas, en terrenos que pertenecían al Estado cedidos a la Ciudad. Respecto al proyecto, que se levanta en las avenidas Elcano y Triunvirato; y el otro, en la avenida Triunvirato y la prolongación de la calle Teodoro García, consta de 672 unidades distribuidos en 33 edificios en cuyas planta bajas tendrán 71 locales comerciales. A diferencia de la Rodrigo Bueno, los edificios tendrán dos alturas: cuatro y ocho pisos.
“La conexión de los servicios es más sencilla. Algunas obras, por ejemplo, ya se hicieron por la apertura de la avenida Triunvirato. De todas maneras, también se abrirán calles y se instalará infraestructura de servicios”, señaló Migliore en su charla con PERFIL. Más allá de ser un barrio más chico que otros asentamientos, Villa Fraga presentó un gran desafío. Su fisonomía barrial tiene los pasillos muy angostos, muy poca ventilación y terrenos muy bajos, que facilitan el rápido anegamiento de las napas.
“Al igual que en Rodrigo Bueno, la conformación de Mesas de Gestión Participativa fue fundamental a la hora de desarrollar y diseñar el proyecto que apunta a no perder la idiosincracia del lugar ni su identidad”, finalizó la funcionaria porteña.
