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Escocia verde

Alnwick, el castillo inglés donde se coleccionan plantas asesinas

En el castillo donde se rodó Harry Potter, se construyó con fondos públicos una controvertida exhibición de las plantas más letales del mundo. Galería de fotos

Plantas venenosas 20200914
Plantas venenosas | shutterstock

A casi dos horas de Edimburgo y con vistas al Mar del Norte, hay un castillo que seguramente conoce aunque tal vez no lo haya visitado jamás. Es el castillo Alnwick, que vio como la Mansión Hogwarts en las dos primeras películas de Harry Pottrer, y que fue el escenario de las aventuras de Kevin Costner en la piel de Robin Wood –y hace poco, en  “Transformers, el último caballero”-.


Sin embargo, su fama internacional no se la debe tanto al cine como al Jardín Alnwick, el más mortal del mundo, ya que en él crecen unas 100 plantas asesinas, las más peligrosas que se conocen en el reino vegetal.  Este jardín mortífero y la duquesa que lo imaginó en 2005, tal como es hoy, también fueron parte de una disputa por la utilización de los fondos públicos de los británicos


Desde hace varios años, Trevor Jones es el jardinero jefe de todos los espacios verdes del castillo y también del Jardín Venenoso, que comienza detrás de una inexpugnable puerta de hierro negro, atrapada por hiedras asfixiantes de metal. Jones viste grueso mameluco impermeable de cuerpo entero, máscara, pantalla facial y guantes de seguridad. A primera vista, más que un botánico parece un terapeuta de enfermos de coronavirus. Y todo su equipo de protección tiene que ver con la letalidad de su espacio de trabajo, aunque se trate de jardines en su mayor parte al aire libre.

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Desde la amapola hasta la cicuta, la única forma en que se le permite a una planta echar raíces en esta pradera escocesa es que sea letal para los humanos.

Bueno, no sólo para nosotros, porque en el catálogo tenebroso de Alnwick figura la Strychnos nux vomica, la materia prima de la estricnina, un eficaz pesticida para eliminar pájaros y roedores. Otra de las perlitas es el acanto gigante, un ejemplar de gran porte que alcanza hasta 3 metros de altura y tiene grabado en su adn la fototoxicidad: si las partículas de polen llegan a la piel, la quemarán y provocarán ampollas recurrentes durante siete años. 
“Muchas de estas plantas irritan la piel, afectan el aparato digestivo o directamente pueden provocar la muerte. No hace falta ingerirlas o tocarlas para sentir indigestión o envenenarse; algunas basta con olerlas. Por ejemplo la hierba estornudatoria, cuando se huele, da una irritación en la nariz que hace estornudar, pero luego los vasos sanguíneos se inflaman, empiezan a sangrar y se tiene que ir a una sala de emergencias para que practiquen una cauterización. La hemorragia no se detiene sola”, describe Dean Smith, guía del jardín.

“Basta con rozar el acónito, también conocido como ‘matalobos’, para que aparezca un hormigueo en la boca. Si se siente eso, ya es tarde…”, se interrumpe Smith, sin animarse a concluir la frase. 


El jardín, que está siempre abierto en verano, ofrece visitas guiadas con escalofríos garantizados. El laurel, por ejemplo, ese arbusto aromático que condimenta nuestras salsas, tiene una variedad, el laurel cerezo, con hojas que presentan dos compuestos químicos que producen cianuro
El nombre de cada especie herbácea se notifica en un cartelito, junto al dibujo de una calavera apoyada sobre dos fémures cruzados: Echium vulgare, Pulmonaria angustifolia, Laburnum anagyroides, Helleborus nigec, Veratrum álbum, Narcissus Tresamble, Narcissus bulbocodium, Mespilus Germanica, etc. El mismo ejemplar de Ricinus communis, del que se obtiene el aceite de ricino, inofensivo y muy útil para hacer crecer las pestañas, también puede ser fuente de otro ricino mortal


La datura puede dormir a una persona para siempre y cuatro frutos del atropa belladona bastan para hacer morir a un chico. El laburno, a su turno, es el segundo árbol más peligroso de Inglaterra.

Y todos los ejemplares de este paraíso para las viudas negras puede conocerse por tan £13 y £5, en el caso de niños mayores de 4 años.
Sin embargo, el Jardín Venenoso también fue creado con una función educativa: informar a los jóvenes sobre las plantas que se utilizan en la elaboración de drogas y sustancias narcóticas. Junto a la flora venenosa doméstica - las plantas que muchos de nosotros tenemos incluso en macetas y balcones, sin saber a qué nos exponen- hay canteros de cannabis, coca y opio Papaver somniferum, la fuente de la morfina. 


“Si esto fuera un jardín de plantas medicinales, con foco en la medicina, los chicos no le prestarían atención. Al decirles que las plantas pueden matar, escuchan”, explica Smith. 


Si bien el castillo pertenece aún a la familia originaria, los duques de Northumberland, el predio fue usufructuado por el estado a partir de la Segunda Guerra Mundial para cultivar en él alimentos destinados a la población más vulnerable del reino, función que cumplió hasta 1950, cuando cayó en el abandono. 
Alnwick es el segundo castillo habitado más importante de Gran Bretaña –luego del Windsor-. La fortaleza de estilo gótico inglés comenzó a construirse en 1096, luego de la llegada de las tropas normandas de Guillermo el Conquistador. Los herederos de los Northumberland habitan una parte de las instalaciones y, en el resto, funcionan el Programa de Estudios Internacionales de la Universidad Estatal de Saint Cloud; la Torre Postern, un centro cultural que exhibe frescos de Pompeya, reliquias egipcias y piezas inglesas de valor arqueológico; y Knight´s Quest, un complejo con restaurante y tienda de souvenirs.