Qué difícil suena tener que publicar una solicitada en el periódico The New York Times para explicar que te vas a hacer una doble mastectomía y una extirpación de útero porque tu mapa genético indica, en letras rojas, 87% de probabilidades de contraer cáncer de mama y 50%, de útero. O que tu hija de 11 años sea noticia internacional porque pida el cambio de sexo.
Todos estos sucesos que normalmente se acurrucan en la vida privada de las personas son trending topics de interés público, si te llamás Angelina Jolie. Y hoy nuevamente, la ex esposa de Brad Pitt, la bisexual confesa, la adoradora de serpientes, la más bella Enviada Especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados vuelve a ser noticia: cumple 45 años. Y, por ahora, está dispuesta a celebrarlos en la intimidad de la cuarentena que comparte con sus seis hijos, en la mansión victoriana de US$ 25 millones que acaba de comprar en Los Angeles, su ciudad natal.
Tenía apenas un año cuando sus padres, los actores Jon Voight y Marcheline Bertrand, se divorciaron. Su vida transcurriría entre Nueva York, Los Angeles y Londres, buscando su propio lugar. Y sin duda, no perdió el tiempo. De sufrir bullying en el colegio secundario –ya era delgada y trabajaba como modelo- pasó a convertirse en chica punk, hacer changas en una empresa funeraria, trabajar en las películas de bajo costo de su hermano mayor –James Haven-, para finalmente inscribirse en Juilliard School.
Gracias a su mezcla explosiva entre las raíces alemanas de su padre y la línea refinada de su madre, de ascendencia franco-canadiense, era imposible no distinguirla del montón. Así logró que varias rock stars la eligieran para grabar videoclips, empezando por Lenny Kravitz, (Stand by My Woman) y siguiendo con Rolling Stones (Anybody seen my baby) y Lemonheads (It's About Time).
Luego se tiñó el pelo de colorado, estudió en el Actors Studio de Lee Strasberg, experimentó con el teatro (Dominatrix) y los papeles comenzaron a llegar. Su gran debut fue en Cyborg 2 (1993) y logró que la prensa reparara en ella con Hackers (1995): “Jolie tiene el talento heredado de su padre”, dijo The New York Times, y aunque el matutino creyó que le estaba haciendo un gran favor, había metido el dedo en la llaga. Su vínculo paterno filial nunca había sido ni sería el mejor. Según declaraciones posteriores, jamás le perdonaría que hubiera engañado a su madre y, hasta el día de hoy, procura que sus hijos no lo vean como abuelo.
De todos modos, en Hackers conoció al que sería su primer marido, el actor Jonny Lee Miller. Su “vestido de novia” fue un pantalón de cuero negro y una camisa blanca con el nombre de su cónyuge escrito con sangre. A los doce meses se distanciaron y tres años más tarde se divorciaron.
Muchos años más tarde comenzó a comprenderse: “creo que es el mejor marido que una niña puede pedir. Siempre le gusté, simplemente era demasiado joven, ahora ya crecí”.
Lee Strasberg salió a decir que era una actriz extremadamente meticulosa en sus interpretaciones y le llovieron los papeles de mujer atormentada: Jugando con la muerte (1997), George Wallace (dirigida por John Frankenheimer), La cocina del infierno (1998) y Gia (1998), la historia real de una supermodelo con varias adicciones, que la prensa criticó bastante aunque le permitió ganar su segundo Globo de Oro y el premio del sindicato de actores.
Su primer éxito comercial llegó compartiendo cartel con Denzel Washington en el policial El coleccionista de huesos (1999). Un año más tarde, hizo un papel de reparto en una película de Wynona Ryder, Inocencia interrumpida. Ganó un Oscar y el mundo se puso a sus pies: “Jolie está surgiendo como uno de los grandes espíritus salvajes de las actuales películas, un cañón suelto que de alguna manera está buscando un objetivo mortal”, disparó Roger Ebert.
Más tarde llegó Nicolas Cage, (60 Segundos) y abrumada por las declaraciones públicas de amor del actor Billy Bob Thornton, 20 años mayor (se habían conocido compartiendo sets en la comedia Fuera de control), se casaron. A los tres años llegaría el divorcio y Jolie le dijo a Vogue: “Me tomó por sorpresa, mucho, porque de la noche a la mañana habíamos cambiado totalmente. Pienso que llegó el día en que no teníamos nada en común. Y es horrible pero creo que es lo que puede suceder cuando te involucras sentimentalmente y no te conocés a vos mismo”. Hace no tanto, él fue más despiadado: "Angie llegó un día a casa con un par de esos kits que sirven para hacerte un collar y llevábamos mucho tiempo separados porque ella había estado rodando en Camboya y pensaba que sería muy romántico que nos hiciéramos un pequeño corte en un dedo, untáramos con sangre los recipientes y nos los pusiéramos. Así cuando no estuviésemos el uno con el otro nos podríamos poner el collar y sentirnos juntos”.
En el medio, sí, había sucedido el exitazo de su vida, el rodaje en 2001 de la heroína virtual Lara Croft, en Tomb Raider y su secuela, dos años posterior. Rodadas en Camboya, el contacto con la miseria asiática hizo vibrar su más honda fibra filantrópica. Desde entonces se enroló en ACNUR como embajadora de buena voluntad y su compromiso mundial le merecería una distinción mayor en 2012, Enviada Especial, que aún ejerce, pagando sus propios gastos y exigiendo compartir las mismas condiciones de vida que el resto de los comisionados. Así y sin maquillaje, estuvo en Afganistán, Kenia, Siria, Pakistán, Libia, Bosnia, Haití, Congo, Irak, India, Colombia, Ecuador, Tanzania, Egipto, Sudán, Costa Rica y otra treintena de sitios en peligro. Pasó una Navidad en Beirut y un Día de Acción de Gracias en Cachemira.
Desde entonces, promueve la igualdad de género. Denuncia la violencia sexual contra las mujeres en países en guerra. Participó varias veces en el Foro Económico Mundial de Davos. Fundó el Centro Nacional para los Refugiados y los Niños Inmigrantes. Visita senadores y ministros. Asiste con regularidad al Día Mundial de los Refugiados en Washington D.C. Trabajó junto a Arminka Helic, cuando era asesora de William Hugue, Ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido De Gran Bretaña. En el Palacio de Buckingham fue condecorada por la reina Isabel II y quedó en suspenso su posible carrera diplomática. Se compró una casa en Surrey, cerca de Londres. Gestionó la ciudadanía camboyana y, se asoció con Jeffrey Sachs, enardecida por la utopía de desterrar la pobreza del mundo.
MM / DS