El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires acelera sus planes para que los sin techo sean trasladados a otros centros de contención como polideportivos u hoteles, además de los refugios mientras el país se encuentra sumergido en la cuarentena obligatoria por la pandemia del coronavirus.
Ellos son un sector de la sociedad en riesgo extremo ya que, según datos oficiales: 1.146 personas vivían en las calles de Buenos Aires en 2019 según las cifras del gobierno porteño, y, según un recuento de organizaciones sociales y políticas, el número de personas sin techo llega a los 7.521. No es sorprendente en un país que cerró 2019 con un 35,5% de pobres, de los cuales 8% en la indigencia.
El decreto del gobierno es claro: un férreo aislamiento hasta mediados de abril. Sin embargo, hay miles de personas en Argentina, un país donde un tercio de su población vive en la pobreza, que no tienen dónde protegerse de la crisis sanitaria. Esos miles de hombres y mujeres en situación de calle son de las pocas personas que pueden verse actualmente en Buenos Aires, cuyas calles están prácticamente vacías desde que el 20 de marzo el presidente Alberto Fernández decretara el confinamiento obligatorio en todo el país hasta el 31 de marzo, y luego lo extendiera hasta el 12 de abril.
“Le tenemos miedo al hambre”
Los “sin techo” de la Capital Federal, que duermen en las plazas o las puertas de los bancos y comercios cerrados, dicen que los refugios del gobierno están repletos de gente y algunos denuncian la violencia de la policía para sacarlos de su lugar, un punto fijo de la ciudad en el que viven, en muchos casos, desde hace años. "No queremos que quede nadie en situación de calle antes de la llegada del pico de coronavirus" que se espera para el mes de mayo, dijo Alejandro Amor, defensor del pueblo porteño. Asegura que al día de hoy ya se llevaron a unas 700 personas, pero todavía quedan miles y que puede ser “muy difícil alcanzar esta meta”.
"Estamos tratando de sobrellevarla como se puede", dijo Richard Marcelo, que vive rodeado de cartones y colchones junto a otras tres personas cerca del Obelisco y reconoce que no tiene miedo a contagiarse de este coronavirus. "A lo que nosotros le tenemos miedo es al hambre, a todo lo demás, al coronavirus, no", afirma este uruguayo de 45 años, que lleva los últimos seis en la calle.
Un joven de 28 años llamado Emilio, hace tan solo tres meses que quedó en las calles tras perder su empleo de cocinero. Al principio "me instalé en frente (...) Estaba desesperado, tenía hambre y ahí conocí a este grupo", contó. "Ahora con todo lo que está pasando con el tema del coronavirus, me dejas solo en la esquina y yo me muero".
“Me quedé en situación de calle por un tema de enfermedad, del VIH”, relata un hombre de 37 que vive en las calles cerca de plaza San Martín (Retiro). “Nunca nos explicaron nada de lo que tenemos que hacer (...) la policía viene y te corre. Vamos al tacho de basura (...). Ayer comimos un fiambre que estaba en mal estado, estaba hediondo, pero hacía varios días que no comíamos. Lo lavamos y lo comimos” Tiene miedo de los refugios porque al estar encerrado con otros podría quedar más vulnerable a contagiarse: “Yo sobreviví con el VIH, pero ahora tengo mucho miedo por el coronavirus”.
María, una mujer que vive desde hace años frente a la Plaza de Mayo y dijo que, aunque durante la cuarentena y el cierre masivo de comercios gastronómicos, le cuesta más encontrar comida, muy contenta de tener todo ese espacio solo para ella: “Yo disfruto mucho de la soledad. Para mí es lo más lindo del coronavirus”, dijo a AFP junto a sus dos perros y varios libros. Y no quiere oír hablar de albergarse en un refugio. “No puedo abandonar mis animales”.
Fotos: AFP y Néstor Grassi para PERFIL