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Día internacional de las trabajadoras sexuales

La prostitución como salida laboral: "No queremos ser excluidas del sistema"

En una de las semanas más importante para la lucha por la despenalización de trabajo sexual, y cerca del próximo "Ni Una Menos", dialogamos con una trabajadora y referente en la prostitución.|Fotografía de Julieta Bugacoff 

Georgina Orellano en el día internacional de las trabajadoras sexuales
Georgina Orellano en el día internacional de las trabajadoras sexuales | Instagram

Georgina Orellano es la Secretaria General Nacional de AMMAR-Putas Feministas. Se posicionó como referente dentro de la militancia feminista porque desde su historia personal impone una voz que acerca a la realidad que atraviesan las trabajadoras sexuales, y ahora habló con PERFIL sobre por qué su trabajo debería despenalizarse, cómo juega el feminismo, qué importancia tiene en la economía nacional y los estigmas alrededor que lo rodean.

El objetivo de Georgina es invitarnos como sociedad a salir del imaginario que se genera alrededor del tema para ponernos los pies en el barrio. “Un buen punto inicial es definir qué es trabajo sexual para profundizar en la postura de la despenalización y el peso que tiene en la actividad económica nacional”, explica.

—¿Desde qué punto crees que la militancia puede visibilizar las realidades con las que ustedes coexisten?

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—Es importante la visibilidad que nos da la militancia, la organización sindical, el colectivo de trabajadores sexuales porque es dar a conocer nuestra realidad, que durante mucho tiempo estuvo oculta y hasta desconocida. Eso también se refleja en las políticas públicas, desde la ausencia del estado, hasta la teoría construida desde la academia, las discusiones dentro de los feminismos que siempre fueron sin las voces de las trabajadoras y los trabajadores sexuales, y que han construido discursos y narrativas que, generan estigmas, más discriminación y nos topamos con discursos victimizantes.

—¿Qué tan útil sería un relevamiento sobre cuántas de ustedes no acceden al sistema bancario, para usar este como argumento de lucha?

—Para nosotras todo tipo de relevamiento hacia nuestro colectivo es útil porque justamente no hay datos, nosotras somos un sujeto inexistente para el estado. No conoce ni cuantas somos, ni cómo es nuestra situación habitacional, ni nuestra situación económica, ni sabe cómo está compuesta nuestra familia, hay un total desconocimiento en torno a nuestra vida y nuestra existencia. Queremos políticas públicas que contengan nuestras demandas y problemáticas. No queremos ser excluidas del sistema. Queremos disfrutar de tener una cuenta bancaria, caja de ahorro, darnos de alta en el monotributo. ¿Cuándo vamos a poder tributar como trabajadoras sexuales? ¿tenemos que seguir mintiendo y ocultando?

Georgina Orellano en el día internacional de las trabajadoras sexuales
"Es importante la visibilidad que nos da la militancia, la organización sindical, el colectivo de trabajadores sexuales porque es dar a conocer nuestra realidad, que durante mucho tiempo estuvo oculta y hasta desconocida".

—Una crítica fuerte desde los feminismos apunta a las políticas de asistencialismo. ¿Cuál es tu mirada al respecto?

—El feminismo también ha pensado con respecto a las trabajadores sexuales con una mirada asistencialista, y con una mirada de salvadora, de programas de rescate de salvar a las putas, en donde intentan darnos un trabajo que signifique “mayor dignidad”, que el que tenemos o generarnos microemprendimientos con un bajo costo en ingresos económicos, que hace que la compañera, por más que tenga la posibilidad de acceder al microemprendimiento, necesite seguir ejerciendo el trabajo sexual para cubrir todas sus necesidades básicas. 

—¿Las trabajadoras sexuales fueron beneficiarias del Ingreso Familiar de Emergencia?

—Muchas de las trabajadoras sexual mujeres cis pudieron acceder porque ya estaban adentro del sistema financiero con el programa asignación universal por hijo, muchas otras no y quedaron en el camino. Creo que una de las cosas que tiene en particular el estado es pensar sus políticas detrás de un escritorio, y con una mirada totalmente burocrática y no adaptarse a las distintas realidades que atravesamos las personas.

—¿La pandemia cómo les afectó?

—Las compañeras trans migrantes viven en condiciones insalubres, casas tomadas, inquilinatos. Recibimos en nuestra organización a compañeras pidiéndonos por favor que las ayudemos a inscribirse al IFE, que no sabían cómo hacerlo. Muchas compañeras no tenían ni siquiera tenían correo electrónico. Empezamos a re educarnos entre todas. Con el programa Procrear de viviendas, quienes pueden acceder son solo los que están registrados y están dentro del sistema, y los que no estamos dentro del sistema siempre quedamos como espectadores viendo como otros pueden acceder a este tipo de políticas y como a nosotras se nos precariza cada vez mas nuestras vidas.

—¿Qué impacto crees que puede generar dentro de la despenalización del trabajo sexual, series como “Sky rojo”?

—Nosotras hemos realizado distintas críticas a cómo fueron narradas nuestras vidas en el cine, en la televisión, en las telenovelas. Muchas veces se piensa visibilizar lo que fue durante siglos ocultado bajo la alfombra, pero lejos que darle de visibilización se genera un mayor estigma social hacia quienes ejercemos de trabajo sexual. Estamos cansadas de que nuestras vidas sean un espectáculo para ciertos espectadores. Esperan siempre lo mismo que seamos salvadas y cuentan nuestras vidas desde ciertos lugares donde se vuelven a reproducir narrativas estigmatizantes, discursos victimizantes, asociaciones de nuestros trabajos con el delito de la trata de personas y la explotación sexual.

Georgina Orellano en el día internacional de las trabajadoras sexuales
"El estado debería otorgarnos derechos como obra social y jubilación, acceso a la vivienda y la educación; y también alternativas laborales concretas para aquellas personas que desean otra posibilidad y combatir la trata de persona".

—¿Qué debates deberían darse?

—Existen un borramiento hacia el agenciamiento y la voluntariedad de la toma de decisiones que tienen los trabajadores y las trabajadoras sexuales sobre nuestros cuerpos. Lo que sirve es escuchar las voces de los protagonistas. Históricamente denunciamos la ausencia total del estado, la represión policial y el pago de coimas como la falta de derechos. Es importante abandonar esta disputa entre abolicionismo y regulacionismo. El estado debería otorgarnos derechos como obra social y jubilación, acceso a la vivienda y la educación; y también alternativas laborales concretas para aquellas personas que desean otra posibilidad y combatir la trata de persona.

La despenalización es un punto de partida recomendado por varios organismos internacionales, como OIT, Amnistía Internacional, y organismos como UNAIDS, que llevan adelante la concientización y lucha contra enfermedades como el HIV y el SIDA.

“Trabajo en la calle y lidio con el estigma y la discriminación, vecinos que nos aceptan y otros que no. A veces la policía no nos deja trabajar y otras veces si, las putas tenemos estrategias de autocuidado, nos alertamos y avisamos, nos defendemos y tratamos de respetarnos entre nosotras. Decido trabajar de día, aunque sé que la noche pareciera ser nuestro único destino. Cuando termino de trabajar hago lo mismo que la gran mayoría hace: voy al supermercado y pienso que voy a cocinar a la noche. Vivo día a día. En el trabajo sexual hay clandestinidad y no hay derechos laborales, a veces cuando pasan las horas y no se trabaja nada me angustia pensar que no me podré jubilar de nada, que jamás tendré una obra social pero que deberé seguir lidiando con el estigma y la violencia institucional. Hasta cuándo vamos a seguir discutiendo sobre qué hacer con el trabajo sexual cuando el cuerpo lo ponemos nosotras”, relata Georgina en sus redes.