Las palabras del Papa Francisco que encabezan la edición semanal del L´Osservatore Romano en español “Fraternidad y esperanza son medicinas que hoy el mundo necesita”, forman parte de uno de los más tradicionales y esperados discursos que cada año pronuncia el Sumo Pontífice.
Se trata del que ofrece al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. El mismo, que se transcribe en tres páginas centrales de esta edición y en forma completa y oficial, fue pronunciado la mañana del lunes 8 de febrero, en el Aula de las Bendiciones. Entre otras consideraciones el Papa Bergoglio les manifestó a los diplomáticos que: “…es esencial que todos los que tienen responsabilidades políticas y de gobierno se esfuercen para favorecer, antes que nada, el acceso universal a la atención sanitaria básica, fomentando asimismo la creación de centros de salud locales e instalaciones de atención médica conformes a las necesidades reales de la población, así como la disponibilidad de tratamientos y medicamentos".
"No puede ser la lógica del lucro la que guíe un sector tan delicado como el de la asistencia y los cuidados sanitarios… Por consiguiente, exhorto a todos los Estados a que contribuyan activamente a las iniciativas internacionales destinadas a asegurar la distribución equitativa de las vacunas, no según criterios puramente económicos, sino teniendo en cuenta las necesidades de todos, en particular las de las poblaciones menos favorecidas", señaló Francisco.
"La pandemia - continuó- nos ha demostrado que nadie es una isla y que, evocando la famosa expresión del poeta inglés John Donne, «la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque soy parte de la humanidad»… No es sólo el ser humano el que está enfermo, sino que lo está además nuestro planeta tierra. La pandemia nos ha mostrado una vez más cuánto sea también frágil y necesitado de cuidados. Evidentemente hay profundas diferencias entre la crisis sanitaria provocada por la pandemia y la crisis ecológica causada por la explotación indiscriminada de los recursos naturales", aseguró.
"Esta última tiene una dimensión mucho más compleja y permanente, y requiere soluciones compartidas a largo plazo. De hecho, los efectos del cambio climático, por ejemplo, ya sean directos, como los fenómenos meteorológicos extremos, entre los que están las inundaciones y las sequías, o los indirectos, como la desnutrición o las enfermedades respiratorias, suelen tener consecuencias que duran mucho tiempo… La crisis económica que siguió ha puesto de relieve otra enfermedad que nos afecta actualmente: la de una economía basada en la explotación y el descarte tanto de las personas como de los recursos naturales. Con demasiada frecuencia, nos hemos olvidado de la solidaridad y los otros valores que permiten que la economía esté al servicio del desarrollo humano integral, y no de intereses particulares, y se ha perdido de vista el valor social de la actividad económica y el destino universal de los bienes y recursos. La crisis actual es, por tanto, una ocasión propicia para replantear la relación entre la persona y la economía. Lo que se necesita es una especie de “nueva revolución copernicana” que ponga la economía al servicio del hombre y no al revés, «empezando a estudiar y practicar una economía diferente, la que hace vivir y no mata,que incluye y no excluye, que humaniza y no deshumaniza, que cuida la creación y no la depreda»", señaló
La crisis económica que siguió ha puesto de relieve otra enfermedad que nos afecta actualmente: la de una economía basada en la explotación y el descarte tanto de las personas como de los recursos naturales
Como es habitual, se incluyen en este ejemplar la transcripción de las dos homilías y mensajes tradicionales del Papa Francisco, esto son el Ángelus dominical y la Catequesis en audiencia general. En el primero de ellos, el Santo Padre expresó desde la ventana del estudio privado del Palacio apostólico vaticano que «Cuidar de los enfermos de todo tipo no es para la Iglesia una “actividad opcional”» ni «algo accesorio» sino «parte integrante de la misión de la Iglesia». Por su parte en la catequesis, el Papa instó a que “también en los pequeños «acontecimientos de cada día y de cada instante» la oración «realiza milagros». Lo dijo el miércoles por la mañana, 10 de febrero, en la audiencia general que tuvo lugar en la Biblioteca privada del Palacio apostólico vaticano, todavía sin la presencia de fieles a causa de las medidas para contrarrestar la pandemia. Prosiguiendo el ciclo de catequesis dedicadas a la oración, el Pontífice profundizó en el tema «rezar en la vida cotidiana».