Cinthia López Gotta es una de las tres sobrevivientes de la masacre de Hurlingham, y aunque recibió el alta y volvió a su casa, aún no puede reponerse del horror que vivió la madrugada del domingo en la que para salir con vida, tuvo que fingir que estaba muerta.
"Ellos (por Romina Maguna y Diego Loscalzo) estaban discutiendo. Vanesa golpeaba la puerta pero no le abrían". Finalmente fue Uriel, el hijo de 11 años, quien les abrió la puerta. "Nos abrió y se fue a esconder. No lo vi más", relata Gotta al describir una de las masacres más sangrientas de los últimos tiempos.
En diálogo con Arriba Argentinos, la víctima contó que la noche de la masacre notó una actitud diferente en el asesino. "Cuando terminó de comer se levantó de la mesa y se fue", recordó Cinthia.
Según cuenta Gotta, Romina se fue a preparar pochoclos para su hijo Uriel y ella salió al patio a tender la ropa. Fue en ese momento cuando escuchó los gritos. "Le pegó a Romina y después le disparó". Cinthia trató de sacarle el arma junto con Vanesa, la cuñada de Loscanzo, pero no pudieron.
"A Vanesa la remató sin asco, no terminaba más de disparar", siguió Cinthia quien cuando sufrió un disparo en la pierna cayó al suelo. En ese momento supo que si se movía la iba a matar e hizo lo único que podía hacer. Fingió estar muerta. "Me seguía disparando pero erró ", agrega.
En las últimas horas se difundió una publicación que publicó Romina en su Facebook antes del terrorífico hecho. En ese texto, Maguna recuerda al padre de sus hijos que fue asesinado hace casi 10 años, y se especuló con que ese podría haber sido el detonante de la tragedia. Una hipótesis que Cinthia descartó rotundamente. "Él tenía esto planeado de antes. Loscalzo es bipolar. Un día parece un amor de persona y al otro día no. Nos miraba a todos con cara de odio", aseguró.