Carlos Presti asumirá como ministro de Defensa en lugar de Petri: críticas, alertas y una designación sin precedentes
La llegada del jefe del Ejército al Ministerio de Defensa generó fuerte rechazo entre especialistas, organismos de derechos humanos y periodistas. Los especialistas en QR señalan que es la primera vez desde 1983 que un militar ocupará el cargo y advierten por el impacto político, el retroceso institucional y la carga simbólica de que asuma el 10 de diciembre.
La decisión del Gobierno nacional de nombrar al Jefe del Ejército, Carlos Presti, como nuevo ministro de Defensa en reemplazo de Luis Petri abrió un frente de críticas que atraviesa lo político, lo institucional y lo simbólico.
Los especialistas en QR, transmitido por Bravo TV, remarcaron que se trata de un hecho sin antecedentes desde el retorno democrático: desde 1983, los 25 ministros de Defensa que ocuparon el cargo fueron civiles, un criterio sostenido para garantizar la subordinación militar al poder político y evitar retrocesos en materia institucional.
El especialista Martín Granoski advirtió que la designación “partidiza a las Fuerzas Armadas” y rompe una línea histórica de profesionalización democrática. “Esto nunca pasó. Es una decisión rarísima que mete política partidaria dentro de las fuerzas”, señaló.
También cuestionó que Presti, familiar de un militar condenado por delitos de lesa humanidad, nunca haya manifestado públicamente un repudio a los crímenes de la dictadura. “Las responsabilidades no se heredan, eso es cierto, pero él jamás habló del tema, ni siquiera ahora, asumiendo en Defensa”, subrayó.
Por su parte, la periodista Irina Hauser sostuvo que esta designación consolida un proceso de desmantelamiento de áreas relacionadas con crímenes de lesa humanidad, como ocurrió con los archivos que, según denuncias, fueron considerados “carpetas” de uso político por la gestión actual.
En la misma línea, el periodista Pablo Llonto remarcó que la democracia argentina necesita un civil al frente del Ministerio de Defensa, una premisa que fue parte de los consensos surgidos tras la dictadura. “Hacerlo de forma tan provocadora y encima el Día Internacional de los Derechos Humanos es simbólicamente muy fuerte”, advirtió. Llonto también alertó sobre la posibilidad de que Presti jure con uniforme militar, una imagen que consideró riesgosa para la institucionalidad.
Para Guido Bambiñi, la decisión constituye una maniobra provocadora del Gobierno. “Debe haber personas más formadas en la materia. El peronismo logró en gran parte reconciliarse con las Fuerzas Armadas; si esa reconciliación estuviera consolidada, esta designación no generaría el efecto buscado por el oficialismo”, analizó.
Pablo Caruso, en tanto, señaló que en distintos ámbitos se discute la idea de una “reconciliación” entre la sociedad y las Fuerzas Armadas. Sin embargo, especialistas insisten en que la reconciliación no puede omitir la responsabilidad histórica por los crímenes de la dictadura, ni relativizar el rol civil en la conducción militar.
La asunción de Presti coincide con un clima de tensión: sectores que reivindican a la última dictadura anunciaron una marcha en Plaza de Mayo para el próximo sábado, un dato que preocupa a organismos de derechos humanos y agrega sensibilidad al debate.
Entre advertencias institucionales, cuestionamientos políticos y el impacto simbólico del gesto, la llegada de Carlos Presti al Ministerio de Defensa se convierte en una de las decisiones más controvertidas del Gobierno en materia militar y de derechos humanos desde 1983.
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