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El hit de la deconstrucción

default Foto: CEDOC

Un amigo me dijo que se estaba deconstruyendo. Me acordé cuando entré en contacto con la deconstrucción. Fue en el IWP de la Universidad de Iowa. Entre mis libros estaba La escritura y la diferencia, de Jacques Derrida. El filósofo argelino es una muestra de la tensión entre el pensamiento filosófico y el deseo de escribir literatura. ¿Cómo escribo filosofía y a la vez escribo literatura? Derrida escribía oraciones largas, muy largas, donde escondía conceptos fulgurantes. Recuerdo que el ensayo que me hizo entrar en el libro fue el magnífico que le dedicó a Antonin Artaud, tan mal leído casi siempre. Como un  caso clínico –esa es la lectura de Blanchot– o como un poeta de la tortura surrealista. 

En un ensayo de Derrida sobre la escritura avant la lettre, donde critica a Saussure (la idea final de Derrida es cargarse el edificio estructuralista completo) acusándolo de logocentrista, él utiliza por primera vez el concepto de deconstrucción. Dice que lo saca de la palabra heideggeriana destruktion, pero considera que se la va a leer de una manera que no es precisa. No se trata de destruirse, sino de deconstruirse. 

En ese entonces era un hit en Francia una canción de Gilbert Becaud que dice: “El amigo que todos los días venía a esta mesa/ y que ya no vendrá, la muerte es miserable/ que apuñala el corazón y que te deconstruye”.

Si bien Derrida dice que la palabra deconstrucción, inspirada por Heidegger,  se le impone, yo creo que el origen es menos libresco y más popular y que está en la canción citada más arriba.