La inexorable "Ley del ex": cómo influye en los futbolistas
La previa a un partido contra un ex equipo nunca es una semana cualquiera. Entre recuerdos, heridas abiertas, vínculos afectivos y cuentas pendientes, los jugadores transitan emociones que van desde la motivación extrema hasta la incomodidad.
Enfrentar a un ex club es una experiencia que moviliza a cualquier futbolista, incluso a aquellos que atraviesan su carrera con una lógica estrictamente profesional. La semana previa al partido cambia, la energía es distinta y aparecen emociones que, aunque intenten filtrarse, afloran inevitablemente. Si hubo buena relación, la semana se vive con tranquilidad; si hubo roces, la previa se carga de algo más.
Ese “algo más” quedó en evidencia en recientes cruces que involucraron conflictos entre futbolistas y sus antiguos compañeros o dirigentes. Situaciones como la de Maximiliano Salas o el Huevo Acuña muestran que la forma en la que un jugador se va de un club influye profundamente en cómo vive el regreso. No es lo mismo marcharse porque el club te invita a hacerlo que irse por una oportunidad mejor. En el primer caso, la sensación de revancha aparece casi de manera automática; en el segundo, es el club o sus hinchas quienes pueden sentir traición o bronca.
Los mejores y peores del campeonato: análisis, revelaciones y decepciones del torneo argentino
Desde adentro, la mirada es distinta a la del hincha: Mientras seas respetuoso, nadie puede enojarse porque busques crecer. Esto es un trabajo. Pero más allá del aspecto emocional, enfrentar a un ex equipo también impacta en el rendimiento. Muchos jugadores viven esos partidos como oportunidades para demostrar su valor. No es solo profesional, es personal. Es demostrar que valés.
El fenómeno se mezcla también con el proceso de autoconocimiento del futbolista: sus límites, sus posibilidades y el desafío de competir en un entorno distinto. El jugador siempre quiere ir a un lugar incómodo para crecer. Buscar un techo, y cuando lo encuentra, intentar romperlo. Por eso, muchos ven ese partido especial como una medida exacta de su evolución.
Finalmente, entre vínculos afectivos, desafíos personales y viejas heridas, una cosa queda clara: para un futbolista, enfrentar a su ex equipo nunca es un partido más. Es un reencuentro con lo que fue, con lo que quiso ser y con lo que ahora necesita demostrar. Y esa mezcla, dicen los que estuvieron ahí, convierte esos 90 minutos en algo emocionalmente único.
También te puede interesar
-
A tres años del Mundial de Qatar: el legado imborrable de la Scaloneta y la final que cambió la historia
-
Crisis en San Lorenzo: tras la acefalía, habrá elecciones para una nueva Comisión Directiva Transitoria
-
Argentinos Juniors puso la mira en un jugador relegado de Boca
-
Profundo dolor en Ecuador: asesinaron a Mario Pineida, futbolista de Barcelona de Guayaquil
-
Franco Mastantuono, víctima de críticas en redes sociales: no cumplió con las expectativas y generó disconformidad en el Real Madrid
-
Historia en el tenis nacional: Horacio Zeballos se convirtió en el primer argentino Campeón del Mundo ITF en dobles
-
PSG estiró el dominio europeo en competencias intercontinentales: todos los campeones de la historia
-
Juan Sebastián Verón volvió a cuestionar a la AFA y el polémico título de Rosario Central: "No se puede dar un título porque se te ocurre"
-
Un error tras otro: Agustín Rossi vivió un partido para el olvido ante el PSG
-
PSG le ganó la Copa Intercontinental a Flamengo con su arquero Matvey Safonov atajando cuatro penales