Iglesia católica

Gustavo Carrara: "Es importante generar una cultura del respeto"

El arzobispo de La Plata y presidente de Cáritas Argentina anunció el lanzamiento de la colecta anual de la organización, que tiene el objetivo de "construir y fortalecer la vida de las comunidades".

Monseñor Gustavo Carrara Foto: NA

Gustavo Carrara, arzobispo de La Plata, anunció el lanzamiento de la colecta anual de Cáritas Argentina, que se llevará a cabo el 7 y 8 de junio en las parroquias de todo el país y tiene el objetivo de “fortalecer la vida de las comunidades”. Además, criticó la cultura del “salvate a vos mismo” y destacó la importancia de “generar una cultura del respeto” desde la Iglesia católica. “Ponerse al servicio de los que más necesitan es fuente también de alegría”, dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Monseñor Gustavo Carrara es arzobispo de La Plata y presidente de Cáritas Argentina. También fue obispo auxiliar de Buenos Aires y primer obispo villero ad hoc del país. Acaba de lanzar la colecta anual bajo el lema “Sigamos organizando la esperanza”, inspirada en el papa Francisco. Se realizará el 7 y 8 de junio en las parroquias de todo el país.  

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Alejandro Gomel: Lo llamamos por esta nueva colecta de Cáritas, en un año especial, esta vez sin el papa Francisco físicamente. 

Sí, es así. Estamos recogiendo el legado del papa Francisco. Él está presente en esta colecta porque un texto de él nos inspiró en este año del jubileo, que es “Peregrinos de la esperanza”. Hay una frase que él recoge en una Jornada Mundial de los Pobres que nos invita a seguir organizando la esperanza. Eso se hace fortaleciendo la vida de las comunidades, en los territorios de cada rincón del país. Por eso esta colecta anual tiene como fin recaudar dinero para fortalecer las acciones, pero también es un momento de reflexión, de diálogo y de encuentro en las comunidades para fortalecer esa vida de comunidad que se pone al servicio de los que más necesitan. Ponerse al servicio de los que más necesitan es fuente también de alegría, porque la vida cobra un sentido, como también para aquel que se pone al servicio. Y después, que las personas puedan integrar parte de la vida de una comunidad concreta también hace que esa persona recupere su dignidad y pueda ser realmente feliz. La colecta tiene distintas dimensiones, por así decirlo.

AG: Hablaba de las comunidades, de los que más necesitan. ¿Qué está viendo usted? ¿Qué está pasando en la Argentina de hoy en ese sentido?

Vivimos por ahí una cultura que a veces se tiñe un poquito de individualismo, de "salvate a vos mismo", y ese "salvate a vos mismo" termina en el "todos contra todos". Entonces, la propuesta de la colecta, en el fondo, es que nadie se salva solo. Es necesario construir y fortalecer la vida de las comunidades. Eso genera esperanza porque uno no camina solo en la vida, sino que camina con los otros, ayudándonos unos a otros. De alguna manera también es respuesta a algo que se está viviendo. Muchas veces hay situaciones de indiferencia, incluso a veces de crueldad, frente a los que más están sufriendo y queremos dar otra mirada, una mirada que brota y se inspira en el Evangelio de Jesús.

 

Elizabeth Peger: Recojo lo que usted está diciendo y lo vinculo estrechamente con la homilía que ayer Jorge García Cuerva pronunció en el Tedeum habitual del 25 de mayo. El arzobispo de Buenos Aires habló puntualmente del tema de los jubilados, de los más desplazados. Pero también hizo una crítica a la cultura del odio, que está tan vigente en estos tiempos, ¿no?

 

Eso lo trata el papa Francisco en “Fratelli tutti”, por ejemplo, como el odio a través de las redes sociales, que puede hacer mucho mal. El papa León también habló de eso en ese primer encuentro con cerca de 5.000 periodistas que habían cubierto el cónclave y los funerales del Papa. Habló de que con las palabras, no solo con las armas, también podemos matar y podemos herir la dignidad de otros. Entonces, es importante que todos reflexionemos acerca de cómo hablamos. Es importante generar una cultura de respeto y del buen trato para con la otra persona. Hay una ley de oro que Jesús recoge en el Evangelio: "No hagas al otro lo que no te gusta que te hagan a vos". Entonces, me parece que el buen trato, que empieza por ser respetuoso con las palabras, es clave.

EP: Sí, él hablaba puntualmente de esto que decía usted también, del "terrorismo de las redes", con esta definición. Además, dijo que hemos cruzado todos los límites con esto. ¿Usted lo siente así también?  

Sí, hay ciertas cosas que se han vuelto comunes, y que se vuelvan comunes no quiere decir que sean normales, que sea lo que corresponda. Hay cosas que las hemos naturalizado. Eso que empieza en las redes puede terminar en una agresión física de una persona contra otra persona. Entonces, hay que tener mucha delicadeza. Y los que más tenemos responsabilidades, o alguna cuota de poder, por así decirlo, o de influencia sobre otras personas, más cuidadosos tenemos que ser y más responsables tenemos que ser en ese sentido. Ese fue el espíritu de la homilía de Jorge Ignacio. 

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Claudio Mardones: Hubo distintos Tedeum. El más notorio fue el que ofició su colega Jorge García Cuerva en la Catedral Metropolitana. Usted encabezó el Tedeum en la Catedral de La Plata, con el gobernador Axel Kicillof en primera línea. Ahí no hubo desplantes ni nadie quedó esperando un saludo, como hizo Milei con Jorge Macri. Usted recordó que este año se cumplen 40 años de las primeras elecciones legislativas desde la vuelta a la democracia y dijo que era importante participar. ¿El disparador fue la baja participación de las últimas elecciones o un llamado general a lo que se viene para estas elecciones?

No. Primero fue hacer memoria de la importancia del retorno de la democracia, por ese aniversario redondo de los 40 años de esas elecciones legislativas. Y después, de alguna manera, buscamos sentirnos interpelados para la participación. No es el único modo de participación que tenemos, pero es clave participar y recuperar la confianza. Es necesaria la política, y la Iglesia tiene una visión positiva de la política, como la más alta forma de la caridad, porque se ocupa del bien común, del bien de todos. Se debe ocupar de la dignidad de cada persona humana. Por eso yo subrayaba ayer un espíritu de servicio a la dignidad humana, especialmente de los más frágiles, el servicio a la comunidad humana — la familia y las distintas sociedades intermedias—, y el servicio también a la comunidad nacional. Por eso, la política es necesaria como transformadora de la realidad. Pero es necesario que aquellos que entran en ese camino lo redescubran como un camino de servicio al pueblo y que se planteen por qué hacen lo que hacen y por qué empezaron a transitar ese camino. Pero no hay que denigrar la política.

CM: Hace poquito reflejábamos una foto que circuló y que provino de La Matanza, con Óscar Ojea —obispo emérito, extitular de la Conferencia Episcopal Argentina— en uno de los Hogares de Cristo. Había distintos representantes, como Pablo Juliano, de la Unión Cívica Radical, y también Máximo Kirchner. Nos contaron que habían invitado a todos los diputados de todas las fuerzas políticas para participar de estos encuentros. Pero hay un gran interrogante: se viene un debate en torno a cambios en la Ley Penal Juvenil. ¿Cómo se relacionan estas reuniones que están teniendo con la expectativa que hay sobre lo que puede pasar en la Cámara de Diputados, Monseñor?

Bueno, como ustedes saben, la Iglesia tiene mucha capilaridad en distintos territorios, incluso en los más vulnerables, a través de Cáritas y de las parroquias y capillas. Lo que ha intentado hacer la Iglesia es tratar de acercar a través de algunos obispos y de la Comisión de Pastoral Social. En otros encuentros también se han realizado reuniones con jueces,   fiscales y gente del mundo judicial. En este caso se intentó hacer también con diputados y diputadas nacionales, buscando acercar a esos distintos poderes a los barrios, a lo que le pasa a la gente concreta, especialmente a los más vulnerables. 

Ese es el espíritu: que busquen escuchar de modo directo a la mujer y al hombre de a pie, que viven en esos lugares, lo que sufren, los desafíos que tienen, y también las esperanzas y los sueños que guardan. A veces, los legisladores o los jueces o fiscales pueden asistir más o no porque hay distintas circunstancias. Pero ese es el espíritu del encuentro: tratar de facilitar una mayor cercanía con lo que le pasa a la gente común. Allí se plantean distintos temas, como puede ser la reforma del régimen penal juvenil. Yo no empezaría poniendo el énfasis en la edad, porque a veces nos quedamos en eso y no avanzamos sobre una reforma integral y lo que hay que hacer es fortalecer un sistema de prevención para que estas cosas no sucedan. Por ejemplo, estamos pensando en bajar la edad de punibilidad, pero se desfinancian las políticas públicas de integración de barrios populares.

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CM: ¿Usted se refiere al FISU, por ejemplo, que es materia de una controversia judicial en este momento?

Por ejemplo. Hay obras que no se pueden frenar, como las de agua potable, cloacas, electricidad segura en los barrios, mayor accesibilidad a la salud y educación. Hay que pensar tanto en una escuela dentro de una cárcel para menores, sino pensar en cómo la escuela está antes y  cómo un sistema educativo realmente inclusivo y de calidad está cerca de los niños, niñas y adolescentes más pobres.

CM: ¿Usted siente que ha sido escuchado ese planteo? Porque parece que el oficialismo está jugado a conseguir los votos para bajar la imputabilidad.

Bueno, son debates que tienen que darse y hay que darle tiempo a esos debates, a esas discusiones. No son temas para discutir a través de X (ex Twitter). Son discusiones muy profundas que hay que dar, y hay que darse tiempo para darlas.

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