Mañana
La Argentina en este mundo ha dejado de ser atractiva, incluso interesante.
Somos nosotros. Los caminos que elegimos son siempre ejemplares, las oportunidades que proponemos son históricas, y peregrinas las ideas de los demás. Supimos conseguir la democracia benévola que reclamamos, merecemos tener lo que nos falta, y nuestros compromisos son innegociables.
A los argentinos, como colectividad, frente a las desdichas generales se nos da mejor encontrar culpables individuales que buscar soluciones asociativas. A fuerza de mirarnos profesionalmente al espejo, lo preocupante siempre es nuestra imagen enmendada, e ignoramos las lecciones ajenas. Nos caen mejor las opiniones que las ideas, por lo que preferimos las intuiciones a los datos.
En Occidente, el neoliberalismo se deslizó hacia expresiones autoritarias. Así como los regímenes clásicos de extrema derecha se fundaban en la ingeniería industrial, el autoritarismo coetáneo se apoya en la ingeniería financiera. El industrialismo se escurrió hacia el control de las mentes, montado sobre el espinazo del dinero. Tiene lugar una apuesta masiva por el desarrollo de inteligencia artificial, especialmente en centros de datos, chips especializados y supercomputadoras.
Naufragios y fantasmas, escombros y relámpagos
En conjunto, Microsoft, Alphabet (Google), Amazon y Meta (Facebook), han invertido más de 100.000 millones de dólares solo en los primeros seis meses de 2024. Apple anunció una inversión adicional de 100.000 millones de dólares, centrada en infraestructura y fabricación de IA. El proyecto Stargate, una empresa conjunta entre OpenAI, Oracle y Softbank, planea invertir 500.000 millones de dólares en los próximos años, comenzando por 100.000 millones ya.
La Argentina en este mundo ha dejado de ser atractiva, incluso interesante. Alguna vez, como dice el proverbio, supimos prender con lentitud, como la encina, pero una vez encendidos ardíamos eternamente. Nos volvimos gente de extraños caprichos, hace tiempo que hartamos a la mayoría con nuestra gestualidad y desdén por las deudas, y han dejado de otorgarnos la absolución intelectual.
La improvisación gubernamental exhibe su show en el bazar de la intermediación financiera; en mayo de este año fue el sector de la economía que más creció (un 25.8% interanual), impulsado por tasas de interés usurarias urdidas con la toma de deudas del Tesoro. Mala alianza: pagarle intereses al capital financiero resta los fondos necesarios para sostener algún sistema que asegure apoyo político mayoritario. Es que se trata de un sector remiso para invertir si no se les asegura un riesgo cero y si no obtienen ganancias aseguradas. El sistema financiero es un mercado de capitales que imagina sus negocios sin lazos con la suerte del resto de la sociedad.
Política exterior y democracia
Sin embargo, el futuro no empieza mañana, sino ahora y por eso es mucho mejor ser el padre del porvenir que el hijo del pasado. Hay un día después.
Un verbo para tonificar es “institucionalizar”. Las incertidumbres políticas no son generadas por las instituciones, sino por las imposiciones. Una adecuada ingeniería del poder público ayuda a controlar la ejecución presupuestaria y a dar certeza a la aprobación de algunos nombramientos. No habrá seguridad jurídica ni inversiones sin completar la integración de la Corte Suprema de Justicia y sin nombrar al titular del Ministerio Público Fiscal. Tampoco si no se designa al Defensor del Pueblo, que es una figura autónoma creada por la Constitución para proteger los derechos, garantías e intereses de las personas frente a actos, hechos u omisiones de la administración pública, empresas prestadoras de servicios y otros entes que afecten derechos colectivos. Cuando se empieza a extinguir la vida en las instituciones públicas, sobrevive la burocracia y se desvanece la libertad.
El institucionalismo obliga al diálogo y al acuerdo, superando cualquier tentación anticonsensualista. Crear un nicho de intensos en el plano digital no alcanza para gobernar ni para liderar mayorías, porque las diferencias entre los modelos exitosos no son económicas sino institucionales. Las interacciones positivas (likes, comentarios constructivos, recomendaciones y colaboraciones) no son leyes físicas consideradas como constantes universales. La prédica ideológica no forma parte permanente de la economía de la reputación y termina generando en el terreno digital más apatía que consensos duraderos; huellas, más que pactos. Ignorar la historia esconde que el ejercicio de violencia sobre los vulnerables, la concentración del poder en encumbrados y la deshumanización las comunidades ya produjo sistemas político-institucionales que otorgaron herramientas de defensa de derechos. Ignorar las paradojas hace olvidar que el cambio constante es una de las cosas que nunca cambia.
Institucionalizar y “dialogar” conduce al espíritu de “los valores”. Eso debería hacernos pensar que son guarangadas hirientes el maltrato al más débil, la normalización de las desigualdades sociales, el desdén de aquel a quien le va mal, la apología de los que fugan capitales, y la heroificación de la evasión fiscal. Globos amarillos, brotes verdes, péndulos violetas. Un tema recurrente en los grandes núcleos urbanos es el dinero, pero no porque sea el destino elegido sino porque es aquello de lo que se carece, en una Argentina en donde crece más la población que la producción. Es propio de libertarios pensar que lo peor empieza con la existencia de un malo. Por el contrario, la fidelidad a los principios morales universales es parte del deber racional y, en su omisión, comienza lo pésimo.
Hay algunas constataciones que indican la necesidad de “ejemplarizar”. Una consiste en que el agravio no es duradero, ni siquiera cuando sirve como envoltorio para regalo de un éxito, pierde centralidad. Y si la que pierde centralidad es la violencia, también pierde visibilidad la de los violentos. Los ejemplos son hábiles para elegir sus mejores bocetos, que se alimentan del aislamiento social. Esto conlleva a la necesidad de difundir sin olvidar los bordes. El expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso decía que gobernar es explicar. Entonces el esperpento no es Plaza Sésamo, máxime cuando no hay personajes entrañables, como Elmo y Comegalletas.
¿Cómo no pensar el mañana sin repasar la “instrucción”? En ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (campos STEM), en el año 2000, Estados Unidos otorgó 19 mil doctorados y, China, 7 mil quinientos. En el año 2022, China tuvo 51 mil doctorados y, Estados Unidos, 34 mil. Los 50.000 doctorados chinos en STEM en 2022 representan un aumento del 13,7% respecto al año anterior. Los casi 34.000 doctorados norteamericanos en STEM, un crecimiento del 12%. Estos datos reflejan una tendencia a la formación avanzada, especialmente en China, que ha duplicado su producción de doctorados desde 2007 y supera a EE. UU. en este aspecto. A medida que vamos adquiriendo conocimiento, las cosas no se hacen más inteligibles, sino más enigmáticas.
Hay escalones que dificultan acercarse a ese mañana. La venganza, el bochinche, la vanidad, la superficialidad, la desilusión, las intrigas intestinas. En las últimas semanas, escribe André Malraux, durante la guerra civil española, “la lucha entre socialistas de derecha y de izquierda, la oposición de Caballero a un ministerio Prieto” habían sido hostiles. Una nación no necesita solo de orgullo para existir, pero sí necesita algún tipo de vínculo emocional o simbólico que mantenga a sus habitantes conectados y fraternos. El deseo compartido de mejorar es tan valioso como lo son la justicia, la lengua, la moral, la cultura. Las naciones trascienden escribiendo sus biografías en el libro de las acciones y también en el de las proezas.
ML
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