Elecciones 2025

Una campaña nacionalizada, con las propuestas de campaña “abandonadas”

El mundo digital mostró una evolución con los días: comenzó dominando el debate el oficialismo, pero a medida que evolucionaba la campaña dejó lugar a la discusión que imponía la campaña opositora. Con los días, creció Fuerza Patria, aunque en las redes, el mundo más cercano al presidente Milei sigue siendo potente. La expectativa para octubre y la necesidad de discusiones más profundas e interesantes para la comunidad.

Lali haciendo el tres Foto: Cedoc

Las elecciones en la provincia de Buenos Aires siempre funcionaron como un termómetro de la política argentina. Sin embargo, lo que dejó la campaña de 2025, observada desde la conversación digital de los bonaerenses, revela un fenómeno preocupante: la centralidad absoluta del presidente Javier Milei en un proceso que debería estar orientado a discutir la gestión provincial y los desafíos propios del distrito más poblado del país.

Desde ya, este fenómeno no tiene un responsable único. Tanto oficialismo como oposición se encargaron de nacionalizar la contienda electoral desde el momento mismo del desdoblamiento de los comicios (decisión que le valió al gobernador Axel Kicillof el reproche -uno más- de la expresidenta Cristina Kirchner).

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El nombre de Javier Milei domina la nube de palabras más usadas por los bonaerenses en el sprint final de la campaña electoral, acompañado de términos como gobierno, candidatos, votar y campaña. En cambio, los nombres de dirigentes bonaerenses apenas asoman, diluidos en un segundo plano.

Sin dudas, la campaña bonaerense fue nacionalizada. El presidente y su figura polarizadora capturaron el debate, desplazando temas locales como la seguridad provincial, la economía regional o la gestión de Axel Kicillof en general. El electorado discutió a Milei incluso cuando debía debatir la tarea de intendentes o candidatos legislativos. La campaña se transformó en un plebiscito sobre el gobierno nacional antes que en una elección provincial.

La política, como un mero trámite ciudadano

El segundo análisis de la conversación pública de los bonaerenses expresada en redes sociales refuerza la idea de una campaña débil en términos de propuestas.

Según los datos de búsquedas en Google, el 85,7% de las consultas realizadas por los bonaerenses estuvieron vinculadas al padrón electoral: saber si figuraban en las listas y dónde debían votar.

Muy por detrás quedaron las búsquedas sobre “elecciones Corrientes” (11,8%), reflejando el impacto margina de los comicios celebrados el fin de semana pasado en la provincia del norte argentino.

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En valores más que marginales, las consultas sobre candidatos y plataformas políticas se redujeron a apenas el 2,5%.

Este dato debería encender alarmas en todos los espacios políticos (aunque no nos hacemos ilusiones).

La ciudadanía no buscó informarse sobre programas de gobierno, promesas de campaña o nombres propios.

Se limitó a resolver cuestiones administrativas: cumplir con la obligación de ir a votar.

La política quedó reducida a un trámite.

El divorcio entre la conversación digital y la oferta electoral

La nacionalización del debate y la indiferencia hacia las propuestas bonaerenses dejan en evidencia una fractura peligrosa de los argentinos expresada en tierras provinciales.

La política discute candidatos, pero la sociedad busca resolver apenas cómo llegar a la urna.

La campaña no logró instalar debates de fondo sobre salud, educación, seguridad o desarrollo productivo en la provincia.

Más aún: los bonaerenses consumieron la campaña como espectadores de un juego nacional, sin que los referentes locales pudieran torcer la agenda.

La provincia se diluyó en el océano de la política nacional, con Milei como protagonista absoluto.

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Una democracia empobrecida

La democracia necesita ciudadanos interesados en algo más que en cumplir con la obligación de votar.

Cuando la conversación pública se vacía de propuestas y se llena de nombres nacionales, la representación política pierde espesor.

El desafío que deja esta campaña bonaerense es recuperar la capacidad de discutir lo propio, lo que afecta la vida cotidiana de los 17 millones de habitantes de la provincia.

Si la política se resigna a ser solo un trámite, los bonaerenses seguirán votando sin saber exactamente qué votan.

Si la agenda bonaerense poco importó, y menos aún interesaron las propuestas de campaña, indudablemente lo que terminó pesando en la elección provincial fue la denominada “batalla cultural”, o más bien la “batalla ideológica”.

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Libertarios y kirchneristas sometieron a los bonaerenses a un profundo debate ideológico, en donde los sesgos condicionaron la discusión y alimentaron la grieta política.

Poco importaron las necesidades de la provincia de Buenos Aires; o más bien interesaron, pero tamizadas por discusiones nacionales antes que locales.

Quedará como debate para próximas elecciones la necesidad de discutir política de manera federal, sin nacionalizaciones, con debates locales ricos y profundos sobre los temas que importan a quienes pisan el propio terruño.

(cp / ds)