Ya no basta con demostrar quién tiene la razón

Mientras los extremos se enfrascan en un choque de egos, las políticas de Estado de largo plazo quedan cajoneadas.

Cristina Fernández y Javier Milei Foto: Cedoc/Perfil

La historia argentina demuestra que la polarización extrema nos lleva al fracaso a la hora de resolver los problemas reales de la gente. Confrontaciones constantes, acusaciones cruzadas y promesas incumplidas han dejado a la inflación, la inseguridad y la falta de oportunidades como problemas crónicos. Ya no basta con demostrar quién tiene “la razón”: hace falta un proyecto que convoque a todos; el gran desafío argentino.

Mientras los extremos se enfrascan en un choque de egos, las políticas de Estado de largo plazo quedan cajoneadas. Argentina necesita salir de ese círculo vicioso y volver a pensar en políticas que trasciendan la disputa por el poder, que trasciendan a los gobernantes de turno.

Más allá del binomio K–Milei

Ni la hegemonía del kirchnerismo ni la promesa de un liberalismo radicalizado han presentado un plan integral para el desarrollo sostenible. Ambos modelos refuerzan viejas dinámicas que despojan a la ciudadanía de su voz. La tarea ahora es diseñar una propuesta que no encasille a la gente en “ellos contra nosotros”, sino que convoque a todos a una construcción de futuro.

El grito federal como motor de renovación

Un verdadero camino surge desde el territorio: cada provincia, cada pueblo tiene demandas y riquezas propias. El grito federal reclama visibilidad para esas realidades y plantea un diálogo horizontal donde nadie quede afuera. Es tiempo de traducir esa pluralidad en políticas concretas, ancladas en necesidades locales y articuladas a un proyecto nacional consensuado.

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El desencanto y la apatía por las opciones políticas que se presentan como alternativas únicas, evidencian un sistema político agotado. No obstante, esta crisis representa también una valiosa oportunidad para reconstruir estructuras basadas en la transparencia, la rendición de cuentas y una participación ciudadana genuina. No se trata solo de reemplazar figuras, sino de transformar la manera en que vecinos y representantes colaboran para establecer prioridades, construir agendas y asegurar soluciones reales.

La Provincia de Buenos Aires también sufre por la trampa de la grieta. A lo largo de su historia, no se logró concretar ninguna propuesta que perdure y supere al peronismo. Sin embargo, la sociedad bonaerense está permeable y atenta a escuchar opciones distintas, para no caer nuevamente en lo de siempre.

Es tiempo de superar la parálisis de la división y salir de este tiempo electoral donde la apatía deja en claro el nivel de hartazgo creciente ante un sistema político que se pelea y no escucha. Muchos recibimos y entendimos el mensaje.

No ir a votar no es la solución, pero sí puede serlo involucrarse e informarse para que el voto sea de forma consciente. Solo así transformaremos la apatía en energía colectiva y revitalizaremos la política como un instrumento de cambio auténtico.

 

Adriana Cáceres es exdiputada nacional.