Abuso de poder y salud mental: lo que “27 Noches” revela sobre las internaciones judiciales
El film dirigido por Daniel Hendler y protagonizado por Marilú Marini reabre un debate urgente sobre la autonomía y los derechos de las personas mayores. Basada en casos reales como el de Natalia Kohen, la historia refleja cómo, bajo diagnósticos dudosos y decisiones judiciales cuestionables. Expertos advierten sobre los límites legales, éticos y emocionales de estas prácticas.
El estreno de la película 27 Noches, dirigida por Daniel Hendler e interpretada magistralmente por la actriz Marilú Marini y el propio Hendler, como coprotagonista, puso sobre la mesa de debate una problemática social sobre la cual se habla poco, pero se sabe que ocurre más de lo habitual. Y es el que tiene que ver con la decisión que toman los hijos o familiares directos (hermanos, sobrinos, primos) de internar a los adultos mayores de la familia en geriátricos o instituciones neuropsiquiátricas sin su consentimiento, aduciendo, claro está, cuestiones de salud mental o de manejarse o administrarse por sí solos.
Se trata, en definitiva, de situaciones que ponen en jaque tanto al sistema de salud como al judicial y a la propia sociedad, en la que se cuestiona que los ancianos tengan deseos, independencia económica o vida afectiva. Quienes impulsan este tipo de internaciones judiciales esconden, en algunos casos, intereses –en su mayoría económicos– que chocan de lleno con los deseos de libertad, del propio “paciente” que es declarado incapaz.
Tal como se sabe, la película de Hendler se basa en un caso de la vida real ocurrido en 2005. La protagonista de aquella historia es Natalia Kohen, artista plástica y mecenas argentina, quien fue internada judicialmente en contra de su voluntad tras recibir un diagnóstico presuntivo de demencia frontotemporal. Años más tarde, se comprobó que dicho diagnóstico carecía de fundamento científico. Como se recordará, en el polémico asunto también estuvo involucrado un reconocido neurólogo.
Natalia Kohen murió en 2022 a los 103 años, al momento de fallecer no presentaba deterioro cognitivo y vivió de manera lúcida hasta el último día de su vida.
El libro de la película de Hendler se basó, a su vez, en la novela de no ficción homónima escrita por la psicoanalista y escritora Natalia Zito. El caso también se trató en el documental "Yo, Natalia”, de Guillermina Pico, realizado en el año 2009.
Pero más allá de este caso puntual, también se conocieron otros hechos de similares características que también saltaron a la opinión pública. Uno de ellos ocurrió en 2016, y tuvo como protagonista al artista plástico Nicolás García Uriburu. Sus hermanas presentaron un informe médico en el que se le diagnosticaba al genial artista una demencia frontotemporal en el Juzgado Nacional en lo Civil Nº 77. Así fue como la magistrada Gladys Adriana Carminatti falló que García Uriburu no podía disponer de sus bienes –cuentas bancarias y de su obra por ejemplo–, así como tampoco salir del país sin autorización judicial y de lograrla, debería hacerlo acompañado por una persona a cargo. García Uriburu falleció en junio de 2016
Más acá en el tiempo, esta semana se conoció el caso de la histórica locutora radiofónica y de ENTEL, Marita Monteleone, que denunció que su hija quiere internarla en un geriátrico y disponer de sus bienes (ver aparte).
Qué dicen los expertos
“Si bien con la edad tenemos más posibilidades de perder funciones cognitivas, también hay que decir que no es así siempre. La longevidad no es sinónimo de deterioro”, afirmó Mirta Goldstein, doctora en Psicología y presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). “Cuando una persona va perdiendo sus capacidades se va dando cuenta y sufre. Es muy doloroso dejar de existir como persona útil. Esto obviamente causa sufrimiento e impotencia en los familiares. A esto hay que agregar que hay familias funcionales y las hay disfuncionales porque el amor parental y filial no pueden reparar todo”, agregó.
Más adelante en su charla con PERFIL, Goldstein sostuvo que “existen casos en los cuales la angustia entre las generaciones, que es angustia por el recambio generacional, es muy fuerte y conduce a la emergencia de síntomas, frustración y hasta abusos. Si tomamos en cuenta que no hay familia que no atraviese esta congoja, que es en definitiva angustia ante la sexualidad y la finitud, entonces entendemos mejor que se da tanto en padres como en hijos. Es decir, no todas las familias atraviesan y elaboran el desconsuelo intergeneracional de la misma manera y con menos padecer”.
Para la titular de APA, esta película “muestra la intolerancia de las hijas ante la sexualidad, la libertad y la singular elaboración de la muerte de su madre. Tratarla de enferma y querer administrar sus bienes son modos de controlar la angustia que despierta una madre que conserva su deseo de vivir y, principalmente, de vivir según el propio deseo”.
Respecto al rol que cumplen los profesionales de la salud mental, Goldstein aseveró: “No cabe duda de que estas hijas encuentran profesionales dispuestos a aliarse a semejante conducta sintomática.
Los profesionales que vemos el dolor psíquico de ambas partes encontramos, como el psicólogo de la película, mediaciones entre la angustia del longevo y la angustia de los hijos. Lo mejor que puede pasarle a los hijos es tener un espacio donde duelar la vida y la finitud de los progenitores y el propio envejecimiento, ya que cada generación sucede a la anterior y da paso a la subsiguiente. Así es la vida de los seres humanos por ello ante lo efímero, lo transitorio y lo mortal, reaccionamos como podemos y no siempre lo hacemos sin perjudicar a otros. Algunas personas longevas conservan su fortaleza emocional e intelectual y otras se vuelven más vulnerables y dependientes. El afecto familiar hace la diferencia.
Por su parte, Sara Zusman de Arbiser, médica psicoanalista, también integrante de la APA aseguró a este diario que “la ley de salud mental actual impide las internaciones psiquiátricas obligatorias sin consentimiento, salvo en casos de psicosis grave o riesgo evidente”.
Respecto a la valoración de la vejez, Zusman aseguró que “en Japón, se valora a los ancianos como fuente de sabiduría y experiencia; incluso existen programas que los vinculan con niños para fomentar el aprendizaje mutuo. En cambio, en Occidente, se tiende a desvalorizar la vejez y a ‘sacarse de encima’ a las personas mayores, considerándolas poco productivas o una carga”, concluyó.
De capacidades y derechos
Desde el punto de vista jurídico, Juan Bautista Torres López, abogado especialista en Derecho de la Salud, aseguró a este diario que “la capacidad (legal) es la regla general, ya que todas las personas son capaces ante la ley. La restricción de esta capacidad es una excepción que requiere un proceso judicial civil específico, distinto de otras acciones como los amparos de salud”.
Más adelante en la entrevista, Torres López indicó que “el proceso judicial para restringir la capacidad de un adulto no implica una anulación total de sus derechos. Se orienta a establecer apoyos o limitar la capacidad solo para tareas o funciones específicas, buscando siempre preservar la integridad de la persona”.
Por último, el letrado aseguró: “El objetivo principal de estos recaudos es impedir que un tercero (por ejemplo, un familiar) pueda internar a una persona por motivos de salud (como enviarla a un geriátrico) para luego, de forma encubierta e indebida, disponer de sus bienes o hacer uso de su patrimonio, tal como puede ser una vivienda”, concluyó.
Marita Monteleone internada: el conflicto judicial con su hija Malena de los Ríos
La histórica locutora Marita Monteleone atraviesa un difícil momento personal y judicial. La reconocida locutora radial y la mítica voz de ENTEL se encuentra internada desde hace tres meses en el Sanatorio Centro Gallego de Buenos Aires, luego de una cirugía en la rodilla derecha, y denunció que su hija, Malena de los Ríos, busca declararla insana.
En diálogo con el programa A la tarde (América TV), conducido por Karina Mazzocco, Monteleone relató que, pese a contar con el alta médica, no puede abandonar la clínica sin autorización judicial.
“Hace tres meses se me trabó la rodilla y estoy en proceso de rehabilitación. Los médicos me dieron el alta, pero necesito la autorización de un juez, y mi hija habló para que me manden a un geriátrico”, contó.
Según su testimonio, la situación se agravó cuando su hija bloqueó todo contacto y tomó decisiones legales sobre su patrimonio.
“No puedo salir de acá si no tengo la orden del juez y no puedo vender mi departamento si ella no firma. Le pedí que no me perjudique, pero aprovechó mi momento de salud y ahora estoy restringida”, explicó la locutora.
Monteleone aseguró estar en pleno uso de sus facultades mentales y rechazó la posibilidad de ser trasladada a un geriátrico
“No estoy de acuerdo, no quiero ir. Es un puñal, porque la única hija que tengo no me quiere ver. Hace más de un año que no la veo”, lamentó.
La locutora afirmó además que ya fue sometida a una evaluación psicológica y que los profesionales confirmaron que se encuentra bien.
“De acá no me voy a mover hasta que el juez lo dictamine. No quiero que me venga a buscar la policía ni que me lleven a un psiquiátrico”, concluyó.