Desde el 19 de julio se puede visitar en la Sala 21 del Centro Cultural Borges la muestra "Dorothea Lange, la fotografía como testigo incuestionable" curada por Blanca María Monzón, directora del departamento de Artes Audiovisuales del Borges.
Se trata de una selección de 100 imágenes tomadas por la fotógrafa Dorothea Lange, la mayoría de ellas por encargo del Gobierno de los Estados Unidos para documentar la situación social que se vivía tras la gran depresión de 1929.
La obra de Lange trasciende el lugar y el tiempo en que fue realizada, ya que la temática que aborda sigue vigente después de décadas y atraviesa las culturas de todo el mundo.
“Ella es una fotógrafa particular e intuitiva. Se hace mucho caminando por la ciudad, tanto San Francisco como Nueva York”, señala Blanca María Monzón en diálogo con Perfil.com.
“Se construye mirando, decía que la herramienta más poderosa que tiene el ser humano es el ojo y que hay que aprender a mirar sin cámara, ya que el mundo se percibe con toda nuestra cultura, como sujetos sociales”.
Tras haber cursado estudios de arte en la Universidad de Columbia, establece su taller en San Francisco y durante los años 20 recorre el suroeste de los Estados Unidos junto a su primer marido, Maynard Dixon, retratando las costumbres de los pueblos originarios.
Sin embargo, tras el crack financiero y la Gran Depresión del fin de la década su atención se centra en el desempleo, el recrudecimiento de la pobreza y la proliferación de los sin techo en las ciudades.
Desde 1935 viaja documentando la crisis en las zonas rurales del país, donde los pequeños agricultores que huyen hacia las ciudades y la explotación de los trabajadores inmigrantes son moneda corriente.
Ya en los años 40 y tras el ataque a Pearl Harbor registra la deportación de los estadounidenses de ascendencia japonesa, convertidos en virtuales presos políticos y enviados a los campos de concentración de la costa oeste de los Estados Unidos.
Los contrastes entre el discurso oficial y la realidad reflejada en las fotografías de Lange generaron incomodidad en el establishment. Con su lente supo reflejar la contradicción entre el orgullo de pertenencia a una nación y el desamparo y la falta de futuro de los desclasados.
El contexto en que vivió y trabajó fue fundamental para mostrar escenas a veces de desesperación, de resignación otras, y lograr así el reconocimiento posterior de su obra.
Tal vez la mirada particular de la fotógrafa se haya construido a partir de su especial sensibilidad, producto de una poliomelitis padecida durante la infancia. "Fue lo más importante que me sucedió. me formó, me guió, me instruyó, me ayudó y me humilló", dijo años más tarde sobre la enfermedad.
La obra de Lange es descarnadamente actual y es difícil pararse frente a una de sus imágenes sin encontrar paralelismos con nuestros días. Y eso es lo que la hace inmensa.
La muestra puede visitarse en el Centro Cultural Borges, Viamonte y San Martín, CABA, de lunes a sábados de 10.00 a 21.00 y los domingos de 12.00 a 21.00.