Desde el 22 de junio se puede visitar en el Museo Nacional de Arte Decorativo la exposición "El mundo entero es una Bauhaus", en lo que será la primera escala de una muestra itinerante que recorrerá diferentes países.
La muestra, que se enmarca dentro de la conmemoración de los cien años de la fundación de la escuela que revolucionó la forma de pensar la relación entre el arte, el diseño y la vida diaria, expone una serie de objetos originales, fotografías, documentos, publicaciones y maquetas realizados entre 1919 y 1933.
Así como la producción de la escuela es inabarcable, su influencia posterior en el diseño industrial y gráfico, la arquitectura y en otras ramas del arte es imposible de calcular, ya que hay conceptos surgidos en la Bauhaus que en la actualidad están tan incorporados al imaginario colectivo que su origen se desconoce.
Desde un principio, Walter Gropius, fundador de la escuela y autor del manifiesto, planteó la necesidad de que cada estudiante aprendiera un oficio artesanal, lo que llevó al debate interno sobre si se debía optar por el trabajo individual o el diseño para la industria. Finalmente, a partir de 1923 primó la idea de que arte y técnica constituyen una unidad y se comienzan a crear prototipos para su producción en serie.
"El artesano y el artista debían trabajar en forma conjunta en una gran construcción de una misma obra. No se trataba de trabajar meramente sobre una arquitectura, sino en una nueva sociedad, una nueva comunidad", explica Boris Friedewald, curador de la exposición, sobre "la obra de arte total", idea que constituía el eje conceptual de la Bauhaus.
"La pedagogía radical empezaba en el curso preliminar y trataba de explorar la propia creatividad, liberando a los alumnos de las convenciones y preconceptos estilísticos predominantes, pero también, en forma más concreta, no pretendía generar artistas que estuvieran desvinculados de la parte artesanal sino que había profesores que ponían el foco en el aspecto artístico y otros en el técnico", señala Friedewald.
La escuela tuvo un importante rol social en la década de 1920, cuando desde la dirección se exigía dar prioridad a las necesidades populares en lugar de las necesidades del lujo. Esto, sumado a las ideas de diseño aplicadas a la arquitectura y a los objetos de uso cotidiano que se resumían en la frase "la forma sigue a la función", dio como resultado un grado de innovación y eficacia difícilmente igualado.
"Se quería diseñar nuevos productos que sirvieran a una nueva sociedad, a un nuevo hombre. Lo que no se sabía muy bien es cuál debía ser el aspecto que tendría ese nuevo hombre" comenta Friedewald. "Los miembros de la Bauhaus eran de alguna manera los primeros ejemplares de este nuevo hombre y lo demostraban a partir de actitudes controvertidas para la época, como cortarse el pelo de forma extravagante, hacer sus propias ropas sin respetar la moda, bañarse desnudos en los lagos".
"Sin este tipo de comunidad, la escuela no habría podido funcionar. Para Walter Gropius no se trataba sólo de una institución educativa donde alumnos y docentes estudian e investigan, sino que además se trataba de una forma de ser, una forma de vida. Por eso, al terminar las clases también compartían el tiempo libre, tenían debates, discusiones, conferencias, charlas, hacían fiestas, y en ese sentido se pensaba a la Bauhaus como algo que abarcaba todos los aspectos de la vida", concluye el curador.
Ese espíritu de experimentación constante fue el que hizo que la Bauhaus dejara un importante legado en disciplinas tan variadas como arquitectura, diseño industrial, tipografía, fotografía y diseño gráfico, entre otras, aunque también fue el que la hizo objeto de un asedio político que la llevó a cambiar de sede y finalmente a cerrar sus puertas.
"El mundo entero es una Bauhaus" es posible gracias al Instituto para las Relaciones Culturales Internacionales de Alemania y al apoyo de la Embajada de Alemania y del Goethe Institut.
En el marco de la muestra se realizarán charlas, talleres y actividades paralelas. El artista, docente e investigador de arte moderno y contemporáneo Marcelo Gutman ofrecerá talleres de origami en base a los ejercicios del curso preliminar de la Bauhaus de Josef Albers, y de fotografía experimental de László Moholy-Nagy los sábados 23 y 30 de junio y 7 de julio de 15.00 a 18.00.
La exposición se puede visitar en el Museo Nacional de Arte Decorativo, Av. del Libertador 1902, con entrada libre y gratuita hasta el 12 de agosto, de martes a domingo de 12.30 a 19.00. Luego seguirá en itinerancia por México y Berlín, en donde se conmemorará en abril del año que viene el centenario de la fundación de la escuela.
