La galería Zurbarán exhibe hasta el 7 de agosto obras de Stephen Koekkoek, artista de familia holandesa, nacido en Londres en 1887 y que vivió en la Argentina desde 1915, donde desarrolló su mayor producción artística.
Durante 20 años de carrera realizó unas diez mil obras, llegando a pintar varios cuadros a la vez, trabajando a gran velocidad y sin modelos.
Siguiendo el recorrido de su obra se percibe el paso de una etapa de carácter impresionista, con una paleta atemperada, hacia un período casi expresionista con contrastes violentos, en el que las pinceladas son más gruesas, los colores intensos y las densas capas de pintura se superponen unas a otras.
No es ajeno a este cambio la adicción al alcohol y la cocaína de Koekkoek, que comenzó a raíz de una profunda depresión en la que entró tras el suicidio de su amigo, el poeta y periodista colombiano Jorge Uribe Escobar, en 1919.
Koekkoek fue descendiente de una familia en la que hubo pintores por más de cuatro generaciones. Su padre tenía una galería de arte en Londres y viajaba con frecuencia a los Países Bajos donde trabajaba con otros miembros de la familia.
En ese contexto creció Koekkoek hasta que su padre murió en 1909. Decidió entonces viajar a Sudamérica y tras intentar establecerse sucesivamente en Bolivia, Perú y Chile, en 1915 llegó a nuestro país.
En Mendoza, donde residió durante un año, expuso obras en las que incluyó paisajes de Holanda y de la Cordillera de los Andes. El paisaje de la provincia cuyana lo cautivó de forma tal que fue objeto de sus pinturas durante años.
En 1916 expuso en Buenos Aires por primera vez en una muestra en la que aparecen los temas las marinas y los viejos puertos de Londres y los Países Bajos, que son los temas que lo acompañaron durante toda su trayectoria.
Durante la primera mitad de los años 20 pudo ganar dinero con su obra, a la que también utilizó como moneda de cambio: era frecuente que pagara pensiones, hoteles y su consumo en los restaurantes con sus cuadros. Aún así, en 1925 el Estado Argentino le compró una obra para regalarle al Príncipe de Gales durante su visita a Buenos Aires.
En 1926 fue detenido frente a los Tribunales de Buenos Aires intoxicado con droga y alcohol al borde de la demencia y se lo internó en un hospital psiquiátrico (el actual hospital Borda) durante tres meses, donde se le permitió seguir pintando. Muchas de las obras realizadas durante su internación fueron compradas por médicos de la institución.
Cuando recuperó la libertad, era frecuente que destruyera muebles y puertas de las pensiones donde se hospedaba para utilizar las maderas como soporte para sus pinturas. En esta etapa aparecieron "Los Cardenales" y "Las procesiones", dos de los temas que formaron parte de sus obras más dramáticas.
Koekkoek murió a los 47 años en la habitación de un hotel en Santiago de Chile a causa de un paro cardíaco que le provocó una sobredosis de morfina mezclada con alcohol.
La galería Zurbarán exhibe obras de Koekkoek hasta el 7 de agosto en Cerrito 1522 de lunes a viernes de 10.30 a 21.00 y los sábados de 10.00 a 13.00.